Primeras planas

El independentismo irredento que renuncia a la política

Torra plagia a Cuixart y aboga por tropezar otra vez en la misma piedra: "Ho tornarem a fer". La prensa independentista jalea a sus presos y exige la absolución para reincidir

13 junio, 2019 10:07

Fin del juicio. Oriol Junqueras, visiblemente cansado, pide el retorno de la política. Ni siquiera consume la mitad de los quince minutos que dispone cada acusado para las últimas palabras. Está todo dicho, visto para sentencia, no caben más adornos. Su intervención no tiene nada que ver con la de sus colegas presos, que lo volverían a hacer. Jordi Cuixart, el único que no fue ni es un político en el sentido estricto, es el que habla más claro. "Ho tornarem a fer", remacha. 

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, está presente en la sala del Tribunal Supremo junto a las dialogantes Meritxell Budó y Laura Borràs. A la salida, Torra se va a la delegación del Govern en Madrid y lanza su alegato. Hace suyas las palabras de Cuixart: "Lo volveremos a hacer". El president se cisca en la política, pisotea la política, se ríe de la política. No hay en el mensaje de Torra nada que indique el regreso a la política, al contacto entre políticos, a la mediación, el diálogo y el acuerdo, aunque sea para constatar que no hay acuerdo. 

Habla el presidente de los Comités de Defensa de la República (CDR), el bombero pirómano, república o república, referéndum o referéndum, miseria y más miseria. "Ni un pas enrere" y toda esa basura de lemas patéticos. El independentismo no acaba de digerir lo que ha ocurrido ni en los últimos años ni en los pasados cuatro meses de juicio. 

"Endavant les atxes". De derrota en derrota hasta la victoria final. De la nota de Salvador Cot en El Món: "Ho tornarem a fer perquè no tenim alternativa. Perquè només sobreviurem com a poble si aconseguim un espai de democràcia i llibertat. Ho tornarem a fer i la pròxima vegada guanyarem".

La musa del procés, Pilar Rahola, abunda en La Vanguardia en la línea de impactar con la cabeza en la pared: "A pesar de las horas que han durado las últimas sesiones del juicio, era imposible dejar de escuchar a los letrados, hasta el punto de que el seguimiento de la audiencia, en los medios donde se ha emitido, ha sido masivo. Horas de lecciones magistrales de derecho que han representado un baño de agua gélida contra la mentira que se ha creado para criminalizar el independentismo. Después del paso de estos Atilas del derecho por el Supremo, no ha quedado ningún ladrillo en pie del edificio de manipulación que se había alzado contra el proceso catalán, hasta el punto de que la falacia de la rebelión, la sedición, la violencia o la ­malversación ha quedado tan desmenuzada que se ha convertido en polvo".

Atilas del derecho, sí. Unos cracks, orgullo de abogados y toda la vaina. Sin salir del diario decano de Barcelona, Carlos Zanón expresa perfectamente la actitud: "El tercer estadio cae de nuestro lado: nosotros ganamos hasta las derrotas. Cosas de ser el pueblo elegido. Si nos absuelven, los españoles son tontos: les hemos engañado. Si nos envían a galeras, los españoles son crueles y despiadados que condenan a inocentes. Si hay condenas pret-â-porter, los españoles son tontos, crueles, despiadados y, ya puestos, veranean en Marina d’Or, ciudad de vacaciones".

No falta la crónica del taxista. Escribe en el Ara David Miró: "La recol·lecció de moments ha començat de bon matí. Al mateix taxi que em portava al Suprem. Allà el taxista em deixa anar: “Aquest, com es diu, Junqueras, no?, s’està fent un nom a tot Espanya”. No m’ho puc creure perquè el taxista diu, amb paraules senzilles i clares, el que molts reputats analistes polítics de la capital no s’atreveixen a posar en negre sobre blanc: que Junqueras a la presó s’ha convertit en un problema gros per a l’estat espanyol. “Si volien fotre’l han aconseguit tot el contrari”, conclou".

