El miedo siempre ha sido muy rentable para algunos. Una especie de industria, con repercusiones económicas mundiales, al frenar de entrada el turismo y las exportaciones. Es el caso de la infección por coronavirus. Diagnóstico: la exageración informativa ha creado una especie de paranoia llamada chinofobia.
Los expertos sanitaros de los gobiernos y de la OMS combaten con datos oficiales y razones esta mezcla de racismo y xenofobia contra la comunidad china, que se ha propagado más rápidamente que el virus.
Comparaciones ignoradas
China cuenta con una población de 1.387 millones de habitantes, unos 1.340 millones más que España. La incidencia de la enfermedad allí es del 0,0032%. A este ridículo porcentaje se añade que son muchos más los enfermos que se curan que los que mueren. La tasa de mortalidad es del 2,6%, no llega a tres personas fallecidas por cada cien diagnosticados.
Más comparaciones ignoradas. La gripe infectó en 2019 en España a 800.000 personas, 52.000 fueron ingresadas y 15.000 murieron. El sarampión costó 140.000 vidas el año pasado a nivel mundial, y las de enfermedades infecciosas de transmisión sexual, tuberculosis, hepatitis viral, malaria y otras tropicales matarán en 2020 a 4 millones de personas.
Liderazgo sanitario-económico
Los especialistas, con el presidente de la OMS, Tedros Adhamon, en cabeza defienden que China está más preparada en tecnología y recursos que la mayoría de países para afrontar una epidemia como esta. En diciembre ya sabía el ADN y el tipo de coronavirus. “Asombra la construcción de dos hospitales en 10 días para atender a miles de personas”, alaban en el Ministerio de Sanidad.
El gigante asiático está en el top de la medicina mundial, según el Índice Mundial de Desarrollo Humano (IDH). Ha tenido candidatos al Nobel de Medicina y sus especialistas destacan en congresos científicos internacionales. China representa el 23,9% del PIB mundial y el 30% del volumen de las exportaciones. "Estamos hablando de algo muy serio. No dejarán que se les caiga la economía por un virus", sostiene el consultor sénior Lucas Miguel Gurrea.
Pánico y odio
“Hay que combatir el pánico innecesario”, reitera Silvie Briand, directora de enfermedades pandémicas de la OMS. Pero la chinofobia ha saltado a una veintena de los 200 países del mundo.
Abanderan el odio los vecinos asiáticos Filipinas, Indonesia o Vietnam. En Italia atentaron contra un grupo de turistas. En el metro de París una ciudadana china sufrió una agresión. España también se ha sumado con ejemplos como la prohibición a un grupo de estudiantes de entrar en un bar en Huelva.
Cuarentena en Usera
Los informativos televisivos no cesan en dedicar buena parte a conexiones con Usera, el barrio madrileño conocido como el Chinatown español, por albergar la comunidad más numerosa. Los vecinos chinos empiezan a estar hartos de cámaras y de chistes fáciles. Se han organizado en las redes sociales para denunciar el racismo que sufren por el estigma de esta enfermedad, real y ante la que hay que protegerse. Tratan de prevenir el rechazo bajo la etiqueta #yonosoyunvirus.
Algunos viajaron para la celebración del Año Nuevo Chino, que concluirá este domingo. Cuentan que, a su vuelta, por si hubieran contraído allí el coronavirus, se han sometido a la medida preventiva más eficaz, el aislamiento voluntario o cuarentena en casa. Una decisión con repercusión económica para sus humildes comercios y familias que viven de ellos.
Menos clientes y ventas
Los restaurantes de comida asiática han visto descender sus sus clientes y las típicas tiendas baratas también registran menos ventas. “Repetimos que ni siquiera hemos viajado a nuestro país natal en años y que todos productos utilizados son de origen español”, asegura Ling, dueño de un acreditado restaurante en el madrileño barrio de Salamanca. Hoy, semivacío, apenas tiene reservas para San Valentín.
La paranoia llega a nivel particular. “No sé si no habré pillado un coronavirus de esos”, se oye a la primera tos o síntoma del vulgar trancazo o gripe tan típicos de estas fechas. Hay médicos que contribuyen en las consultas al indagar protocolariamente sobre un catarro. “¿No habrás estado en China últimamente…?”.
Turismo tocado
Junto a la suspensión del Mobile, el virus hace mella en el turismo en general con una masiva cancelación de vuelos. El año pasado llegaron a España casi 900.000 de los 150 millones desplazados por todo el mundo. Son visitantes que, según datos oficiales, gastan una media de 2.563 euros frente a 1.052 de un turista alemán o 651 euros de un francés.
China fue en 2019 un destino elegido por 160.000 españoles, con un crecimiento anual del 8%. La paranoia lo ha frenado. Quizá solo de momento.