Girona, y especialmente la Costa Brava, es uno de los lugares más atractivos de toda Cataluña si te gusta la playa, el buen tiempo y disfrutar del calor y el mar. Qué mejor forma de disfrutar de la juventud y también de la vejez en lugares como Begur, L'Escala o Roses, entre otros.
La vida del ser humano es contradictoria, uno no quiere envejecer, pero desea que lleguen los 65 años para dejar de trabajar y disfrutar de la jubilación. Durante la vida adulta se fantasea con ese momento en que uno deja de trabajar y se va a un lugar tranquilo para desconectar del estrés.
Cataluña tiene muchos rincones para ello. Para empezar, hay mil pueblos de montaña donde el contacto con la naturaleza contagia de paz. Otra opción es acudir a un lugar costero, las calles son más planas y el sonido del mar invita a la relajación.
Un lugar lleno de belleza
El lugar por excelencia a la hora de pensar en el litoral catalán es siempre la Costa Brava. En Girona provincia encontramos una calidad de vida y una belleza única. Allí hasta los Pirineos van a morir en la zona de Portbou para entrar en contacto con el mar.
La modernidad, la naturaleza y la deliciosa gastronomía con la serenidad de sus paisajes, especialmente en la costa son ideales para relajarse en cualquier momento. Para la jubilación ya es excelente. La Costa Brava ofrece un equilibrio perfecto entre comodidad y emocionantes experiencias.
El pueblo para jubilarse
El problema que tiene la costa gerundense es que hay tantos rincones bonitos que cuesta elegir: Begur, L’Escala, Peratallada, Camprodon, Estartit, Roses… Para salir de dudas y para que no haya mucha subjetividad al respecto, Crónica Global ha apostado por esta herramienta de la tecnología llamada ChatGPT y que sea ella quien decida.
La elección de la IA es clara: Calella de Palafrugell es el mejor pueblo de la Costa Brava para jubilarse. Estos son los argumentos que ha aportado para su elección:
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Asequibilidad: si bien la Costa Brava en general puede ser más cara que otras áreas de Cataluña, Calella de Palafrugell es relativamente asequible en comparación con algunos de los destinos más turísticos. Los precios de la vivienda y el costo de vida son moderados, especialmente si te alejas un poco del centro turístico.
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Tranquilidad: es famoso por su ambiente tranquilo y apacible. Es un pueblo pequeño y pintoresco, con calles adoquinadas y casas blancas que mantienen su encanto tradicional. Aunque recibe turistas durante la temporada alta, fuera de esos meses suele ser muy tranquilo.
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Seguridad: al ser un pueblo pequeño y con una comunidad reducida, la tasa de criminalidad es baja y se percibe como un lugar seguro para vivir.
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Playas: cuenta con algunas de las mejores de la Costa Brava. Sus calas de aguas cristalinas y arena blanca son ideales para relajarse, nadar y disfrutar del paisaje. Además, al estar rodeado de otras calas y pueblos costeros encantadores, siempre hay opciones para explorar nuevos paisajes.
Imágenes de postal
Pero estas son las razones expresadas. El detalle ofrece una imagen digna de postal. En la arena densa de Port Bo, las pequeñas embarcaciones reposan. Las viviendas de los pescadores con sus arcos abovedados observan la quietud, a escasos metros del mar. Al fondo, un entramado de calles angostas y peatonales invitan a ser exploradas por el turista más curioso. Sobresaliendo entre los techos blancos, se encuentra la torre de la iglesia, atenta vigía con cierto toque maternal. Y como marco, los acantilados escarpados, los pinos y la orilla abrupta. Es una estampa que muestra la majestuosidad de este antiguo pueblo pesquero. Y este es solo uno de los encantos de Calella.
En total, ocho playas rodean estas aguas cristalinas de Pot Bo. Son calas íntimas, protegidas, con arena dorada o piedras, perfectas para nadar, saborear una paella o entonar canciones populares que recuerdan a aquellos emigrantes que triunfaron en Cuba. El camino de los Americanos que cruza Calella, Llafranc y Llofriu también celebra su herencia.
Qué ver
Si sigues caminando, sobre un saliente rocoso, está el mirador de Manel Juanola i Reixach, en honor al creador de las pastillas Juanola, oriundo de Palafrugell. Ofrece una vista excepcional de la playa de Canadell. Otra panorámica espectacular la brinda la punta de los Burricaires, entre Port Pelegrí y La Platgeta.
En este sentido, para gozar de vistas amplias y hacer algo de deporte, en Calella es imprescindible caminar por el sendero de ronda, que sigue la costa marcada por las señales blancas y rojas del GR-92. Hasta Tamariu son 9 kilómetros, que puedes hacer en unas 2 horas. El trayecto te lleva primero por Llafranc, luego hacia el faro de Sant Sebastià y, de ahí, hacia el tramo más salvaje, con una parada en Cala Pedrosa. Un paseo entre bosques, acantilados, vegetación mediterránea y el horizonte azul del Mediterráneo.
Qué hacer
Pero mejor regresar al centro. Calella tiene un conjunto de callejuelas que dibujan el casco histórico. Allí te dejarás llevar por un encanto especial, en particular las de las Voltes y la Gravina, con buganvillas que adornan las fachadas albinas. Caminando sobre los adoquines, rápidamente te encuentras con la iglesia de Sant Pere.
La iglesia de Calella es una construcción modesta con una torre cuadrada y una única nave, pintada de blanco, siguiendo la tradición local. Alberga valiosas piezas artísticas y es famosa por su acústica, siendo el lugar idóneo para los conciertos veraniegos organizados por las Juventudes Musicales de Palafrugell. Y es que la música está unida a Calella. Al norte por la costa, en un entorno natural impresionante cerca del mar, se encuentra el castillo y los jardines de Cap Roig, unos de los más reconocidos del Mediterráneo. Cada verano, este rincón acoge un festival con presentaciones de los artistas más destacados.
Cómo llegar
Para llegar a Calella se ha de tener en cuenta las distancias. A solo 45 kilómetros del aeropuerto de Girona, 120 km de Barcelona y 50 de la frontera francesa, se posiciona como un destino ideal tanto para escapadas de fin de semana como para estancias más prolongadas.
Desde la capital se tarda cerca de hora y media por la AP-7. Uno debe tomar la salida 9 y seguir las indicaciones. Primero se va por C-35 y se toma la desviación por la C-31 dirección Palamós. Una vez pasado este municipio que enamoró a Capote, sólo hay que continuar por esa vía hasta dar con el destino.
Qué ver en Calella de Palafrugell
Al ser un pueblo de costa, una de las cosas que más destacan son sus playas, entre las cuales, te recomendamos:
- Platja Canadell: Una de las playas más populares, perfecta para nadar y tomar el sol.
- Platja del Port Bo: Conocida por sus casas blancas y barcas de pescadores, esta playa es ideal para fotos.
- Platja d'en Calau: Una pequeña cala con aguas cristalinas.
Además, si te gusta caminar y no quieres quedarte con solo un sitio, te recomendamos que te des un paseo por el Camí de Ronda: Un sendero costero que ofrece impresionantes vistas al mar y conecta varias playas y calas. Ideal para caminatas y descubrir rincones escondidos.
Por otra parte, los Jardins de Cap Roig son uno de los puntos más impresionantes de Calella. Tiene una colección de plantas y flores espectaculares y unas preciosas vistas al Mediterráneo.