Abella de la Conca

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Viajes

No es Margalef: el desconocido pueblo catalán oculto entre las rocas

Esta localidad se encuentra a cerca de 1.000 metros de altura

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Cataluña es un territorio montañoso. Las sierras se cuentan por decenas, es por eso que hay varios pueblos que aparecen en acantilados. El más famoso es Castellfollit de la Roca, que siempre aparece en el listado de los pueblos más bonitos de España.

Otro de los que suele aparecer es Margalef de Montsant, un pueblo en el que las rocas están al tocar de las casas y cuyos vecinos pasan por debajo para ir a hacer sus recados o paseos diarios. Pero hay más, aunque son más desconocidos.

Dónde está

Uno de ellos, es Abella de la Conca, un municipio situado en la comarca del Pallars Jussà (Lleida) que permanece ajeno a las rutas más turísticas. Rodeado por un paisaje abrupto de montañas y formaciones rocosas, su localización junto a la sierra de Boumort y el río Abella ofrece un relieve accidentado, donde las rocas y los valles definen el entorno.

Si bien aquí las rocas no están tan cerca de sus casas, ni hay ermitas escondidas en piedras, lo cierto es que aparece oculto entre la sierra. Las construcciones de piedra pasan casi desapercibidas entre las formaciones rocosas.

En lo alto de las rocas

Pero no todo se queda en esta anécdota. Asentada a 956 metros de altitud, Abella de la Conca presenta vestigios de antiguas viviendas excavadas en la roca. En su parte alta se halla la iglesia románica de Sant Esteve, un edificio con tres naves, construido en el siglo XII, que aún conserva elementos únicos, como un doble arco en el ábside central. 

La iglesia, documentada desde 1141, resguarda un valioso retablo gótico, obra del maestro Pere Serra y su taller, datado en 1375. Este retablo fue salvado durante la Guerra Civil y trasladado al Museo Diocesano de Urgell, donde permanece como testimonio del patrimonio artístico de la comarca.

Iglesia de Sant Esteve de Abella de la Conca

Iglesia de Sant Esteve de Abella de la Conca

Qué ver

Además de Sant Esteve, en Abella de la Conca se encuentran otros lugares de interés religioso, como la ermita de la Mare de Déu de Carrànima, en la cima de la sierra del mismo nombre, a 1.642 metros de altura. Esta ermita, reconstruida en el siglo XX, sigue siendo un lugar de peregrinación y celebración para los habitantes de la zona. 

Por otro lado, en el municipio hay un castillo que, aunque en ruinas, también es parte fundamental de la historia del pueblo. Su presencia en lo alto de la colina ofrece una imagen del pasado medieval de Abella de la Conca, en una época en la que las construcciones defensivas eran fundamentales para la supervivencia y protección de la comunidad.

El entorno

Para los que quieren más siempre pueden visitar el entorno. El municipio cuenta con varias aldeas y poblados históricos, entre los que destacan Bóixols, Rua, Carreu y la Torre de Eroles. Estas pequeñas poblaciones, junto con masías diseminadas, configuran una comarca que mantiene la esencia de la vida rural.

Entre los puntos más destacados se encuentra el puente románico de Bóixols, que cruza el río y representa un ejemplo de la arquitectura medieval que caracteriza a Abella de la Conca. Asimismo, en el pueblo se encuentra la iglesia de Sant Vicenç, de origen románico, que conserva su estructura de una sola nave y detalles de la época en que fue construida.

El paisaje rocoso y elevado de Abella de la Conca esconde otras construcciones de relevancia histórica, como la iglesia de Santa Cauberola, situada en la sierra de Carrànima, y la masía de Santa Maria, ambas próximas al núcleo de Abella. A lo largo de la comarca, la arquitectura religiosa y medieval se entremezcla con vestigios de épocas aún más antiguas. En el antiguo núcleo de Carreu, por ejemplo, se hallan las ruinas de la iglesia de Sant Pere y de la capilla de la Mare de Déu, junto a casas abandonadas que dan testimonio de un pasado rural y desafiante.

Estos restos arqueológicos y las formaciones naturales hacen de Abella de la Conca un destino único para quienes buscan historia, naturaleza y la oportunidad de descubrir un paisaje catalán alejado de las rutas más transitadas.

Cómo llegar

Para llegar a Abella de la Conca desde Barcelona en coche, se recomienda tomar la autopista A-2 en dirección a Lleida hasta llegar a la salida hacia la C-1412b. Desde allí, se continúa por esta carretera hacia Tremp y, al llegar a la C-13, se gira en dirección a Isona y Conca Dellà. Una vez en Isona, se toma el desvío hacia la L-511 en dirección norte hasta llegar a Abella de la Conca. Este trayecto es de aproximadamente 150 kilómetros y dura alrededor de dos horas y media.

Otra alternativa es salir de Barcelona en dirección a la autopista AP-2, tomar la salida 5 hacia Balaguer y continuar por la C-13 hasta Tremp. Desde Tremp, se sigue el mismo trayecto a través de la L-511 hasta el destino. El camino discurre por paisajes montañosos y carreteras secundarias, por lo que se recomienda tomar precauciones en los tramos más estrechos y estar atento a las señalizaciones locales.