En El Nacional, José Antich se remonta al precedente Companys: "Fins i tot en una sala com la del Tribunal Suprem i davant d'uns magistrats aparentment insensibles al que allà estava passant, els al·legats de tots ells ressonaven i ressonaven entre aquelles quatre parets que ho han vist tot en la seva llarga història. Com serà que encara que l'any té 365 dies fins i tot els dies són els mateixos? El 6 de juny de 1935 el Tribunal de Garanties Constitucionals condemnava per deu vots a favor i vuit en contra Lluís Companys i els membres del Govern a 30 anys de reclusió major i inhabilitació absoluta. El número 163 de la Gaceta de Madrid de data ¡12 de juny! d'aquell mateix any ho publicava a les pàgines 2123 i següents i recollia el vot particular dels jutges dissidents que demanaven l'absolució amb un argument que bé podria valer per avui dia: "Debe absolverse a los procesados, cuya conducta solo podrá ser enjuiciada por la opinión pública en el campo de la política y por la Historia" ".

Los jarros de agua fría proceden de la prensa editada en Madrid. Arcadi Espada en El Mundo alude al "harakiri jurídico" de los presos: 

"A las siete y dos minutos el juez Marchena dijo:

-Muchísimas gracias a todos. Visto para sentencia. Abandonen la sala, por favor.

Como procede, él pronunció la última palabra. Antes cada uno de los acusados había pronunciado la suya. Ninguno pidió perdón ni gracia. La mayoría dejó ver que volvería a hacerlo. Casi todos trataron de intimidar políticamente al Tribunal urgiéndole a que contribuyera, con su sentencia, a la solución del conflicto, esas dos palabras que apestan. Un harakiri jurídico --el abogado, Melero, miraba al cielo preguntándose en qué remota galaxia orbitarían ciegos sus esfuerzos después de semejante patadón-- pero un documento inapreciable para responder a lo que Vila se preguntaba con tanto agobio e impostura en su alegato: «¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí?». Gracias a estos hombres, sin duda alguna. A su irresistible mediocridad, a su sostenida práctica de la mentira, a su fanático abandono de lo real".

En El País, Íñigo Domínguez aborda la intervención "mesiánica" de Cuixart: "En este fin de fiesta tan triste, es para recordar ¿y la CUP? Eran los más contentos el día de la independencia, entre los rostros de funeral de los demás, los que están aquí. Menos Cuixart, justo es decirlo. Mesiánico, era el más feliciano, casi encantado de estar en la cárcel si sirve a la causa, lo dijo tal cual. Fue el único que dijo que sabía lo que hacía. Dejando en evidencia al resto, que vienen a decir que si pudieran volver atrás se lo pensarían mejor. Esa es la pregunta que queda en el aire, si esto servirá para algo, si la sentencia dejará una herida, o una lección, o ambas cosas, y cuánto durarán. Y ahora qué. Cuixart, el más mesiánico, concluyó con una profecía: advirtió que “el dolor termina siendo socializado”. En estos cuatro meses de pragmatismo forzado un independentista confiesa en privado que estos meses en Madrid le han hecho comprender algunas cosas del otro lado. Quizá si la mitad del juicio se hubiera celebrado en Barcelona habría pasado también al contrario. Y ayer la vista podría haber sido a medio camino, en Los Monegros: en el desierto de lo real, como en la verdadera cara del mundo idílico de Matrix. A las 19.02, última frase de Marchena, sin rodeos: “Visto para sentencia, abandonen la sala”".

Del juicio y a la espera de la sentencia emerge la figura del juez Marchena, casi elevado a los altares por su temple en el manejo del procedimiento. Del apunte de Ignacio Camacho en ABC: "Este verano debería haber en las playas camisetas con el rostro o las frases del juez Marchena. Y si los ayuntamientos tuvieran sentido de la civilidad y de la trascendencia histórica, en un futuro le dedicarán calles como dice el analista Ignacio Varela. Porque ha devuelto a una mayoría de españoles la confianza en una Justicia ejercida con temple, limpieza, claridad de criterio e independencia. Porque frente al ruido del conflicto separatista ha conseguido encarnar -como sólo el Rey lo logró en el instante crítico de la revuelta- la autoridad del Estado desde una jerarquía moral e intelectual terminante y serena".

Cambio de tercio. En materia de pactos, PP y Ciudadanos, con el concurso de Vox, arbitran coaliciones en Madrid y Castilla y León. También en Aragón. Y en Barcelona Colau se prepara para revalidar el cargo con el PSC, que exige un gobierno de coalición. Por su parte, el presidente Sánchez podría necesitar de la abstención de los independentistas que lo volverían a hacer.

13 de junio, santoral: Antonio de Padua, Fandila de Córdoba y Felícula.