La secretaria general del PNC, Marta Pascal, que procede del PDECat y de Convergència / EP

La secretaria general del PNC, Marta Pascal, que procede del PDECat y de Convergència / EP

Política

El PNC de Pascal, con los brazos abiertos para recoger a los ‘heridos’ de Puigdemont

Los dirigentes del PDECat plantan cara al expresidente, pero la mayoría serán “pragmáticos” y seguirán en JxCat para mantenerse en el poder

13 julio, 2020 00:00

Las apariencias engañan. Aunque las discrepancias se manifiestan; pese a que las distancias con Carles Puigdemont son grandes y el expresident causa verdadera irritación, es determinante la “responsabilidad” convergente. El PDECat es consciente de que no tiene capacidad suficiente para actuar en solitario y buscará un acuerdo en el último instante con Junts per Catalunya, la marca que registró y que ha acabado en manos de Puigdemont. Y ante esa realidad --que ya ha expresado en público el alcalde Mollerussa y portavoz del PDECat, Marc Solsona--, ya está preparado el Partino Nacionalista de Cataluña (PNC) para recoger a todos los heridos del vecino de Waterloo.

Para eso se constituyó, con ese objetivo se fue preparando una formación política que ha logrado el interés y la participación de jóvenes profesionales, pero que tiene el apoyo de los viejos rockeros convergentes. El PNC, cuya secretaria general es Marta Pascal --exsenadora y excoordinadora general del PDECat-- quiere atraer a todos los descontentos del partido que no acepten o se ven imposibilitados a integrarse en JxCat.

¿Cómo hacer carrera política?

Los argumentos son claros. Algunos dirigentes y cuadros medios del PDECat, que han escuchado las palabras gruesas de sus compañeros contra Puigdemont y que admiten que el presidente del partido, David Bonvehí, ha mostrado su valor en los últimos meses, señalan que si quieren seguir con sus carreras políticas deberán formar parte de JxCat. O dicho de otra manera, que si pretenden seguir en la política activa desde el PDECat, “entonces desapareceremos”.

El espíritu convergente --o como han señalado algunos analistas, el gen de los exconvergentes-- tiene un enorme poder. Y esa circunstancia será de suma importancia para reconfigurar ese espacio político, ese catalanismo que desea ponerse en pie para poder iniciar una nueva etapa en la política catalana.

David Bonvehí (PDECat) y Marta Pascal (PNC), buscan financiación para el nuevo Espai CiU /EFE

David Bonvehí (PDECat) y Marta Pascal (PNC), buscan financiación para el nuevo Espai CiU /EFE

El espacio catalanista en ciernes

¿El independentismo mayoritario seguirá a Puigdemont al margen de todos los errores cometidos? ¿Ese gen convergente pesará tanto, por el pragmatismo que comporta, como para votar a Junts per Catalunya sin reconocer que el expresidente catalán ha complicado todavía más las cosas en Cataluña?

De esa respuesta depende la suerte del Partit Nacionalista de Catalunya, que pretende recoger todo lo que quede del PDECat, y de formaciones como Units per Avançar, Lliures, y la Lliga Democràtica. Porque ese espacio, como admiten sus dirigentes, sólo tendrá una oportunidad si logra constituir una candidatura y si esa parte de la sociedad catalana es capaz de rectificar y dar un paso atrás.

¿El PDECat en solitario?

El PDECat, en todo caso, no irá en solitario. Marc Solsona ha señalado que se podría lograr un acuerdo electoral con JxCat, aunque no se haya solucionado la integración en la formación de Puigdemont. Esa circunstancia se deberá abordar en un consejo nacional, previsto para el 26 de julio, aunque todavía no se ha convocado, a la espera de lo que haga el propio Puigdemont el 25 de julio, donde dará a conocer su nuevo partido. Aunque en algunos círculos del partido se había propuesto concurrir en las elecciones con la consejera de Empresa, Àngels Chacón, como candidata, el PDECat tratará de ligarse a Puigdemont.

El PNC de Pascal, por tanto, buscará a los descontentos del PDECat, pero sabe también que no tendrá el grueso del partido, y que deberá establecer alianzas con Units pe Avançar, en primer término. Y aquí surge un primer y gran escollo. ¿Quién puede liderar todo ese espacio? Por ahora y no es algo menor sólo ha querido ofrecerse un dirigente: Albert Batlle, el concejal de Seguridad en el Ayuntamiento de Barcelona, exsocialista y ahora en las filas de Units per Avançar, el partido de Ramon Espadaler, y que reúne a los democristianos de la ex Unió Democràtica.

Marta Pascal (c) realiza declaraciones a la prensa tras el congreso fundacional del PNC / EP

Marta Pascal (c) realiza declaraciones a la prensa tras el congreso fundacional del PNC / EP

¿Y la independencia?

Batlle cuenta con el apoyo de Lliures, que ha visto en el veterano dirigente a un posible líder que habla con propiedad y que ha definido el objetivo: preparar una alternativa catalanista “frente” al independentismo. Esa es la clave y es, precisamente, la que puede complicar las cosas, porque en el PNC no se entiende el “frente”. Los de Pascal no están en contra de la independencia, sino en la “manera” de cómo Puigdemont quiso vulnerar las reglas democráticas para alcanzar la independencia.

En todo caso, eso puede ser superable. “Lo que se debe hacer es consensuar un programa claro”, señalan fuentes de Lliures, el partido que preside Antoni Fernández Teixidó, el más comprometido con ese espacio político.

Tímidos 'indepes' o exCiudadanos

Los objetivos electorales, sin embargo, son contradictorios. Mientras la Lliga Democràtica aspira a recoger votos que fueron en las últimas elecciones a Ciudadanos, como dique frente al independentismo --lo mismo, en gran parte, que desea Lliures--, tanto Units per Avançar como el PNC quieren a los “tímidos o arrepentidos” del independentismo que votaron a opciones como Junts per Catalunya. ¿Es eso compatible? “Debe serlo, si se explicita en un programa político, con un líder claro”, se insiste desde Lliures. 

Marta Pascal prefiere ganar algo de tiempo. El PNC señala que no negociará nada en concreto hasta que no se convoquen las elecciones. Y eso depende del presidente Quim Torra. En todo caso, ese catalanismo que aspira a tener un lugar bajo el sol, y a lograr romper la mayoría independentista en el Parlament –aunque deberá explicar a quién haría presidente— ha comenzado a clarificar sus relaciones. Tienen por delante dos semanas que serán decisivas.