Espadaler: “El Parlament confía más en los Mossos que el propio Govern”
El secretario general de Units recuerda a ERC que, con 33 diputados, no está en disposición de exigir en la negociación de los presupuestos, y otorga a Illa el liderazgo de la centralidad catalana
7 diciembre, 2022 00:00Ramon Espadaler (Vic, 1963) se ha convertido en el azote del consejero de Interior de la Generalitat, Joan Ignasi Elena. Conoce bien ese cargo, pues lo ocupó durante el gobierno de Artur Mas. El líder de Units per Avançar defiende la profesionalidad de los Mossos d'Esquadra ante la desconfianza que, asegura, demuestran ERC y CUP con sus propuestas sobre el nuevo modelo policial. En una entrevista con Crónica Global, Espadaler hace balance de su pacto con el PSC, formación que, asegura, representa actualmente una amplia centralidad en Cataluña.
--Pregunta: La Comisión sobre el nuevo modelo policial del Parlament ha vetado la creación de un órgano fiscalizador de los Mossos d’Esquadra ¿lo entiende como una segunda reprobación del consejero Elena?
--Respuesta: La comisión tuvo un buen final después de un año de debates un tanto absurdos. La comisión nace de un acuerdo entre ERC y la CUP. Y la CUP ha marcado todo el itinerario del departamento de Interior. La comisión ha puesto freno a los anhelos de ambos partidos de crear un órgano externo de fiscalización de la policía catalana, que además preveía sanciones a los agentes, algo que no pasa en ningún país del mundo. Unas injerencias preocupantes en ámbitos sensibles de la comisaría general de información y del sector del orden público. Yo creo que el balance es una reprobación al conseller Elena porque empezó de la mano de la CUP. Con la reprobación siguió de la mano de la CUP y en la comisión también. El balance es que el Parlament confía más en los Mossos d’Esquadra que el propio Govern. Si uno atiende a los resultados de las votaciones, el Parlament le ha dicho a los Mossos que son una policía democrática, lo cual casi puso en duda el conseller cuando dijo que íbamos a conseguir una policía democrática y social, como si no lo fuera.
--¿Cree que el conseller Elena debería dimitir?
--Al conseller le gusta mucho hablar de las democracias nórdicas, del Reino Unido…lo toma como una referencia. Este órgano no existe en ningún país europeo, sí en el Reino Unido. Pero obvia que estos países, una reprobación de este tipo habría provocado la renuncia del responsable.
--La CUP ya no es socio de ERC. ¿Por qué cree que sigue marcando el paso al Govern?
--Es sorprendente. Pero hay evidencias. La CUP obligó a retirar las defensas a los Mossos acusados por quienes se habían visto implicados en altercados en la calles y que habían judicializado su labor. O no presentarse como acusación particular en casos de agresión a Mossos. La CUP ha marcado la agenda hasta el punto de que hemos estado un año en la comisión debatiendo sobre el modelo policial para llegar a la conclusión de que es bueno, aunque perfectible, evidentemente. Nos sorprende que el consejero siga de la mano de la CUP, es el mejor conseller que la CUP podría tener en el Govern.
--¿En qué puede mejorar del cuerpo de Mossos?
--La Comisión ha tenido aspectos positivos. En la ley del sistema de policía de Cataluña, hay franjas de acuerdo muy importantes, también con ERC, Junts o los comunes. En la necesidad de legislar, porque sobre el sistema policial, no se ha hecho en Cataluña desde los años noventa. Cosas que pueden hacer conjuntamente, respetando las competencias de cada cuerpo, las policías locales y los mossos. La resolución de expedientes disciplinarios, que los Mossos tiene resuelto, pero no las policías locales… Se debe recorrer ese camino. Pero no tiene sentido legislar en este momento, porque con un gobierno con solo 33 escaños, en un escenario preelectoral, es poco aconsejable en un sector que tiene mucho que ver con el local. Lo cual no impide llegar a acuerdos. De esto también se ha hablado en la comisión. Pero se ha puesto más en valor los objetivos que perseguían la CUP y ERC. Creemos que se deben singularizar la Guardia Urbana de Barcelona, por su dimensión, por las características propias de la ciudad, y dar un paso al frente en el reconocimiento del área metropolitana. Ahí si que quizá se tenga que hacer alguna modificación de legislación a nivel español. Por ejemplo, la gestión de grandes acontecimientos, como el Mobile, que afecta a Barcelona y L’Hospitalet, o el Primavera Sound, a caballo entre Barcelona y Sant Adrià, que requiere de más colaboración entre policías locales.
