Aguas cristalinas a los pies de grandes acantilados: la cala remota y secreta de la Costa Brava
Con la forma de la Concha de San Sebastián pero en formato reducido y aguas calmas, así es esta cala de la Costa Brava
22 julio, 2023 18:17Noticias relacionadas
- Esta playa se esconde en el corazón de la Costa Brava: kilómetros de arena blanca y aguas tranquilas
- La playa de la Costa Brava rodeada de cascadas, cuevas de ensueño y un mirador excepcional
- El pueblo costero de la Costa Brava con casitas blancas, playas oscuras y cristalinas aguas azuladas
- Siete grandes playas de la costa catalana para disfrutar del snorkel y del submarinismo
Podría ser bautizada como la playa de la concha catalana. Es mucho más pequeña, sí, pero su ubicación, en medio de la naturaleza la hace casi virgen. La cala Tavallera es un lugar de paz en medio de la Costa Brava.
Esta no es la única zona en la que está. La playa de la que hablamos está dentro del parque natural del Cap de Creus, un espacio repleto de una vegetación extraordinaria que desemboca en acantilados abiertos al Mediterráneo, cuando no en playas de una belleza sobrecogedora.
Cómo llegar
La ruta más usada para acercarse es la ruta pirenaica, conocida como la GR11. Se trata de un trayecto que une el Cantábrico (desde el Cabo Higuer) con el Mediterráneo (en el Cap de Creus). Al llegar al Port de la Selva, una de las poblaciones más cercanas a la playa citada, uno puede recorrer los 7,5 km finales de este recorrido.
Todo está indicado y si se sigue el camino que va a San Baldiri, uno se encuentra con un edificio de estilo románico en ruinas, pero conserva casi todas sus paredes. Llegar hasta allí no es difícil, el camino está habilitado y no hay muchas pendientes. Solo es cansado.
En coche
Coger el vehículo es otra opción. El punto de partida puede ser Figueres, a la que se accede por la AP-7, tomar la N-260 camino de Roses y, antes de llegar, desviarse por la GI-614 dirección Cadaqués.
Una vez allí, hay dos opciones. O buscar aparcamiento y empezar la ruta a pie o continuar un poco más por el Camí de Portlligat y tomar la segunda bifurcación a la izquierda para tratar de buscar un lugar para estacionar. A partir de allí se inicia la ruta a pie.
La cala
La llegada es como entrar en el edén. Un pequeño rincón del paraíso de arena gruesa y grava, de 135 metros de largo y 20 m. de ancho.
Los tonos oscuros de las piedras contrastan con las aguas cristalinas del Mediterráneo que llegan calmas hasta la orilla, ya que la bahía se encuentra entre dos cabos frondosos. La bravura de las aguas de ese lugar se queda muy lejos. Todo es paz y tranquilidad.