Un hombre yace en el suelo herido con una navaja tras una pelea en Canovelles

Un hombre yace en el suelo herido con una navaja tras una pelea en Canovelles

Vida

Disturbios de Canovelles: un piso okupa prendió la mecha

Vecinos magrebíes del municipio se han enzarzado con familias gitanas: la policía teme que cuchillos y palos dejen paso a pistolas tras tres noches consecutivas de algaradas

8 octubre, 2019 00:00

Un piso okupa. Este es el núcleo de las investigaciones de los disturbios de Canovelles (Barcelona), que tiñeron de rojo el municipio el fin de semana, dejando tres personas heridas graves, y cuyas consecuencias se dejaron ver y oír el lunes, con nuevas algaradas nocturnas en la localidad.

El caso judicial de la sucesión de reyertas, manifestaciones y peleas está bajo secreto de sumario. No obstante, fuentes policiales indicaron a este medio que la principal línea de pesquisas es una riña por el control de una vivienda okupada. "Canovelles era una pueblo relativamente tranquilo. Diverso, sí, pero sin graves problemas de convivencia pese al reto que supone vivir puerta a puerta con 62 nacionalidades distintas", han indicado las voces consultadas. "Ello ha cambiado con la llegada de grupos de jóvenes magrebíes. Se están disputando el control de los pisos okupados con algunas familias de etnia gitana. Esta fue precisamente la mecha que prendió el virulento conflicto que dura hasta hoy [por ayer lunes]", han agregado. ¿Drogas? "Descartado a priori", apuntan.

Miedo al uso de armas de fuego

Agentes de los Mossos que lidian con el conflicto admiten que hay "miedo". ¿A qué? "No es desconocido que en algunos domicilios de Canovelles hay armas de fuego. Históricamente las ha habido: esto es así. Por lo que entre las patrullas hay el temor a que se saquen y la riña acabe a tiros", han explicado en conversación con Crónica Global. Por riña se refieren a un primer encontronazo el viernes por, presuntamente, el control de una casa okupa, y que acabó con agresiones con armas contundentes. Que derivó en tres apuñalamientos --las víctimas continúan en estado grave-- el sábado por la tarde y una tensa manifestación de magrebíes pidiendo justicia el domingo. Ayer lunes hubo nuevos incidentes dispersos por la noche.

Vecinos y mossos se acercan tras la pelea en Canovelles

Horas antes, el domingo, se informó de que varias familias de la comunidad gitana habían huido del municipio. Algunos de ellos lo negaron ayer rotundamente a este medio. "Es falso. No se nos ha echado de Canovelles. No nos vamos a ninguna parte", subrayaron. Cualquiera que fuere su versión, lo cierto es que durante el segundo encontronazo del fin de semana el sábado por la tarde tuvieron que acudir agentes del Área Regional de Recursos Operativos (Arro) de los Mossos d'Esquadra a separar a los grupos de vecinos. También se activaron los helicópteros de la policía autonómica y el del Sistema de Emergencias Médicas (SEM). La situación rozó el conflicto civil a gran escala. La Arro volvió a desplegarse el lunes por la noche para taponar encontronazos aislados.

Llegada de los Mossos en Canovelles tras la pelea

"Un pueblo que convive"

Por la mañana, David Rodríguez, concejal delegado de civismo y convivencia y relación con los barrios y las asociaciones quiso resaltar en conversación con este medio que "Canovelles es un pueblo diverso que convive".  El edil socialista puso en valor el trabajo del consistorio para asegurar la armonía entre comunidades en esta localidad cercana a Barcelona. "No se puede atribuir a unos u otros el origen de la pelea. Más que nada porque aquí vive gente de todo el mundo y históricamente no se han registrado problemas graves", explicó.

Protesta delante la comisaria de Canovelles

Según él, los incidentes a gran escala del fin de semana y esporádicos del lunes se originaron por "un acto criminal puntual y localizado que está bajo investigación de los Mossos d'Esquadra". El electo del PSC se remitió a la labor de la policía autonómica, aunque sí admitió que se baraja la hipótesis de un "tema inmobiliario" en el origen del "acto delictivo concreto", como confirmaron las fuentes policiales a este medio. En cualquier caso, Rodríguez recordó que ayer lunes "ya no hubo manifestaciones", aunque sí se celebró una junta local de seguridad en la que políticos y efectivos policiales intercambiaron información y se coordinaron para evitar nuevos fogonazos violentos en Canovelles.

Pese a ello, horas después los Mossos tuvieron que atajar peleas dispersas en el núcleo habitado por 16.000 vecinos.

"Nunca vi nada igual"

También de guardia permanecía ayer Cherif Aidara. El presidente de la asociación Dahira Chamsou Dina, a la sazón lugar de culto en el municipio, admitió que "nunca" ha visto "nada igual" en los años que lleva en Canovelles. "Me mudé en 2004 a este pueblo. Desde entonces tengo una estima especial por el mismo y sus gentes. Cerca de Dahira, dedicada a la comunidad procedente del Sahel, tenemos un locutorio regentado por magrebíes. Con ellos el buen rollo es absoluto", admite. Aidara reside cerca de la calle Sèquia, la zona cero de los disturbios del municipio. "Gente que conozco está implicada. Es muy triste", reconoce.

Quizá por ello, el líder civil y religioso es uno de los que ha intercedido para poner paz. "El sábado me calcé, me vestí y fui puerta a puerta a pedir a la gente que mantuviera la calma y no acudiera a las manifestaciones", explicó. Su labor se sumó a la que hicieron los técnicos, autoridades políticas y jefes policiales. Todos ellos trataron de desactivar el conflicto el lunes. "Tranquilidad absoluta hasta la noche, cuando se ha liado", describió una fuente policial. El día anterior, a la luz del día, sí se vio anormalidad, cuando durante la celebración del mercadillo de Canovelles, histórico y uno de los más importantes de Cataluña, se vio como faltaban muchas paradas regentadas por personas de etnia gitana. "

"Hubo un conato de estallido entre comunidades, pero se ha podido zanjar. Esperemos que no vaya a más", desea Aidara.