El desconocido pueblo medieval de Girona, Corçà AYUNTAMIENTO DE CORÇÀ
El desconocido pueblo medieval de Girona: su nombre tiene solo cinco letras, masías tradicionales e iglesias románicas
El municipio es famoso por tener una ermita declarada Bien Cultural de Interés Local
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Parece increíble encontrar un lugar del Empordà no masificado por el turismo, pero existe. No son pueblos de Costa Brava, pero todo aquel que se acerca caen rendidos ante su belleza e historia.
Uno de estos lugares es un pequeño municipio, compuesto por varias masías tradicionales, calles y casas de piedra y un rico patrimonio arquitectónico. Una localidad cuyo nombre solo tiene cinco letras y que disfrutan cerca de 1.300 personas.
Dónde está
El pueblo en cuestión es Corçà, un tesoro medieval que ha permanecido relativamente oculto entre los paisajes serenos de la provincia de Girona. Un municipio cuyo pasado se remonta al siglo IX y una riqueza patrimonial que lo convierte en un destino perfecto para los amantes del turismo cultural y rural.
La primera mención documentada de Corçà data del año 878, en un precepto emitido por Luis el Tartamudo, entonces rey franco. Conocido inicialmente como Quartianum, su denominación evolucionó a lo largo de los siglos, pasando por Quarciano en el siglo XI y Corciano en documentos latinos del siglo XVII, hasta llegar a su actual forma catalana, Corçà.
Una unión de masías
La localidad fue creciendo de forma algo desordenada, por conjuntos de masías típicas catalanas. El terreno, muy bueno para ciertos cultivos, ayudaban a erigir este tipo de construcciones.
Poco a poco, el municipio ha crecido en torno a esas grandes casas. Hoy en día, el municipio está conformado por varias localidades y de esas masías diseminadas, aunque solo Corçà, Casavells, Caçà de Pelràs y Matajudaica están habitados.
Masia de Corçà AYUNTAMIENTO DE CORÇÀ
Iglesia románica
Más allá de su historia, uno de los mayores atractivos de Corçà es su legado arquitectónico, con iglesias y ermitas que datan de la época románica. La iglesia parroquial de Sant Julià y Santa Basilissa es un claro ejemplo.
El templo, mencionado en documentos desde 1065, es un claro ejemplo de la transición entre estilos. Aunque el edificio actual data de los siglos XVII y XVIII, todavía conserva elementos románicos, como su antigua fachada y parte del absis original.
Iglesia de Sant Julià y Santa Basilissa WIKIPEDIA
Esta iglesia también cuenta con inscripciones y grafitos medievales en sus muros, lo que aporta un testimonio valioso sobre la evolución de la población a lo largo de los siglos. En el campanario, se puede observar una lápida con relieves góticos que representa a los llamados "santos de la Pera" (Germà, Just, Paulí y Sisi), venerados en Girona y la región circundante.
Un patrimonio protegido
Ya a las afueras del pueblo, se concentra una construcción aún más antigua y no exenta de interés, la ermita de Santa Cristina. A pesar de ser fachada a principios de la edad media, los expertos apuntan a que fue construida sobre restos posiblemente romanos.
Lo que sí se puede ver a día de hoy en esta pequeña iglesia declarada Bien Cultural de Interés Local son los elementos arquitectónicos de los siglos X al XIII y fue reconstruida en varias ocasiones a lo largo de su historia. El retablo de Santa Cristina, originalmente ubicado en esta ermita y atribuido al pintor Miquel Torell, se encuentra hoy en el Museo de Arte de Girona.
Entorno natural
El entorno natural de Corçà es otro de sus grandes encantos. Situado en un valle surcado por pequeños ríos y arroyos, su paisaje combina bosques mediterráneos con extensiones de campos de cultivo, creando una estampa idílica para los visitantes.
A lo largo de los senderos que atraviesan el municipio, es común encontrar antiguas masías, algunas de ellas habitadas desde hace siglos, que reflejan el estilo de vida rural típico del Baix Empordà.
Santa Cristina de Corçà WIKIPEDIA
Economía
El vecindario de Santa Cristina, desarrollado en la década de los setenta, añade un matiz contemporáneo a la fisonomía de Corçà. Tomando su nombre de la ermita medieval cercana, este barrio resguarda la esencia de la historia local mientras se adapta a las necesidades de la población actual.
Por último, señalar que más allá de la agricultura por las cercanías de Corçà también se pueden ver algunas industrias del sector de la cerámica. La Bisbal de l’Empordà, próxima al pueblo, es conocida por esto y hasta este pequeño municipio llega su influencia.
Cómo llegar
El trayecto para llegar a Corçà desde Girona dura entre unos 25 minutos y media hora. Se debe tomar la carretera C-66 en dirección a La Bisbal d’Empordà y tomar la salida a Corçà.
Desde Barcelona, la mejor opción es tomar la AP-7 en dirección norte hasta la salida 6 (Girona Nord), donde se enlaza con la C-66 en dirección a La Bisbal d’Empordà. El viaje dura aproximadamente una hora y media.