--El conseller Elena dice que PSC-Units le tiene manía…
--No es una cuestión personal. El conseller tiene el pasado político que tiene (exPSC), yo también, nunca he renegado de proceder de UDC. Es una cuestión de modelo policial. En la UE no hay ningún país que tenga un órgano externo que fiscalice a la policía. En Europa, las unidades especializadas en orden público tienen el apoyo de sus gobierno. Cataluña, en este sentido, es una excepción. Tengo un profundo respeto al conseller, pero una profunda divergencia en cuanto a la orientación política de la seguridad de este país. Tenemos una policía democrática, que tiene evidentemente un recorrido de mejora, pero que necesita de la confianza del Govern. El conseller Elena y el gobierno catalán se acercan a la policía con una mirada de desconfianza. Nosotros partimos exactamente de lo contrario, partimos de la confianza y, a partir de ahí, podemos detectar aspectos mejorables, respetando el ámbito técnico policial, como respetaríamos en ámbito técnico sanitario o educativo. Corresponde al Govern marcar las líneas básicas y para ello existe el Plan General de Seguridad de Cataluña, que no se realiza desde 2019. Llevamos muchos años sin plan general.
--¿Los Mossos están politizados?
--Ha habido intentos de politizar los Mossos por parte del Govern de la Generalitat, relevando determinados mandos no en la cúpula policial, donde es normal que haya cambios cuando de gobierno. Cuando se extiende a 36 mandos de regiones y comisarías, es algo más que un ajuste de mínimos para mantener una interlocución con los Mossos. Ha habido una intromisión clara. El cuerpo de Mossos es consciente de ello, hay excelentes de profesionales que no van a dejar que se politice. Desde PSC-Units, nuestra confianza sigue intacta por su profesionalidad. En la comisión también se debatió que debe haber una separación nítida entre la esfera política y la esfera técnica. No es aceptable que la esfera política interfiera en los operativos, en cómo deben actuar en situaciones de orden público o desalojos. Como tampoco sería aceptable que los Mossos marcaran el paso a la esfera política, algo que no he visto por ninguna parte.
--¿Veremos algún día a un mosso ser consejero de Interior en Cataluña?
--No creo que sea la solución, precisamente por esa división que debe haber. Yo creo que sería incompatible para un mosso hacer política. Hay mossos que han hecho un receso en sus carreras profesionales para hacer política, pero son casos muy minoritarios. Pero no el doble ejercicio, no es en absoluto recomendable.
--ERC también ha frenado medidas que planteada Junts para hacer frente a la okupación, otro tema que pone el foco en los Mossos por los desalojos practicados. ¿Cómo se puede hacer frente a este problema?
--Una parte muy sustantiva está en manos de la legislación estatal. Pero no es menos cierto que con el mismo Código Penal hay otras comunidades autónomas que resuelven con más agilidad. Hay que distinguir de forma muy nítida situaciones de necesidad a la que la política debe dar respuesta. Hace poco sabíamos de una banda que utilizaba impunemente niños para blindarse, lo cual me parece repugnante y reprobable. Yo creo que la policía debe hacer su cometido, como policía judicial se debe a las instrucciones judiciales. Creo que deberíamos confiar en el criterio de la policía, porque lo tiene. No manda a las unidades antidisturbios de forma gratuita. Primero estudiará cuál es el caso y, en función de las circunstancias, utilizará uno u otro recurso. No tiene una obsesión con los desahucios, tiene la sensibilidad social suficiente para gestionar las situaciones de forma eficiente, dando cumplimiento al marco legal. Porque la propiedad privada es un derecho constitucional, como lo es el derecho a tener una vivienda digna. Pero si estamos aquí es porque ha fallado la política. No podemos culpar a la policía de los fallos de la política.
--Faltan cinco meses para las elecciones municipales. ¿La seguridad será un tema clave en la campaña?
