Si hay un pueblo conocido de Cataluña cargado de leyendas, este es Banyoles. Rodeado de montañas, lagos y naturaleza, la aparición de un aborigen y un supuesto monstruo han creado toda una mística alrededor de él.
Esto no son los únicos alicientes de esta precioso municipio de Girona. Banyoles es mucho más que su famoso lago y sus leyendas. Su casco histórico conserva el encanto medieval que invita a recorrer sus calles, sus plazas y sus antiguas construcciones.
Qué ver
Entre los edificios más destacados se encuentran la iglesia de Santa María dels Turers, un templo gótico del siglo XIII que domina el horizonte del pueblo. La plaza mayor es otro encantador espacio con arcadas que es ideal para descansar y disfrutar de la tranquilidad del lugar.
Los visitantes también pueden descubrir lugares llenos de historia como la Llotja del Tint, una antigua fábrica medieval de tintes de ropa y lana que aún conserva su estructura original, o la Pia Almoina, un palacio gótico que en el pasado funcionaba como una institución benéfica encargada de repartir comida y ropa a los más desfavorecidos. Hoy, este edificio alberga el Museo Arqueológico Comarcal, donde se pueden ver importantes hallazgos que documentan la historia de la región.
El famoso lago
Pero sí, sin duda, el lago es el corazón del pueblo. L’Estany, como se llama en catalán, cuenta con un hermoso paseo que se extiende en forma de 8. Se trata de una extensión de un recorrido de siete kilómetros alrededor de sus orillas, perfecto para quienes buscan disfrutar de la naturaleza, ya sea caminando, en bicicleta o patinando.
También es habitual ver a personas remando en las tranquilas aguas del lago, ya sea en solitario o en pareja, recreando escenas sacadas de una película romántica. A medida que el sol se pone sobre el lago, los colores del atardecer crean un espectáculo visual que deja boquiabiertos a todos los que tienen la suerte de presenciarlo.
Las leyendas de Banyoles
Sobre el origen del lago, además, pesa una de las primeras leyendas del pueblo. El saber popular narra que un campesino llamado Morgat, lo vio nacer de forma espectacular. Todo empezó cuando el payés empezó a escuchar que alguien gritaba su nombre. Voces que él ignoró. Hasta que pudo.
Tras tratar de deshacerse de esos gritos y ante su insistencia, el hombre siguió las voces hasta que escuchó un terrible estruendo a sus espaldas. Procedía de dónde venía y volvió atrás recorriendo sus pasos. Al acercarse vio como los campos donde trabajaba se habían hundido y en su lugar apareció un lago, el que ahora los catalanes llaman Estany de Banyoles.
Claro que esta no es la única fantasiosa narración sobre el lago. Hay quien dice que, como si fuera el lago Ness, en las aguas de Banyoles también se esconde un monstruo. ¿Quién lo ha visto? Mucha gente, ¿Cuántas pruebas hay? Pocas.
De lo que sí hubo muchas evidencias es de la presencia de un aborigen racializado. El que en su día se llamó “Negro de Banyoles”. Se trata del cuerpo disecado de una persona de Botsuana que estuvo allí y que, tras años de exposición, fue devuelto a su país de origen.
Cómo llegar
A lo largo de los años, Banyoles ha alimentado leyendas e historias misteriosas que siguen fascinando tanto a sus habitantes como a los turistas que lo visitan. El único dato real que se extiende sobre el pueblo es que puede estar orgulloso de tener el lago más grande de Cataluña. Un verdadero tesoro natural que atrae a visitantes durante todo el año, pero que en septiembre, sin el calor del verano ni el extremo frío del invierno, bien merece una visita.
Llegar hasta allí desde Barcelona es fácil, es menos de una hora y medio en coche. Se debe ir por la autopista AP-7 en dirección a Girona y tomar la salida 6 hacia la carretera C-66 en dirección a Banyoles.