La legión española declara la guerra a la obesidad
La unidad de élite de la infantería pone en marcha un plan forzoso para combatir el sobrepeso entre sus miembros
4 enero, 2018 09:48La legión española se enfrenta a un problema de sobrepeso. No todos los legionarios tienen el torso musculado, algunos están fondones y lucen michelines, como la gran mayoría de la sociedad española. Una tónica que no casa con el credo legionario que proclama que “jamás dirá que está cansado hasta caer reventado” y que su cuerpo “será el más veloz y resistente”.
“La brigada de la legión (Brileg) se halla inmersa en una situación que demanda una serie de medidas para paliar el sobrepeso entre su personal”, reconoce el cuartel general de la unidad en un documento interno.
Características
“La media de edad alta del personal de la Brileg, unida a un desgaste físico importante, unida a una falta de instalaciones que permitan realizar una preparación física diversa y motivante y una sensación general de conformismo ante el sobrepeso, han sido factores que han ayudado notablemente a la propagación de este problema”. Para el cuartel, se trata de "una complicación ante la que hay que actuar con prontitud”.
La reacción se ha plasmado en el Plan IMC (Índice de Masa Corporal), que contempla medidas de tipo psicológico, sanitario y también disuasorias para los que no cumplan con los objetivos marcados. Básicamente se trata de una dieta de adelgazamiento para militares.
3.000 efectivos
Como recoge El País, la primera fase del programa consiste en concienciar de que la obesidad causa problemas para la salud y daña también la imagen de la unidad.
Según el plan, los más de 3.000 efectivos de la Brigada de la Legión con base en Viator (Almería) y Ronda (Málaga) deben someterse a un reconocimiento médico que determine su índice de masa corporal, de acuerdo con los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Todos aquellos legionarios que tengan un índice superior a 27, que marca el sobrepeso, se incluirán en un plan de seguimiento que constará de pautas de alimentación y en el que se les podrá exigir la realización de electrocardiogramas, analíticas de sangre y pruebas de esfuerzo, así como un programa especifico de educación física. El plan no diferencia por sexos al fijar el IMC. Solo indica que los legionarios con un índice 27-30 (sobrepeso) serán objeto de seguimiento anual; con 30-35 (obesidad leve) semestral; y con más de 35 (obesidad media o severa) trimestral.
Objetivo: bajar entre 0,5 y un kilo a la semana
Las unidades de destino de los legionarios designarán un mando responsable de su seguimiento, que aplicará el programa de ejercicio físico individualizado y controlará su peso, “considerándose que lo ideal es perder entre 0,5 y un kilo a la semana”.
El plan advierte de que “asumir que la aparición del problema del sobrepeso está relacionado con una falta de profesionalidad no siempre es correcto”. En ocasiones “puede haber detrás un problema de carácter cultural, patológico o incluso psicológico que debe ser abordado adecuadamente”. También admite que la Legión carece de instructores o entrenadores físicos con experiencia, por lo que se abusa de la carrera continua, lo que provoca tedio y rechazo.
Posible expulsión
No obstante, prevé la aplicación “de manera progresiva” de medidas coactivas a quienes no pierdan peso tras la realización de uno o varios controles. Además de la inclusión forzosa en un programa con un especialista en nutrición, contempla la no participación en paradas militares, desfiles de Semana Santa, juras de bandera o charlas.
Si las anteriores medidas afectan a su visibilidad como miembros de la Legión, las siguientes inciden en su promoción profesional o incluso su retribución: se puede limitar su participación en cursos y jornadas; no incluirlos en propuestas de concesión de recompensas, felicitaciones y premios; no dejarles participar en operaciones en el exterior y quitarles el complemento de dedicación especial.
Si transcurrido un año no han perdido peso, se les podrá someter a reconocimiento médico y su posible expulsión del ejército en caso de no cumplir con los objetivos que marca el programa.