--En seguridad siempre hay que mirar dos realidades. Por un lado los datos objetivos y, por otro, las percepciones. Es obligación del gobierno gestionar ambas realidades, las denuncias conocidas y la percepción. En el ámbito de percepción, es tentador magnificar. Hay formaciones políticas que tienen un interés muy desmesurado en situar los temas de seguridad en el frontispicio de cara a las municipales. Eso es una realidad con la que vamos a convivir en los próximos meses. Hay que tener un término medio, dar garantías con una reforma del Código Penal o con una aplicación correcta de la reincidencia, que ya se hizo la modificación, por lo que ahora quizá la pelota está en el tejado de la Fiscalía o del ámbito judicial, y una gestión sensata de las percepciones. Es indudable que la seguridad va a ser un eje muy importante de los discursos de cara a las elecciones municipales en Barcelona y en el conjunto del país. Hay que hacerlo con rigor, sin concesiones fáciles a la demagogia. Cuando la sensación generalizada de la ciudadanía de que no está segura, hay que darle respuesta. A veces tiene que ver más con cuestiones de incivismo. Cada cual tiene su marco competencial. En el caso de Barcelona, el gobierno ha cumplido sus compromisos de aumentar en mil agentes la Guardia Urbana en lo que va de mandato, pero no ha hecho lo mismo la Generalitat. El otro día lo recordaba Jaume Collboni (candidato del PSC a la alcaldía de Barcelona): por cada cinco agentes que el Ayuntamiento destinaba a las operaciones de verano, cuando hay más riesgo, la Generalitat solo ha puesto un mosso. El Govern está en deuda con Barcelona. Faltarían unos 600 Mossos d’Esquadra más.
--Ha comentado que está de acuerdo con la reforma del delito de sedición.
--En su día, en 2018, Units per Avançar pidió una modificación del delito por una razón simple que ahora se ha impuesto, porque no es homologable con los tipos europeos. Ello tiene algunas consecuencias, puede aminorar algunas penas impuestas, algo que ya se resolvió con los indultos. Si tuviéramos que matizar que se entienda que se está legislando ad personam. No diríamos exactamente lo mismo con el delito de malversación. Yo puedo suscribir las palabras de la consejera de Justicia, que ve un límite en los casos de corrupción. Aquí hay que ser muy fino y nosotros no vemos esta necesidad.
--¿Qué opina de la polémica sobre la aplicación de la ‘ley de solo sí es sí’?
--Creo que esta ley tiene algunos vicios de origen. Y si se están produciendo resultados no previstos por el legislador, se tiene que corregir, no traspasar la responsabilidad a otro poder. En este caso, el legislador le ha dado una ley perfectible al poder judicial. Estoy convencido de que esto no estaba previsto. Es preocupante porque afecta a un ámbito absolutamente sensible. No estamos dispuestos a que se aminoren las penas a delitos de agresión sexual, esto es intolerable en nuestra sociedad. Se necesita un poco más de modestia y gestionar las cosas bien para dar un no rotundo a agresiones sexuales.
--¿Habrá nuevos presupuestos de la Generalitat? ¿Cómo están las negociaciones?
--Que las instituciones tengan presupuesto es una buena noticia. Hay que tender a que el Gobierno, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona lo tengan, porque así, la maquinaria administrativa funciona con mayor normalidad y permite incorporar créditos para hacer frente a las políticas necesarias en este momento. Dicho esto, ERC no puede afrontar la negociación presupuestaria de la misma forma que lo ha hecho Pedro Sánchez o que el gobierno de Barcelona. ERC solo tiene 33 escaños, los mismos que tiene PSC, aunque nosotros tenemos más votos populares. No se trata de completar una mayoría. En Madrid, hay un tronco central formado por PSOE y Unidas Podemos, que luego se complementa llegando a acuerdos con distintos partidos, pero hay una base estructural. En el Ayuntamiento de Barcelona, también. No es el caso del Parlament. ERC tiene una flagrante minoría, por lo que no puede aplicar la misma estrategia. No se trata de poner algunos matices, se trata de coelaborar un presupuesto. Es lo que venimos reflejando desde el mes de agosto, cuando Salvador Illa dijo que estamos dispuestos a trabajar para que este país tenga presupuestos, pero no de cualquier forma. Tenemos que condicionar, como hemos condicionado la política de seguridad poniendo freno a algunas veleidades del consejero de Interior, como condicionaremos las políticas de sanidad o las de la gente mayor, en este caso con una proposición de ley. Tengo la sensación de que actualmente es más proactivo el gobierno alternativo.
