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El impacto de los trastornos de desarrollo del lenguaje en la infancia

Los trastornos del lenguaje son muy frecuentes en la etapa infantil, vemos sus causas, consecuencias y cómo afrontarlos adecuadamente

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El lenguaje se convierte en una herramienta imprescindible durante la infancia. Entre otras cosas facilita la comunicación, la expresión de emociones y la socialización. Sin embargo, cuando este proceso sufre una alteración por un trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL), el impacto puede tener importantes consecuencias. Y no solo afectando al rendimiento escolar, sino también al desarrollo emocional y a las relaciones con otros niños.

Este tipo de trastornos resultan más frecuentes de lo que uno se piensa, y en ocasiones, al no detectarse a tiempo lo único que se consigue es atrasar el comienzo de una intervención adecuada. Una vez que se identifican los síntomas y se entienden las consecuencias será más sencillo mejorar la calidad de vida del menor. Por eso, contar con profesionales cualificados, y formados en titulaciones especializadas como el Grado en Logopedia de UNIR, resulta esencial.

¿Qué son los trastornos del lenguaje y por qué son tan frecuentes en la etapa infantil?

Para entender mucho mejor todo esto conviene inicialmente conocer qué son los trastornos del desarrollo del lenguaje. Se tratan de dificultades específicas en la adquisición y empleo del lenguaje oral, que no se explican por déficits sensoriales, cognitivos y emocionales. Los niños que presentan este tipo de trastorno suelen tener  problemas para hablar o  entender lo que se les hace llegar.

Estudios analizados por organizaciones como la American Speech-Language-Hearing Association (ASHA) desvelan que afecta a entre un 7% y un 10% de la población infantil. Se trata de algo bastante común en edades tempranas, que es cuando el lenguaje está en desarrollo, lo que en cierta medida explica su elevada incidencia. En cualquier caso, la mayor parte de casos pasan desapercibidos hasta que el menor encuentra dificultades en el ámbito académico o social.

Para hacerse una idea más general de esta alteración, en Wikipedia dispones de una amplia visión general sobre las características clínicas y los diferentes tipos.

Consecuencias emocionales, sociales y académicas en los menores

Estas dificultades en la comunicación pueden provocar en el menor frustración, inseguridad e incluso aislamiento. Los problemas para expresarse o ser comprendido por el entorno le llegan a crear una situación de baja autoestima y ansiedad social.

En lo que se refiere al plano académico, los niños con este trastorno soportan dificultades de comprensión lectora, expresión escrita y su rendimiento general también se resiente. Distintos estudios internacionales confirman que existe una relación directa entre los trastornos del lenguaje no tratados y el riesgo de fracaso en la escuela.

El trastorno del desarrollo del lenguaje también tiene consecuencias desde el punto de vista social. Las habilidades lingüísticas limitadas dificultan la interacción con otros menores, lo que implica al mismo tiempo una menor participación en actividades de grupo.

El papel del logopeda y la necesidad de una formación especializada

En todo esto, los logopedas desempeñan una labor fundamental. Estos profesionales se ocupan de evaluar, diagnosticar y tratar los trastornos del lenguaje. Además de mejorar la comunicación del niño, también hacen lo posible para ayudarle en esa integración social y escolar que demanda.

Para realizar esta función con garantías se hace imprescindible disponer de una formación universitaria especializada. En este sentido, debe ponerse en valor la relevancia del Grado en Logopedia de UNIR, en donde se prepara a los futuros profesionales desde un punto de vista práctico e interdisciplinar. Siempre con la vista puesta en la atención individualizada del menor y en la coordinación con centros académicos y familias.

A través de esta titulación se le dota al alumno de las competenciales esenciales para la detección temprana, el diseño de programas de intervención y el seguimiento evolutivo del menor. Todo ello permitirá mejorar su pronóstico a largo plazo.

Educación y conciencia social: claves para una intervención temprana y efectiva

Una intervención precoz en niños con TDL resulta fundamental. Pero esto solo es posible cuando padres, educadores y profesionales disponen de la suficiente capacitación para reconocer las señales de alerta y actuar con cierta coordinación.

En este sentido, la concienciación social y la formación del profesorado se presentan como herramientas básicas para rebajar el infradiagnóstico, y fomentar la prevención. Todos estos agentes que rodean al menor necesitan implicarse hasta el punto de crear un entorno de apoyo y comprensión que ayude en su bienestar emocional.

Desde organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) se recuerda la necesidad de poner en marcha estrategias multidisciplinares enfocadas en la infancia para obtener mejores resultados terapéuticos y asegurar así una verdadera inclusión.

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