Imagen de archivo de un excursionista

Imagen de archivo de un excursionista Pexels

Viajes

Así es la ruta a 30 minutos de Barcelona: balsas de agua cristalina y árboles centenarios

Te traemos una propuesta para una escapada idílica cerca de Barcelona: ermitas, fuentes, saltos de agua y árboles centenarios en una ruta circular

23 febrero, 2024 12:32

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Si estás buscando una escapada para el fin de semana para desconectar de Barcelona y el estrés del día a día en la gran ciudad, esta ruta es perfecta para ello. Ya sea para hacerlo solo, en pareja, amigos o familia, a poco más de media hora en coche, se halla un paraje encantado, digno de un cuento de hadas y duendes.

Imagen de archivo de un excursionista en la montaña

Imagen de archivo de un excursionista en la montaña Pexels

No son pocos los pequeños que se acercan con sus familias e imaginan a los seres que habitan en el Torrent de Colobrers, uno de los espacios naturales que uno se encuentra en el parque fluvial del río Ripoll, a la salida de Sabadell. Justo antes de llegar a un polígono industrial.

La mejor forma de abandonar la ciudad

Sí, los espacios con encanto no tienen por qué estar lejos de zonas urbanizadas. Se puede incluso partir de la iglesia de Sant Vicenç de Jonqueres o su área de ocio cercana e ir a la vera del río en dirección opuesta a la corriente y entrar en otro mundo.

Puentes, saltos de agua, cuevas, naturaleza salvaje y un camino acondicionado para que disfruten pequeños y mayores, hace las delicias de cualquier familia con ganas de escapar del mundanal ruido.

Esta es la ruta ideal para desconectar 

Por el camino ascendente, que no elevado ni con grandes desniveles, uno se encuentra la Font de la Tosca, donde el agua brota por distintas cavidades rocosas. Y unos pasos más allá, se encuentra un lugar mítico y mágico de la zona, la Roca Foradada.

Se trata de una especie de túnel artificial excavado en la roca hace más de un siglo, por el que la naturaleza perfila un meandro. Son muchos quienes a lo largo de este tiempo se han acercado allí para refugiarse de la lluvia o sentarse a meditar. Lamentablemente, esto último ya no se puede hacer.

La misma fuerza natural ha recordado al hombre que no todas sus construcciones son perfectas, a pesar de lo bellas que son. Eso, sumado a alguna acción humana irrespetuosa, han hecho del lugar una zona insegura y ya no se permite su acceso. Sí, se puede ver a lo lejos y ver cómo, en los meses más fríos del año, corre el agua, por allí.

Pero el camino no termina en esta cueva. La ruta prosigue entre balsas de agua cristalina, pasos de madera y caminos repletos de hojas secas y árboles centenarios que parecen de otro mundo como el pino de las tres ramas o la fuente de Can Moragues y hasta un horno preindustrial del siglo XIX usado para hacer materiales para la construcción.

Ya cerrando este camino circular de unos dos kilómetros, uno se encuentra con una construcción declarada bien de cultural de interés local. Se trata de la Ermita de Togores, datada del siglo XIV, y la masía anexa que tiene a su lado, Can Pagès Vell.

Una vez dada toda la vuelta, y tras pasar por las ruinas de la casa de Canónigo, construcción del siglo XII, se llega al punto de partida. Un paseo por una naturaleza tan encantada como encantadora, ideal para los amantes de las excursiones fáciles.