Una pareja mirando el mar. Estudios sobre la fertilidad del hombre y la mujer / PIXABAY

Una pareja mirando el mar. Estudios sobre la fertilidad del hombre y la mujer / PIXABAY

Vida

El hombre, el gran olvidado en los procesos de infertilidad

Pese a que son el origen del problema en idéntico porcentaje a las mujeres, la medicina reproductiva se centra, de forma mayoritaria, en las féminas

11 abril, 2021 00:00

Las clínicas de fertilidad en España no han dejado de crecer. Ni siquiera la pandemia ha aminorado su actividad. El 17% de las parejas españolas (alrededor de 800.000 personas) tienen problemas para concebir un bebé. Según datos estadísticos, en el 40% de los casos el problema se encuentra en la mujer; en el otro 40%, está en el hombre. El 20% restante corresponde a la infertilidad de origen desconocido. Pese a que tanto hombres como mujeres son el origen del problema de fertilidad en idéntico porcentaje, en la medicina reproductiva los esfuerzos se centran, de forma mayoritaria, en la mujer. Por ello, hay, todavía, gran desconocimiento alrededor de los problemas de fertilidad que rodean al hombre.

¿La edad no afecta a la calidad del semen?

Uno de los mitos que circula alrededor de la fertilidad masculina es que la edad no afecta en absoluto a su capacidad reproductiva. “Al principio se pensaba esto, pero no es cierto. Hay estudios que indican que a según qué edad se empiezan a dar alteraciones en el esperma. Lo que sucede es que no es como en la mujer, donde la calidad y la reserva ovárica empieza a disminuir sobre los 35-40, sino que en el hombre han empezado a darse más alteraciones a partir de los 55 años. Es progresivo, cuanto más mayor sea el hombre, peor”, explica el Doctor Carlos Dosouto, especialista en medicina reproductiva en la Fundación Puigvert.

Las pilas proporcionan energía suficiente para el funcionamiento de dispositivos de diagnóstico los test de embarazo

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La edad no es, claro, la única causa. “Que la vida que llevamos afecta negativamente a la fertilidad es un hecho, porque cada año aumentan los casos de infertilidad masculina y femenina. Y cada año se realizan más tratamientos de fertilidad en todo el mundo”, manifiesta la embrióloga Antonia González, directora en Onet.

Tabaco, alcohol y drogas

Cuando ahondamos en los problemas de fertilidad del hombre, es, para el Doctor Dosouto, “importante distinguir entre los que pueden venir de forma congénita, de nacimiento, y los adquiridos, que puede ser por múltiples factores, sobre todo por factores externos ambientales”. En este segundo grupo entraría la infertilidad causada por “tabaco, alcohol, hábitos de vida nocivos y obesidad. Cada vez detectamos más problemas de fertilidad causados por la obesidad masculina.  En pacientes con obesidad y sobrepeso se dan una serie de cambios hormonales en la grasa, en el tejido adiposo del cuerpo, que afectan al semen y a la calidad seminal y, por tanto, también a la fertilidad y a la calidad de la erección y de la libido”, aclara este médico de Fundación Puigvert.

No es, claro, la única causa. “La medicación que se toma para enfermedades crónicas también afecta. Si bien no se han hecho estudios que demuestren que este tipo de medicación tenga algo que ver en la infertilidad, en la consulta sí vemos que probablemente la infertilidad y la medicación crónica estén muy relacionadas. Por ejemplo, todo lo que son psicofármacos o medicación psiquiátrica, antidepresivos, etcétera, que sobre el papel no afectarían, hemos visto que en pacientes que los toman, se dan claras alteraciones en la movilidad de los espermatozoides”, señala este experto en reproducción asistida.

Las adicciones a las drogas, alcohol, tabaco y fármacos han aumentado durante el Covid / EP

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Las drogas son, también, un freno en seco a la fertilidad. “Las drogas, como la marihuana, con un uso importante -y aceptado- entre la población, afectan bastante. Es curioso porque cuando los interrogas en consulta le restan importancia a su consumo, pero la realidad es que es la causa de muchos problemas de infertilidad masculina”, admite el médico de la Fundación Puigvert. “Mucha población joven, que teóricamente es joven y sana, tiene un hábito tabáquico, de marihuana, y de consumición de alcohol. Está comprobado que los grandes consumos de alcohol destilado influyen mucho en la fertilidad. No es lo mismo tomar una copa de vino al día, que no sería tan perjudicial, o una cerveza al día, como por ejemplo los fines de semana una borrachera de destilados, de cubatas. Un consumo muy elevado de alcohol de forma muy puntual es mucho más perjudicial que ir tomando una copa de vino al día”, confirma el experto en medicina reproductiva, Carlos Dosouto.

El estrés, el invitado incómodo

El estrés también es, como se ha comprobado ya en el caso de las mujeres, otro invitado incómodo para la fertilidad masculina, e impide en muchos casos concebir un bebé.

“Debemos pensar que, al final, el estrés para el cuerpo siempre es perjudicial, sobre todo para el hipotálamo. Esta estructura cerebral interpreta qué nivel de estrés tenemos, cuántas horas de sueño tenemos al día, etcétera. Sabe cómo estamos y si lo que le dicen las señales es que no estamos bien, que estamos en una situación de alarma o de alerta, acaba interpretando que no estamos en condiciones de procrear, y hace que reservemos la energía para otras cosas”, apunta Dosouto.

