Activistas cortando una carretera a primera hora de la mañana de la nueva jornada de huelga en Cataluña / TWITTER

Activistas cortando una carretera a primera hora de la mañana de la nueva jornada de huelga en Cataluña / TWITTER

Política

La huelga no para la economía pero cabrea a los ciudadanos

En una jornada en que se consumieron más energía e hidrocarburos en Cataluña, los cortes de carreteras de los manifestantes provocaron las mayores afectaciones

9 noviembre, 2017 00:00

“Esto no es una huelga, es un boicot”. Las quejas recogidas por algunos de los conductores que ayer se quedaron atrapados en las carreteras catalanas por los cortes de manifestantes muestran el estado de ánimo de una nueva jornada de huelga general en Cataluña con casi ninguna reivindicación de derechos laborales y una importante carga política.

Había sido convocada por la organización minoritaria y abiertamente nacionalista Intersindical-CSC y la adhesión de los trabajadores fue en igual proporción. Foment del Treball aseguró que el seguimiento había sido “prácticamente nulo” y Pimec arrojó algunas cifras a esta consideración. Indicó que sólo el 4,3% de las pymes del país, donde el sentimiento independentista es mayoritario y los gestores no responden a un comité de dirección, decidió bajar la persiana.

Seguimiento por sectores de actividad

Fue en la enseñanza pública y en el comercio donde se sumaron las mayores afectaciones. El 31,5% de los profesores decidió no ir a clase, según las cifras ofrecidas por el Ministerio del Interior, y permaneció cerrado el 10% del comercio de proximidad según Pimec y el 15% según Retail.cat.

Cifras bajas si se comparan con las anotadas en anteriores jornadas de huelga general y que se reducen a casi testimoniales en la industria y los servicios. Incluidos los sanitarios y los transportes públicos por la parte laboral.  

La Administración, muy baja

En los diferentes departamentos de la Generalitat de Cataluña, la participación en la protesta fue algo mayor, pero igualmente baja. En el departamento de Salud, sólo el 15,78% de decidió no acudir a trabajar.

En la vicepresidencia de Economía y Hacienda, el seguimiento fue del 17,78%; en Gobernación, Administraciones Públicas y Vivienda, del 5,97%; en Enseñanza, del 34,98%; en Territorio y Sostenibilidad, del 21,50%; en Cultura, del 32,33%; en Trabajo, Asuntos Sociales y Familia, del 14,55%; en Empresa y Conocimiento, del 24,45%, y en Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, del 20,17%.

Sube el consumo energético

El consumo de energía se mantuvo e incluso registró puntas que superaban la media de los días laborales. Interior dijo que el eléctrico industrial subió el 1% a las 11.15 de la mañana, mientras que en el 3-O, el paro de país precedente, bajó el 10,5% y en la huelga general de noviembre de 2012 el recorte fue del 18%.

También incrementó el consumo de hidrocarburos, magnitudes macroeconómicas que ejemplifican el seguimiento testimonial.

Jornada de lucha

Pero la mutación de una huelga general a una jornada de lucha se tradujo en una organización con escasos precedentes en Cataluña para bloquear las carreteras y el transporte público de medio y largo alcance. Ese fue el objetivo de los manifestantes, que siguieron indicaciones de los llamados comités de defensa de la república (CDR) para desplazarse por la red catalana.

Despertaron cuando la inmensa mayoría de trabajadores de los turnos de mañana de grandes industrias catalanas ya había empezado la jornada laboral. Pero su acción tuvo un gran impacto en los empleados de oficinas, de los servicios y de las administraciones. Los accesos de Barcelona estuvieron prácticamente colapsados durante las horas punta de la mañana, pero el transporte público no era alternativa porque los manifestantes saltaron a las vías.

Yincana hasta el puesto de trabajo

Hecho que llevó a que muchos trabajadores iniciaran su particular yincana hasta su centro de trabajo. ¿Cómo evitar el corte de la Ronda Litoral? Pues intentando llegar por alguna de las calles adyacentes hasta estación de Francia primero, hasta el monumento a Colón, después, e intentar llegar hasta Montjuïc hasta el paseo de la Zona Franca, donde el tapón era menor.

Una trabajadora de Barberà del Vallès (Barcelona) explicaba que tras el colapso de las líneas de Renfe, se trasladó hasta la vecina localidad de Cerdanyola del Vallès y se montó allí en un autobús. No tuvo problemas para llegar hasta la entrada norte de la capital catalana por avenida Meridiana, ya que en la C-58 no se registraron paros.

"En mi centro laboral casi nadie hizo huelga. Pero llegué tres horas tarde debido a los cortes en las carreteras de la costa de Barcelona. Ello provocó que los empleados del turno de noche tuvieran que esperar a que llegáramos, ya que somos un servicio público esencial", lamentó una sanitaria.

Trabajo desde casa

Los que iban en moto pudieron capear mejor la situación, ya que Mossos d’Esquadra y Guàrdia Urbana fueron permisivos con algunas maniobras siempre y cuando no pusieran en riesgo la seguridad ciudadana.

Frente a este panorama, muchas empresas facilitaron en la medida de lo posible y desde primera hora de la mañana el home office. Algunos de forma planificada para poder estar al cuidado de los más pequeños y otros por necesidad ante la imposibilidad de circular.

Cortes de fronteras y las vías de alta velocidad

Hubo nervios. Especialmente en autopistas como la AP-7, donde los cortes se prolongaron durante horas. Allí se registraron incidentes entre transportistas profesionales y manifestantes que no fueron a más por la intervención de la policía autonómica.

Además, a partir de las doce de la mañana, los CDR llamaron a cerrar la mayoría de las fronteras catalanas. Lo hicieron horas después con la amenaza de dormir allí, hecho que implicó improvisar un plan para los transportistas en los municipios cercanos y la activación por parte de Francia de otra estrategia para tráfico pesado. También se prolongaron los cortes de los trenes de alta velocidad por la ocupación de las vías tanto de la estación de Girona como en la de Barcelona-Sants.

La economía catalana no paró el 8N, pero la jornada deja cabreo ciudadano por los efectos en la movilidad. Y una nueva imagen: las colas kilométricas en carreteras catalanas y la ocupación de las vías por parte de los manifestantes.