
Interior del Palacio Baró de Quadras
El palacio modernista de Cataluña con toques árabes: obra de uno de los genios del modernismo
Esta joya modernista, situada en una de las calles más caras de Barcelona, es Monumento Histórico
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Barcelona es capital modernista. Puig i Cadafalch, Domènech i Montaner, Gaudí o Sagnier son los grandes arquitectos de este estilo en la ciudad. Tal vez el menos conocido es Sagnier, pero hay otros edificios de los tres genios del modernismo que pasan más desapercibidos o incluso ignorados por barceloneses y turistas.
Uno de ellos es un palacio diseñado por el creador de la Casa Amatller y la Casa de les Puntxes. Como esta última también se encuentra en una de las calles más caras de Barcelona, la avenida Diagonal, y también hace esquina.
Qué edificio es
El edificio en cuestión es el Palacio del Barón de Quadras, una de las joyas arquitectónicas del modernismo catalán más ignoradas por muchos catalanes. Construido entre 1904 y 1906, este edificio se distingue de otros del mismo estilo por sus influencias árabes y góticas.
El palacio fue un encargo del barón Manuel de Quadras a Josep Puig i Cadafalch, quien ya había trabajado previamente en la rehabilitación de su residencia en Girona. Como pasó con otros edificios del modernismo, no fue una construcción hecha desde cero, sino que el arquitecto recibió el encargo de reformar otro inmueble ya existente, transformándolo completamente en una obra maestra del modernismo.
Detalles escultóricos
Uno de los aspectos más singulares del Palacio del Barón de Quadras es su doble fachada. La que da a la avenida Diagonal es de estilo plateresco y tan ornamentada que se diría barroca.
Los detalles de esta parte son obra del escultor Eusebio Arnau y Alfons Jujol, quienes dotaron a la fachada de una riqueza heráldica impresionante. Destaca especialmente la tribuna corrida de arcos escarzanos tallados, junto con la figura de Sant Jordi en lucha contra el dragón, obra de Arnau.

Fachada del Palacio de Baró de Quadras AYUNTAMIENTO DE BARCELONA
La fachada
La fachada posterior, que da a la calle Rosellón, donde se aprecian elementos de un estilo conocido como Secesión de Viena, con esgrafiados florales policromados y una tribuna vertical que se extiende a lo largo de varias plantas. Eso sin contar con la impresionante puerta de hierro forjado, diseñada por el artesano Manuel Ballarín.
En los pisos superiores se encuentran una serie de ventanas de inspiración gótica, una galería corrida de arcos y un alero con inclinación pronunciada, cubierto por cerámica vidriada y madera tallada. La combinación de estos elementos le confiere un aire único dentro del modernismo barcelonés.
Modernismo con toques árabes
El interior del palacio es igual de impresionante que su exterior. La escalera noble es una de las joyas del edificio, con una barandilla de piedra tallada que se extiende hasta el piso principal. En el suelo, los mosaicos formados por pequeños azulejos en tonos grises y blancos crean un efecto ondulante que realza la elegancia del conjunto.
Las salas tienen un aspecto de arquitectura mozárabe, que le dan un toque completamente diferencial al resto de obras modernistas. Si a eso se le suman las esculturas de piedra y madera, cerámicas, hierro forjado y vidrio, la convierten en una joya modernista única.
Reformas, museos e institutos
El palacio ha sufrido varios cambios a lo largo del siglo XX y XXI. Uno de los primeros fue en 1980, cuando se reformó el edificio para albergar el Museo de la Música, que permaneció allí hasta 2001. Entre 2003 y 2013, el palacio se convirtió en la sede de la Casa Asia, hasta que finalmente pasó a ser la sede del Institut Ramon Llull.
La última restauración se realizó en 2015, llevada a cabo por el arquitecto Àngel Gil y los restauradores Anna González y Josep Pasqual. En esta intervención se trabajó en la conservación de los elementos arquitectónicos y ornamentales del acceso al palacio, restaurando la piedra, mosaicos, esgrafiados y artesonados, además de la rejería de hierro forjado y la majestuosa puerta de madera de la calle Rosellón.
Monumento Histórico
Ninguna de estas reformas y adaptaciones han quitado valor a esta joya modernista con toques arabescos. Su encanto es tal que en 1976 fue declarado Monumento Histórico Artístico de Interés Nacional.
Lo curioso es que a pesar de su originalidad y de que está abierto al público desde 2016, el Palacio del Barón de Quadras sigue siendo el gran desconocido, algo que también tiene sus ventajas: se puede acceder a él sin aglomeraciones y absoluta calma. Algo poco común en cualquier otro monumento de Barcelona.