El Google Maps del semen

Por ello, cuando una pareja pisa por primera vez una consulta de reproducción asistida, es fundamental “hacer al hombre un buen interrogatorio, preguntar sobre el tipo de vida, consumo de drogas, de fármacos, antecedentes familiares -la infertilidad también puede ser hereditaria por alguna mutación genética-, antecedentes patológicos, si en la infancia tuvo alguna operación, alguna cirugía en los testículos. Después vienen las pruebas. Lo correcto sería hacer una buena exploración al hombre, que esto en muchas clínicas no se hace. A la mujer se le hacen muchísimas pruebas y al hombre, normalmente, un seminograma. Esta prueba es como si fuera el Google Maps del semen. Ahí se miran parámetros generales, cuántos espermatozoides hay, qué forma tienen, cómo se mueven. Es información muy útil sobre todo para ver grandes alteraciones. Pero a veces hay parejas que necesitan un estudio añadido, un estudio genético del semen y también del hombre, además de un estudio hormonal”, sostiene el doctor de la Fundación Puigvert.

Una esperma fecundando un óvulo

Una esperma fecundando un óvulo

“En los centros de fertilidad vemos que una alta fragmentación del ADN espermático reduce la fertilidad del hombre, incluso aunque aparentemente la cantidad y movilidad del esperma sea la perfecta. Por eso es importante recalcar que debemos rodearnos de buenos profesionales para que sepan valorar si son necesarias más pruebas en el hombre, porque con un seminograma nos quedamos con mucha información sin saber”, coincide la embrióloga Antonia González. “La fragmentación espermática de ADN tiene un papel importante en la fertilidad ya que esta rotura del ADN puede causar fallos de fecundación del óvulo, puede provocar menor tasa de implantación del embrión e incluso aumentar la tasa de abortos naturales en la mujer, por lo que es un dato para tener muy en cuenta cuando vamos a buscar ese bebé”, añade.

“Hay diferentes factores que generan esa fragmentación, por ejemplo, una alta temperatura testicular predispone a una mayor fragmentación del ADN espermático, y esto sucede cuando el testículo pasa horas pegado al cuerpo (si estamos muchas horas sentados, o llevamos calzoncillos apretados), el someternos a un calor externo, como una sauna, tampoco favorece la fertilidad masculina, si además partimos ya de unos niveles elevados de fragmentación”, inciden desde Onet.

Grados de infertilidad

Como en otras muchas cosas, en infertilidad hay diferentes grados. “Hay infertilidad leve, en la que a veces simplemente con cambios de estilo de vida, vitaminas y recomendaciones puede mejorar. Hay infertilidad moderada en la que la pareja necesitará que hagamos una inseminación artificial y ya hay casos de infertilidad severa o grave en la que solo podrán conseguirlo con una fecundación in vitro. Hay casos de infertilidad tan severa que será imposible concebir hijos con el semen del cónyuge y tendremos que recurrir a un donante. En casos de azoospermia, en la que cuando el hombre eyacula no salen espermatozoides, podemos abrir el testículo como si fuera un libro y buscar espermatozoides. A veces los espermatozoides son inmaduros, pero se puede conseguir un embarazo. Escogemos la opción in vitro y tenemos unas tasas de embarazo en estos casos de un 20-25%. Vale la pena intentarlo, el semen de donante es el último recurso”, opina Carlos Dosouto.

Impacto psicológico

El impacto psicológico que puede tener la infertilidad en el hombre “muchas veces pasa desapercibido porque muchas veces nos olvidamos de él. Sólo se mira el seminograma y ya está. Y realmente cuando te paras a preguntarle a él  --'oye, ¿cómo te sientes? ¿Cómo estás? ¿Cómo ha afectado esto a vuestra relación de pareja? ¿Cómo tienes la libido, tu deseo sexual?'--, habitualmente el hombre se siente un instrumento y está cansado de que le digan qué día debe tener relaciones sexuales. Es el gran olvidado. Sin embargo, calculamos que a alrededor del 30% de los hombres que pasan por un proceso así les afecta psicológicamente”, lamenta el especialista en reproducción asistida Dosouto.

Laboratorio de investigación con óvulos de mujeres / EUGIN

Laboratorio de investigación con óvulos de mujeres / EUGIN

Enfrentarse a una donación de esperma es uno de los puntos más difíciles. También, el momento de aceptar una ovodonación en el caso de las mujeres. El doctor Carlos Dosouto lo detecta diariamente en consulta. “Depende mucho de la cultura. En la cultura española en general se acepta bien, aunque se pasa por un duelo genético previo. Las mujeres tardan unos 7-8 meses en aceptar la ovodonación desde que se la proponen. Los hombres españoles también lo aceptan de forma bastante rápida. Somos una cultura bastante abierta. Sin embargo, hay muchos pacientes de la cultura árabe, del norte, de África o de otros lugares que vienen a España, que no aceptan la donación de semen por causas religiosas y culturales”.

Si algo está claro es que afrontar médicamente la infertilidad masculina es más sencillo que solucionar problemas de infertilidad en la mujer. “El óvulo es la célula más grande del cuerpo e interviene muchísimo en la reproducción. El óvulo aporta la información genética y toda la maquinaria para que el embrión se desarrolle los primeros días e implante. El semen aporta la información genética del padre. Con lo cual cuando hay un problema en la mujer es mucho más elaborada la solución. Tenemos que controlar a nivel hormonal a la mujer, a nivel de respuesta ovárica, de la calidad de los óvulos, todo es más complejo. Por eso está desarrollado la fertilidad mucho más alrededor de la mujer. Pero esto no debe ser un pretexto para que el hombre sea el gran olvidado del proceso”.