La gastronomía catalana nos conquista por su increíble diversidad de sabores, su arraigo en la tradición y su capacidad para adaptarse a los tiempos modernos sin perder su esencia. Nos encanta porque es el resultado de una rica historia que combina ingredientes frescos del mar y de la montaña, creando así platos únicos que representan la geografía y la cultura de Cataluña. Desde las calçotades hasta el pa amb tomàquet, la cocina catalana es tan sencilla como sabrosa.
Uno de los platos típicos de Girona es el xuixo, una pasta alargada, rellena de crema, frita y azucarada. Fue inventada en el obrador de una confitería de esta ciudad, en el número 15 de la calle de la Corte Real. Según la familia Puig, fue un invento entre Emili Puig y un refugiado francés a finales de la Primera Guerra Mundial, en 1918. Hoy analizaremos otro de los manjares característicos de la zona: la butifarra dulce.
El embutido típico de Girona
¡Nos encantan los embutidos en Cataluña! Además, son un pilar fundamental de la gastronomía de la región, reconocidos tanto por su calidad como por su variedad. Están elaborados con recetas tradicionales que han pasado de generación en generación y reflejan la rica herencia culinaria del territorio catalán. Entre los más destacados se encuentran la butifarra, el fuet y la longaniza seca.
Una de las joyas típicas de la gastronomía catalana es la butifarra dulce: fuertemente arraigada a las comarcas del Ampurdán, la Garrotxa, el Gironés, el Pla de l'Estany y la Selva. Antiguamente, era uno de los embutidos que se producía durante la matanza del cerdo en las masías del labrador del Ampurdán, pero ahora es un producto artesano que se elabora durante todo el año.
Para elaborar la butifarra dulce se utiliza carne magra cruda de cerdo, azúcar, piel de limón, sal y, opcionalmente, canela. El resultado da un color rosado y muy reluciente, cuando es cruda, y un color rosado grisáceo cuando se deja secar. Se consume habitualmente seca, a pesar de que los platos con la morcilla cruda todavía se mantienen: confitada con manzana, a la brasa, o frita y se acostumbra a acompañar con tostadas de pan caramelizadas.
Las múltiples recetas de la butifarra dulce
La butifarra dulce es una receta que se remonta a tiempos medievales y, es por eso, que existen diferentes formas de hacerlas: a la cazuela de tierra, en sartén, al horno o a la brasa. ¡Consejo! Para cocerlas se han de pinchar, ligeramente, para que no se desgarren, luego se ponen en un recipiente cubiertas de agua con una cucharada de azúcar por morcilla, una rama de canela y una cáscara de limón. Se deja a fuego lento hasta que el agua reduzca y quede espesa, como un almíbar o una miel clara, y será en este momento en el que se eche el pan tostado, se remueva un poco y se sirva.
Otra opción sería que, en vez de hervir con agua y azúcar, se pueda sustituir por un vino dulce -tipo moscatel, garnatxa o mistela-. Para acompañar, además de tostadas caramelizadas, se pueden añadir trozos de manzana. Si son hechos a la brasa, se envuelven con papel de plata y se cuecen, lentamente, para que la morcilla no se rompa.
Además, la butifarra dulce es un producto adherido a la Marca de Garantía de Productos del Ampurdán. Y tú, ¿ya la has probado?