El Ayuntamiento de Barcelona, que comanda Ada Colau, guarda silencio sobre una nueva reyerta de manteros en la ciudad, que ocurrió pocas horas después de que un grupo de vendedores ambulantes agrediera brutalmente a un turista estadounidense el miércoles 1 de agosto.
Según han informado fuentes conocedoras, el incidente ocurrió el mediodía del jueves, 2 de agosto, en el Paseo Joan de Borbó de Barcelona, uno de los epicentros de la venta callejera de la Ciudad Condal. Al parecer, dos patrullas de la Guardia Urbana se encontraban en el lugar, que estaba copado por los manteros como habitualmente, cuando avisaron a su compañeros de la Unidad de Apoyo Policial (USP) para proceder a la limpieza de la zona, como se conoce en argot coloquial la intervención regida por el código Víctor Alfa, que regula las actuaciones contra la venta ambulante.
"No pudieron hacer nada"
Comerciantes de la zona han explicado a este medio que, al llegar los efectivos de apoyo, "no pudieron hacer nada", ya que el numeroso grupo de vendedores ambulantes se encaró con los agentes sin ningún temor. "La Guardia Urbana parecía que trataba de entrar en el Paseo y desmontar el mercadillo, pero los manteros se vinieron arriba y se prepararon para agredir a las patrullas", ha abundado el gerente de un restaurante de la zona que ha preferido permanecer en el anonimato.
Según la misma fuente, el incidente "no fue a más porque la Urbana se contuvo y finalmente desistió de limpiar el paseo entre escenas de mucha tensión", porque de lo contrario "se habría producido una auténtica batalla campal". En opinión del comerciante, "el suceso no trascendió porque quedó tapado por la agresión al turista de plaza de Cataluña".
"Ciudad insegura"
Cabe recordar que el visitante agredido por un grupo de vendedores ambulantes presentó denuncia ayer viernes por el intento de linchamiento por parte de un grupo de vendedores ambulantes. En paralelo, los Mossos d'Esquadra informaron de que abrían una investigación por el suceso, en el que "dos personas resultaron heridas". La víctima tildó de "insegura" la Ciudad Condal y alertó de que instaría al Consulado de EEUU a informar de los peligros en la calle de la capital catalana.
Por su parte, la segunda teniente de alcalde de Derechos Sociales, Laia Ortiz, negó también el viernes que "hubiera impunidad" en Barcelona con la venta ambulante tras condenar el episodio violento. Citó el refuerzo de los efectivos de la Guardia Urbana en verano --hecho desmentido por los sindicatos, que alertan de que el cuerpo trabaja al 60% en pleno agosto-- y las 70.000 sanciones impuestas por infracciones de las ordenanzas municipales relacionadas con la venta ambulante en la ciudad. Los comerciantes, no obstante, pidieron a la alcaldesa Ada Colau que interrumpa sus vacaciones y convoque una junta de seguridad urgente tras la paliza al turista.