Carles Puigdemont, acompañado por cinco de sus exconsejeros, interviene durante la rueda de prensa que ofreció en Bélgica tras su huida / EFE

Carles Puigdemont, acompañado por cinco de sus exconsejeros, interviene durante la rueda de prensa que ofreció en Bélgica tras su huida / EFE

Política

La traición de Puigdemont a los suyos, al descubierto

El 'expresident' huyó a Bélgica tras la DUI del 27S engañando a buena parte de sus compañeros de gabinete, a los que prometió que el lunes acudiría al Palau de la Generalitat

2 septiembre, 2018 18:20

A poco menos de dos meses del primer aniversario de la fallida declaración unilateral de independencia del 27S, empiezan a trascender todo tipo de detalles sobre lo que ocurrió en los días inmediatamente posteriores, y que culminó con la inesperada espantada del entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y de la mitad de sus consejeros autonómicos, huyendo precipitadamente a Bélgica.

Las informaciones publicadas revelan la deslealtad --algunos críticos lo tildan de "traición" o "cobardía"-- de Puigdemont a sus compañeros de gabinete, a los que engañó animándoles a acudir el lunes a sus despachos de las consejerías con la promesa de que él también iría al Palau de la Generalitat a defender la nueva república. Lo que finalmente ocurrió es conocido por todos: el president y algunos de sus más estrechos colaboradores se fugaron en secreto a Bélgica, dejando al resto de miembros del Govern vendidos.

'La Vanguardia' y 'El Periódico' desnudan a Puigdemont

El relato de aquellos días despeja las dudas sobre si la actuación de Puigdemont estuvo pactada con su número dos, Oriol Junqueras, y otros exconsejeros o si, como muchos analistas apuntan, fue un acto de felonía.

Y es que las crónicas de La Vanguardia --con un avance del libro de Lola García El Naufragio, la deconstrucción del sueño independentista-- y El Periódico --de la mano de Xabi Barrena y Fidel Masreal-- no dejan lugar a dudas.

Desconcierto

Las horas posteriores al tumultuoso pleno del Parlament del viernes 27 de octubre de 2017, en el que se votó en secreto la proclamación de independencia de Cataluña, fueron desconcertantes para los promotores del procés. El Senado acababa de aprobar por una abrumadora mayoría --que incluía a PP, PSOE, Cs y CC-- la activación del artículo 155 de la Constitución y la desorientación de los dirigentes nacionalistas confirmaba que no había un plan B.

“Las instrucciones del Govern pasaban por empezar a preparar esa misma tarde las primeras medidas del ejecutivo republicano. Se trataba en concreto de 40 decretos y leyes, como consta en un informe de la Guardia Civil. Pero la sensación de desbandada empezó a cundir de inmediato”, explican Barrena y Masreal. Puigdemont pasó la tarde en el Palau --sin atreverse a arriar la bandera de España-- mientras Junqueras se fue a su casa.

155 y primera huida a Francia

Pasadas las 20.00 horas, el presidente Rajoy compareció ante los medios de comunicación para anunciar las primeras medidas en aplicación del 155, entre las que destacan la destitución de Puigdemont y sus consejeros, la toma del control de los Mossos d’Esquadra y la convocatoria de elecciones autonómicas para el 21D. Una decisión, esta última, que genera aún más confusión entre los promotores del procés.

Esa noche, indica García, “cunde el pánico” entre los miembros del Govern “ante la posibilidad de que vayan a ser arrestados todos en cualquier momento”. Así, Xavier Vendrell --exmiembro de Terra Lliure y uno de los ideólogos más activos del proceso secesionista-- organiza un dispositivo para reunir al Gobierno autonómico en el sur de Francia. En concreto, se refugian en la localidad de Pesillà de la Ribera (Pézilla-la-Rivière), a 15 kilómetros de Perpiñán. El mismo lugar donde hace 30 años se refugió otro terrorista de Terra Lliure, Pere Bascompte. "Todo el Govern acude a la cita, excepto Junqueras, el conseller de Justicia, Carles Mundó y el de Salud, Toni Comín", revela El Periódico.

