En un mundo con tendencia a la etiqueta, acotar por generaciones ya es todo un clásico del primer mundo. Por ello, seguro sabrás quién son los niños de la posguerra: los Baby Boomers, la Generación X y los Millenials. Cada generación ha sido debidamente bautizada por los investigadores, que han estudiado su comportamiento y definido sus características comunes.
Sin embargo, sentimos decirte que la Generación Y, la de los Millenials o aquellos nacidos entre 1981 y 1993, ya no es la última generación etiquetada, ni, por supuesto, la más tecnológica. Ya están aquí los nacidos a partir de 1994: la Generación Z, o la también llamada Generación Like, la primera formada por verdaderos nativos digitales.
Casi tres horas al día en Instagram
Según un estudio elaborado por Qustodio, plataforma de seguridad y bienestar digital para familias, se estima que el tiempo que pasan los menores en redes sociales ha aumentado en torno al 100% durante el último año, llegando al 200% durante los meses de cuarentena. Entre las aplicaciones en las que más tiempo pasa la Generación Z, destaca TikTok, cuyo tiempo de uso en todos los mercados casi se ha duplicado en sólo nueve meses.
Los menores de Estados Unidos y Reino Unido pasan en esta red social una media de 82 minutos diarios, siendo la aplicación en la que más tiempo navegan. No sucede lo mismo en España, donde la aplicación estrella sigue siendo Instagram.
El 'like' como razón de ser
“Esta generación ha crecido de la mano de las redes sociales, son nativos digitales, están hiperconectados y para ellos lo virtual llega a tener la misma o, incluso, mayor importancia que la vida real. Están acostumbrados a la rapidez, necesitan que la acción-reacción sea instantánea, su red favorita es Instagram y los likes, su razón de ser”, señala Eduardo Cruz, CEO de Qustodio.
En un mundo en el que cada día se dan más de 4.000 millones de likes en Instagram, el me gusta “es símbolo de valor, de reconocimiento y de éxito, por lo tanto, cuántos más likes consigue alguien, mayores recompensas obtiene para su autoestima. La satisfacción que siente un joven al recibir un like es casi la misma que la que se obtiene al recibir dinero”, sostiene Eduardo Cruz. De ahí a la adicción hay un paso.
El camino a la recompensa
“La adicción es el camino a la recompensa, a lo que quieren conseguir, es una subida de dopamina. Las redes sociales están diseñadas para provocar en la mente centros de recompensa cada vez que ves una notificación o un me gusta, son, literalmente, adictivas como la droga”, afirma Cruz.
Para Julia Javkin, psiquiatra en Clínicas CITA, dedicadas al tratamiento de adicciones, el uso masivo de redes sociales entre adolescentes puede entrar dentro de la normalidad, ya que “hay que entender que esta generación utiliza las redes sociales para vincularse con sus pares, para comunicarse y generar amistades de esta manera. En esta etapa de la vida se tiende a buscar identificaciones con pares o con personas idealizadas, constituyendo así grupos de pertenencia.
La división entre la vida digital y la real
El reconocimiento y aprobación suele ser algo deseado por cualquier adolescente”. Reconoce que, dependiendo del grado de “intensidad y carga emocional atribuida a los likes, muchas veces puede generar cierto malestar y tener un impacto directo en la autoestima y en la percepción de la autoimagen”. Eduardo Cruz, de la aplicación de control parental en internet Qustodio, cree también que “para los nativos digitales no existe una línea divisoria muy clara entre lo digital y la vida real, sus redes son su punto de encuentro y su identidad.
Cuando no reciben el reconocimiento que quieren en las redes sociales, no se sienten parte del grupo. Esto puede llegar a convertirse en una obsesión y aumentar los niveles de ansiedad e incluso desembocar en una depresión”.
Los efectos de la adicción a las redes
¿Cuándo podemos considerar que el uso de redes sociales de un adolescente se ha convertido en adicción? Pese a que la adicción a redes “no puede simplificarse a un número de horas de conexión, existen consensos que acuerdan que más de cuatro horas en pantalla es un claro signo de alarma”, explica la psiquiatra Julia Javkin.
Según una encuesta realizada por la Royal Society for Public Health de Reino Unido, uno de cada cinco jóvenes se despierta de madrugada para comprobar sus redes sociales. Esto, claro, genera trastornos de sueño. No se trata, sin embargo, de la única consecuencia. Los efectos pueden ser variados, de intensidad leve a grave, incluyendo desde ánimo triste, irritabilidad, ansiedad, bajo control de impulsos, falta de habilidades sociales, menor rendimiento académico, abandono escolar y/o deportivo, baja autoestima, conductas auto o heteroagresivas…”, detalla la psiquiatra de Clínicas CITA.
Estudian nuevas ciberpatologías
“El mes pasado realizamos desde Qustodio un estudio sobre ciberpatologías y nos dimos cuenta de que muchos de los jóvenes que invierten demasiado tiempo con sus móviles pueden llegar a desarrollar trastornos como el TDAH, ya que muchas veces llegan a ser ajenos a la realidad.
Además, el uso de redes sociales está demostrando que puede causar un incremento de problemas de salud mental, como ansiedad o depresión, falta de autoestima e incluso el desarrollo de adiciones. De hecho, algunas redes sociales como Instagram están tomando ciertas medidas como ocultar el número de likes de cada foto, con el objetivo de disminuir esos riesgos”, apunta el CEO de Qustodio.
Las recomendaciones de los expertos
Para evitar llegar a un problema de adicción a este nuevo símbolo de reconocimiento, es importante que los progenitores ayuden al menor a “consolidar una personalidad con bases sólidas, que le ofrezcan un apego seguro, que validen sus logros, que eviten la humillación. Si lo hacen, los likes serán un pilar más, una manera de vincularse, pero no el único elemento que construya su autoestima”, piensa la doctora Julia Javkin.
Además, añade la importancia de controlar que los menores “no falseen datos y accedan a redes sociales antes de los 13 o 14 años, dependiendo del mínimo de edad que impone cada una” y recomienda “filtrar a qué contenido acceden y poder prevenir, así, cualquier tipo de abuso, ciberbullying o cualquier contenido inapropiado”.
El deber de marcar pautas
Para el CEO de Qustodio, que ofrece una herramienta que ayuda a organizar los tiempos en internet de la familia, “más que la edad, lo importante es una madurez digital y un conocimiento de los riesgos y ventajas que pueden entrañar. Al final, es el mal uso de las redes sociales lo que puede provocar problemas, ya sea psicológicos o externos”.
Por eso, cree que evitar la adicción a las redes sociales “se consigue poniendo límites, marcando pautas y horarios”. Además, insiste, “es importante que los padres prediquen con el ejemplo”.