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Putin y Trump se quieren, pero no tanto como para verse

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Donald Trump quería, o decía querer, una cumbre con Vladímir Putin en Budapest, que supuestamente se iba a celebrar dentro de dos semanas. Ahora bien, el ruso, gran amigo del norteamericano –y probable financiador de su campaña electoral para la primera presidencia, por lo menos— no está por la labor. El Donald dijo ayer que “no quería perder el tiempo” en esfuerzos melancólicos, de manera que el fin de la guerra de Ucrania, que se había propuesto solventar un poco como el presidente Laporta sus relaciones con el jugador Messi, esto es, con un asado, queda pospuesto ad calendas graecas.

La prensa que más cuidadosamente analizaba ayer la suspensión, o cancelación, de la reunión entre Trump y Putin, es la de los estados bálticos, Polonia y Finlandia, o sea los países más afectados por el temor a otras iniciativas bélicas de Rusia contra los países vecinos.


Neatkarīgā
, diario independiente letón, explica por qué la perspectiva de una reunión se ha desmoronado: “Putin ofreció a Trump otra reunión... Trump aceptó, pero bajo la condición de que los ministros de Exteriores de ambos países no solo acordarían la agenda por adelantado, sino también el documento sobre el cese de hostilidades y los términos del alto el fuego, que entonces podrían firmarse en esta reunión. Ya se puede decir con un alto grado de probabilidad que alcanzar un consenso sobre tal documento no será posible porque nada (aparte de la reciente llamada telefónica de Putin a Trump) indica que Putin esté dispuesto a desviarse de sus condiciones... Así que está claro que la paz en Ucrania no es más que un espejismo por el momento”.


El prestigioso rotativo austriaco Der Standard señala que Trump quiere utilizar el mismo enfoque con el que fue exitoso recientemente en Gaza, pero la naturaleza de las dos guerras es muy distinta: “Él solo pide un alto el fuego a lo largo de la línea de frente actual, ha dicho. Esto debería acordarse primero, luego todo lo demás podría negociarse más tarde. Porque esa fue la receta del éxito en Gaza, donde Trump realmente logró un alto el fuego y la liberación de rehenes presionando a Benjamin Netanyahu y Hamas a través de los estados árabes. Al parecer, aquí también quiere ejercer presión sobre un aliado, que esta vez no es Israel, sino Ucrania. Sin embargo, la situación es de una naturaleza completamente diferente porque el agresor, Rusia, no es tan débil como Hamas, y no hay nadie que de lejos podría ejercer presión eficaz sobre Putin”.


Tarde o temprano Trump tendrá que ejercer una presión real sobre Putin, escribe, probablemente con excesivo optimismo, el influyente politólogo ucranio Serhiy Taran en un post de Telegram recogido por Espreso: “Cuanto más tiempo Trump crea en reuniones milagrosas con Putin, antes la ‘guerra de Biden’ se convertirá en la ‘guerra de Trump’. Así que no creo que esta fe dure para siempre. Cada vez que Trump obtenga resultados que contradicen sus propias expectativas, se verá obligado a pensar en alternativas a la diplomacia suave. Sin embargo, este proceso de reconsideración probablemente lleve más tiempo del que nos gustaría”.

Imágenes superpuestas del presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente de EEUU, Donald Trump / EP

Imágenes superpuestas del presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente de EEUU, Donald Trump / EP

¡Confiscar los activos rusos congelados en Europa haría la guerra mucho más cara para Rusia!, observa Aamulehti, el segundo diario finlandés en importancia y difusión: “Por supuesto, esto violaría la ley internacional de propiedad. Pero el ataque injustificado de Rusia a otro país y su intento de cambiar fronteras nacionales reconocidas mediante la guerra también viola el derecho internacional. Al confiscar los activos rusos, la UE demostraría a Rusia que habla en serio acerca de fortalecer la defensa de Ucrania y Europa. La confiscación haría que la guerra de agresión fuera casi el doble de costosa para Rusia, acelerando el colapso de la economía de guerra rusa y llevando la guerra a su fin”.


En The Moscow Times –diario disidente, con la redacción lejos de las manos del poder postsoviético- el sociólogo ucraniano Viktor Neboshenko sostenía que más allá de la paz, en este cónclave frustrado había otros intereses en juego para Trump: “No deberíamos creer que la agresión rusa en Ucrania y la suspensión de la guerra serán [serían: el artículo se publicó antes del anuncio de la suspensión] el foco principal de las negociaciones de Trump con Putin en Budapest. Es una buena excusa, pero ambos son plenamente conscientes de que Ucrania no tiene intención de rendirse ni de intercambiar territorio —consigan o no los Tomahawk--. La misión de Trump no es resolver el conflicto en Ucrania, es otro intento de presionar a Putin para que traicione a Pekín. El presidente chino Xi Jinping ha tenido problemas últimamente, y Trump tiene prisa por aprovecharlos”.


En Die Welt, el gran diario conservador alemán, Christoph B. Schiltz lamenta que Zelenski no pueda contar con mucho apoyo de los europeos: “Los grandilocuentes debates sobre garantías de seguridad no han sido más que entretenimiento para una audiencia asombrada en Ucrania y Europa. Las promesas europeas de enviar armas colapsaron dramáticamente en verano. Ahora, Bruselas busca reunir miles de millones adicionales para apoyar a Ucrania mediante una maniobra contable que permitirá acceder a activos rusos previamente congelados ('préstamos de reparación'). Si Europa no empieza a hacer más, Putin ganará pronto esta guerra”.


El politólogo Abbas Gallyamov es un tipo curioso: fue el escritor negro de los discursos de Putin en su primera época en el poder, luego emigró a Israel y ahora es perseguido por el Kremlin, que lo califica de agente extranjero. Días antes de que se hablase de la cumbre entre Trump y Putin, elogió en su cuenta en Facebook al presidente norteamericano por su habilidad comunicativa: “Cada vez que le pide a Putin que ponga fin a la guerra, Trump enfatiza constantemente que no solo están muriendo ucranianos, sino también rusos. Este mensaje es eficaz e impide que el presidente estadounidense sea percibido como 'enemigo de Rusia'... En su retórica sobre la guerra, Trump ha minimizado el componente político y se ha centrado exclusivamente en el aspecto humanitario del problema. No habla de quién tiene razón y quién está equivocado, quién es el agresor y quién la víctima... Como forma de presionar a Putin, este es el enfoque correcto. Comparado con el líder estadounidense, el presidente ruso ahora parece un hombre despiadado dispuesto a sacrificar vidas por la política”. Bueno, quien no se consuela es porque no quiere…