Tensión entre los exconsejeros

Desde Francia, los ya exconsejeros autonómicos piden asesoría al teniente de alcalde de Barcelona Jaume Asens --colaborador cercano de Ada Colau-- sobre legalidad internacional, especialmente sobre cómo funcionan las euroórdenes y los tratados de extradición.

“El clima de tensión por la situación se halla en máximos. Es en Francia, donde algunos exconsellers expresan su malestar e, incluso, afirman sentirse engañados. Hay hasta discusiones elevadas de tono, como por ejemplo entre Jordi Turull y Clara Ponsatí”, cuentan Barrena y Masreal.

Volver a las consejerías

El sábado 28 por la mañana vuelven a España, a una masía del Empordà --se les unen Comín, Marta Rovira y dirigentes de la ANC y Òmnium, entre otros-- pero no hay actos públicos de los miembros del Govern. TV3 emite una declaración enlatada de Puigdemont en la que pide a los catalanes “paciencia, perseverancia y perspectiva” pero sin referirse a la nueva república. La Sexta le descubre en un restaurante del centro de Girona, donde da un paseo entre los vítores de la población. Mientras Junqueras se va una casa rural con su familia.

En la masía del Empordà, los exmiembros del Govern y su entorno debaten sobre qué hacer a partir de ahora. La posibilidad del huir al extranjero se pone sobre la mesa, pero deciden acudir el lunes a sus antiguos puestos en las consejerías, “como si fuera un día normal”.

Palabra de Puigdemont

El domingo, Puigdemont se reúne en su domicilio en Sant Julià de Ramis (Girona) con Rovira, Turull y Romeva, donde se confirma la decisión de “mantener la calma y las apariencias el lunes, primer día laborable tras la aplicación del artículo 155”.

“El plan es acudir al puesto de trabajo para combatir así con su presencia la destitución decretada por el 155”, señalan los relatos. “Mañana todos a los despachos, se juramentaron”, añaden.

Puigdemont les deja en la estacada

Sin embargo, la sorpresa estalla el lunes por la mañana. Mientras Turull y Romeva están tomando café en un bar cercano al Palau de la Generalitat para entrar juntos, el primero recibe una llamada de Josep Rius, jefe de Presidencia: “El president no irá a trabajar”. Ya está en Bélgica.

Los dos se quedan perplejos. Más aún cuando minutos antes Puigdemont había colgado en Instagram una foto del cielo y el Palau. Peor aún fue el caso de Josep Rull, que se enteró de la huida de Puigdemont más tarde, cuando ya había vuelto a su despacho de la Consejería de Territorio. "He hecho el gilipollas", le confesó a un colaborador tras sentirse traicionado.

El enfado de Mas

La actuación de Puigdemont no gusto a sus correligionarios. "Artur Mas, al conocer los hechos, soltó un exabrupto de esos que se reservan a los árbitros en los campos de fútbol", asegura El Periódico.

Puigdemont "en ningún momento explica a Junqueras que ha tomado la decisión expresa de marcharse a Bélgica", añade La Vanguardia. Y el líder de ERC se reunió con el grupo parlamentario de Junts per Sí, pasó por la Consejería de Economía a despedirse y, por la noche, concedió una entrevista a TV3.

El precedente del 26-O

Varios exconsejeros siguen a Puigdemont a Bélgica, pero algunos vuelven al cabo de unos días. Finalmente, el grupo de huidos lo forman, además del expresident, Toni Comín, Clara Ponsatí, Meritxell Serret y Lluís Puig.

"[Es] difícil establecer qué criterio usó Puigdemont para llamar a unos sí y a otros, no", señalan Barrena y Masreal. Aunque recuerdan los desencuentros del expresidente autonómico con Rull y Turull el 26 de octubre cuando le presionaron para que no convocara elecciones. En todo caso, añaden, “los que no fueron llamados por Puigdemont debatieron ese lunes qué hacer. Nadie se apuntó al exilio y dieron órdenes de intentar aparentar máxima normalidad”. Para entonces, la maquinaria judicial ya se había puesto en marcha, y cada uno de los dirigentes independentistas se había retratado públicamente.