Cadaqués siempre se lleva la palma Su ubicación privilegiada al sur del Cap de Creus, la fama que le dio Dalí, el restaurante que frecuentaba Duchamp y sus casas blancas que conservan las esencias del pueblo pescador que fue atrae cada año a miles de turistas y coloca al municipio entre los más bonitos de la Costa Brava. Pero hay localidades más allá.
El litoral de Girona está repleto de playas exquisitas, de aguas tan trasparentes como frías, tan turquesas como llenas de vida que hacen las delicias de todos los públicos, los que quieren calma y los que quieren realizar actividades deportivas. Palamós, Begur, Tossa, Pals, Llafranc… la lista es larga. Pero entre ellos, existe un rincón en la comarca del Baix Empordà que capta la esencia de Cataluña en su forma más auténtica y menos concurrida: Calella de Palafrugell.
Cómo llegar a Calella de Palafrugell
Este municipio, situado en la costa de la provincia de Girona, emerge como una joya en la geografía catalana, distinguiéndose no solo por su entorno natural idílico, sino también por una rica oferta gastronómica y cultural que merece ser explorada a fondo.
La accesibilidad es uno de los puntos fuertes de Calella Palafrugell. A solo 45 kilómetros del aeropuerto de Girona, 120 km de Barcelona y 50 de la frontera francesa, se posiciona como un destino ideal tanto para escapadas de fin de semana como para estancias más prolongadas. La facilidad de conexión con importantes centros urbanos y turísticos le añade un atractivo extra, facilitando que visitantes de todas partes lleguen a disfrutar de sus encantos.
Estos son los sitios donde puedes comer
Quizás lo más destacado de Palafrugell sea su oferta gastronómica. Ubicado en el corazón de la Costa Brava, el municipio se enorgullece de una cocina que aprovecha lo mejor del mar y la tierra. Los restaurantes locales, tanto en el casco antiguo como a lo largo de su costa, sirven desde marisco fresco hasta variedades exquisitas de arroz y carnes selectas, con un énfasis en el comercio local y productos de kilómetro cero. Este compromiso con la calidad y la proximidad asegura una experiencia culinaria auténtica y sostenible, a precios competitivos.
La importancia de la cocina en la zona es tal que cerca, en Palafrugell, se alberga un Centro de Interpretación de la Gastronomía. Este espacio no solo ofrece una ventana a la evolución culinaria de la región, sino que también muestra su impacto en el turismo y el desarrollo local. A través de su exposición, visitantes pueden entender por qué la gastronomía no es solo parte de la economía, sino un pilar cultural esencial.
Qué ver en Calella de Palafrugell
Más allá de la comida, Calella es un tesoro histórico. Destaca especialmente el conjunto monumental de Sant Sebastià con su famoso mirador, ofreciendo vistas impresionantes de calas y paisajes naturales. Además, el cercano Jardín Botánico de Cap Roig es un must para los amantes de la botánica y las vistas al mar, consolidándose como uno de los más significativos del Mediterráneo con más de 1000 especies diferentes.
Volviendo a Calella después de este largo paseo, uno puede perderse por el conjunto de callejuelas que dibujan el casco histórico. Allí es fácil dejarse llevar por el encanto de su historia y arquitectura, en particular las de las Voltes y la Gravina, con buganvillas que adornan las fachadas albinas. Y así, caminando sobre los adoquines, rápidamente uno se encuentra con la iglesia de Sant Pere.
Así es la conocida iglesia del pueblo
La iglesia de Calella es una construcción modesta con una torre cuadrada y una única nave, pintada de blanco, siguiendo la tradición local. Alberga valiosas piezas artísticas y es famosa por su acústica, siendo el lugar idóneo para los conciertos veraniegos organizados por las Juventudes Musicales de Palafrugell.
Pero si por algo destaca Calella es por su costa. El pueblo ofrece playas como Port Bo o El Canadell, espacios de belleza contenida pero inmensa, que atraen cada vez más a turistas en busca de sol y mar. Además, las características de sus aguas las convierten en un punto ideal para el submarinismo y otros deportes náuticos.
Estas son todas las playas para disfrutar en Calella de Palafrugell
Port Bo es popularmente conocida como la playa de las pequeñas embarcaciones. A un lado están Malaespina y El Canadell; al otro, La Platgeta y, un poco más allá, Port Pelegrí. También están Golfet, Sant Roc o Els Canyers. En total, ocho playas rodean estas aguas cristalinas. Son calas íntimas, protegidas, con arena dorada o piedras, perfectas para nadar, saborear una paella o entonar canciones populares que recuerdan a aquellos emigrantes que triunfaron en Cuba. El camino de los Americanos que cruza Calella, Llafranc y Llofriu también celebra su herencia.
De hecho, si uno sigue caminando, sobre un saliente rocoso, está el mirador de Manel Juanola i Reixach, en honor al creador de las pastillas Juanola, oriundo de Palafrugell. Ofrece una vista excepcional de la playa de Canadell. Otra panorámica espectacular la brinda la punta de los Burricaires, entre Port Pelegrí y La Platgeta.
Esta suma de playas, relax, historia y arquitectura convierten a Calella en uno, sino en el pueblo más bonito de la Costa Brava.