--¿Los ciudadanos son conscientes de la importancia de esas iniciativas? Las encuestas otorgan a PSC y ERC una centralidad que quizá responde a esa reconocimiento.
--Es una perspectiva interesante. El escenario es radicalmente distinto al que había en 2017, 2018 y 2019. La pandemia o la guerra en Ucrania han provocado una situación compleja que nos obliga a priorizar. A atender los problemas de sanidad y de la alta inflación, aunque España tenga la menos elevada del ámbito europeo, pero impacta en las familias. Esto hay que ponerlo por delante. Esto es lo que motiva a PSC-Units a apoyar los presupuestos. Si los hay, yo quiero que los haya y creo que los habrá si el Govern entiende esta situación, será un claro ejemplo de que volvemos a la política de las cosas, que es algo que este país necesita. El balance de lo que ha sido el procés es muy pobre. Quien ha perdido en el procés no es una formación política, no son los constitucionalistas o los independentistas, es Cataluña en su conjunto. Ha perdido empresas, ha perdido el tren de una nueva financiación, la capacidad de influir de forma importante en los presupuestos generales del Estado… Hay que recuperar ese terreno perdido.
--Hay mucha gente que ha puesto sus esperanzas en un acuerdo entre PSC y Junts, pero hay una atomización del espectro catalanista, heredero de CiU, con la creación de nuevos partidos y plataformas, ahora ha surgido un movimiento electoral en la órbita de la ANC. ¿Preocupa que la fuga de votos trunque esa sociovergencia?
--El espacio de los herederos de CiU existe, no sé con qué dimensión. Pero no ha sido posible, y eso es algo que nos debe invitar a reflexionar, que articule ese espacio. Yo puedo hablar modestamente de nuestra alianza con PSC, que si se produjera en Francia sería más comprensible, sería la alianza típica de una segunda vuelta electoral: dos posiciones diferentes que encuentran mucho en común. Nuestra apuesta ha sido reforzar la centralidad que representa el PSC, aunque partamos de posiciones diferentes. Creo honestamente que Illa representa este espacio. Puso seny al debate lingüístico, aquilatando posiciones, marcando distancias pero apostando por algo que ha sido central. Y lo está demostrando en política económica, acudiendo a lo importante, a la política de las cosas. Creación de empleo y defensa rotunda de los servicios públicos, muy importante, sobre todo en tiempos de crisis. Desde Units defendemos la importancia de estar en las instituciones. En el Ayuntamiento de Barcelona, con Albert Batlle, gestionamos un aspecto muy sensible como es el de la seguridad, también el distrito de Sarrià-Sant Gervasi. Estamos en el Parlament, y podemos incidir. Por eso hemos renovado nuestro acuerdo con el PSC a nivel municipal, para visualizar nuestra apuesta por un catalanismo sensato no independentista. El procés ha cambiado muchas cosas: relaciones personales, entre partidos, entre Cataluña y el conjunto de España, y los instrumentos de antes ya no sirven. Apostamos por una centralidad amplia. Y los tiempos que vienen nos van a obligar a establecer amplios acuerdos. Ya no basta un solo partido para hacer gobierno. Casi ya no va a ser posible con solo dos. Será más complejo, pero también da más oportunidades a la política. Yo eché en falta en la comisión parlamentaria sobre el modelo policial más tiempo para la transacción, que consiste en pequeñas renuncias, acuerdos que permiten avanzar.
--¿Se sentiría cómodo en un tripartito con los comunes?
--Nosotros trabajamos para que Salvador Illa sea presidente de la Generalitat porque ha demostrado una capacidad de pacto con formaciones políticas muy diversas, lo cual significa que está situado en esta centralidad. Y esto es lo más relevante. Illa ocupa un espacio de centro izquierda que no incomoda a quienes estamos a su derecha porque pone por delante los intereses tangibles. Económicos, sociales, de convivencia… Un interés de pasar página, mirar hacia delante tras un procés negativo para Cataluña