No son policías, pero como Jusapol, también quieren la equiparación. Los médicos internos residentes (MIR) catalanes han lanzado una campaña para dignificar el periodo de trabajo formativo en la comunidad autónoma e igualarlo al del resto de España. Su demanda es muy clara: "Cobrar las horas extra que trabajamos y no se nos pagan".
Abandera la campaña Javier Farelo, facultativo de apenas 27 años pero con claras ideas. Trabaja y se forma en el Hospital Mútua de Terrassa (Barcelona), y ha creado una iniciativa on line [consultar aquí] que ha recabado más de 2.400 firmas en pocas semanas. En conversación con este medio, expone la desigualdad que sufren los galenos en la región. "El MIR es un periodo formativo remunerado que va desde el final de la carrera a la vida laboral real. Es un aprendizaje gradual. Pues bien, en el resto de España los horarios son de 8:00 horas de la mañana a 15:00 horas. Sin embargo, en Cataluña se termina a las 17:00 horas, con todo lo que ello conlleva", explica el profesional.
Horas 'gratis' y más responsabilidad
Lo que conlleva las dos horas extra diarias (10 semanales) regaladas a los centros sanitarios catalanes son varias cosas. "La primera, es que no las cobramos. Puede parecer una nimiedad, pero la sociedad debe saber que el salario base de un médico interno residente no llega a los 900 euros limpios", lamenta Farelo. La segunda, es la conciliación. "Ser médico o profesional de la sanidad es una vocación, se lleva en la sangre. Si tienes una urgencia asistencial, un día te quedas más tiempo y ya está, claro. Lo que no es de recibo es hacer dos horas extra diarias. Durante el MIR también se debe estudiar", razona.
Médicos catalanes, en una protesta ante el Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus / EFE
Hay más. Pese a que es un periodo formativo remunerado, los ambulatorios y hospitales catalanes abusan de los MIR. ¿Por qué? "Es un periodo de formación tutorizada, y en mi caso se cumple. Pero otros residentes no reciben ese apoyo. Y en otros sitios los profesionales acaban haciendo las mismas tareas que un médico adjunto por falta de personal. Se desvirtúa una formación que es muy competitiva: la oposición es dura y exigente", agrega el también futuro especialista en radiodiagnóstico. ¿Todas estas demandas, tendrán recorrido? "He recibido apoyo del sindicato Simecat y mi petición ya ha alcanzado algunos medios especializados. Se trata de crear conciencia", sintetiza Farelo.
"¿Por qué hay diferencias entre comunidades autónomas?"
Esa conciencia también la está creando Simecat, el Sindicato de Médicos de Cataluña, que huye de la politización. Connie Leey, portavoz de la vocalía de MIR de la agrupación, suscribe las palaras de Farelo y sus reivindicaciones. "Es evidente que la residencia en la región presenta graves deficiencias. El sueldo es bajo, no llega a los 1.000 euros. Los médicos en formación asumen responsabilidades que no les tocan porque las plantillas están al límite. Y, por ende, cuando terminan su formación se van de Cataluña porque aquí los sueldos son más bajos y la carga de trabajo, mayor", enumera. La profesional recuerda que la residencia "es una competencia del Ministerio de Sanidad, y la paga este departamento, que también fija el plan formativo". Ello le lleva a preguntarse "por qué hay diferencias entre las condiciones laborales de los residentes en Cataluña y los de Madrid o La Rioja".
Apunta Leey a otros agujeros en el sistema. "En Cataluña faltan médicos en algunas especialidades: pediatría, oftalmología o dermatología, por ejemplo. Pues bien, hay gente que aprueba el examen del MIR en estos campos, pero se queda sin plaza. No hay planificación de la Generalitat: las universidades forman a suficientes profesionales, pero luego no hay plazas para todos cuando en realidad, faltan médicos", critica la activista. La profesional pone deberes al Departamento de Salud, que dirige de forma interina Laura Pelay. "Que acabe con el círculo vicioso que se ha creado. Que analice las necesidades reales del sistema --con las jubilaciones de galenos que vienen-- y abra las plazas necesarias de residentes. Ello acabará con el tapón del MIR, aligeraría la carga de trabajo y paliaría la fuga de médicos que sufre Cataluña. Este es el escenario negativo actual", remacha.
Esta información ha sido elaborada sin la aportación del Colegio de Médicos de Barcelona (Comb), que no ha respondido a los requerimientos informativos de este medio.