El 'president' Salvador Illa, en la inauguración de la exposición del milenario de Montserrat en Roma
Illa apela en Roma a los “valores de Montserrat” para detener la “barbarie en Gaza”
El presidente del Govern y el abad Manel Gasch inauguran una exposición inmersiva sobre el milenario de la comunidad benedictina catalana
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La inauguración de la exposición por el milenario de la Abadía de Montserrat en Roma se ha convertido en un alegato contra la "barbarie en Gaza" y la "deshumanización del mundo". La capital italiana acoge hasta el 14 de octubre una muestra inmersiva que acerca la montaña mágica de Cataluña al centro de la iglesia católica, y su estreno no ha pasado por alto a situación de Gaza y la intervención de Israel contra la flotilla de ayuda humanitaria..
El Palazzo della Cancellaria, un imponente edificio renacentista propiedad del Vaticano en la urbe romana, fuera de las fronteras de la ciudad-estado, ha acogido el acto, encabezado por el president del Govern de la Generalitat, Salvador Illa, y el abad Manel Gasch. En su intervención, el dirigente socialista ha apelado a "los valores de Montserrat" para "detener el genocidio".
Crueldad
"Estamos viendo una crueldad que pensaba que no veríamos nunca más", ha dicho frente a las comunidades eclesiásticas italiana y catalana para, acto seguido, pedir "que se imponga la paz, que se abran corredores humanitarios y que las personas que han hecho esta expedición puedan volver sanas y salvas", en referencia a la misión humanitaria interceptada frente a las costas de Gaza.
En este sentido, Illa ha incidido en "la cultura de la paz, la convivencia y la hospitalidad" que representa la comunidad benedictina, que invitan a "ver al otro como una fuente de enriquecimiento". "Montserrat se ha convertido una referencia para los catalanes, pero también para el mundo" porque "encarna los valores que son la base de la convivencia en un mundo cada vez más deshumanizado".
Salvador Illa entre la embajadora española ante el Vaticano, Isabel Celáa, y la consejera de Cultura, Sònia Hernández
Estabilidad benedictina
El abad Gasch ha sido el encargo de cerrar el acto, amenizado por los cantos de la Escolanía de Montserrat. El líder de la comunidad eclesiástica ha aseverado que "rechazar la violencia de todo tipo es una exigencia humana, monástica y cristiana, porque esta no resuelve nada, nunca, en ninguna situación".
Su intervención ha elevado, además, "la estabilidad benedictina" a la condición de "necesaria en un mundo que cambia tanto y se mueve tanto". También ha celebrado el impacto que tendrá la exposición porque "Roma es el centro de la iglesia católica, y lo que se hace en la ciudad eterna se convierte en global".
El abad de Montserrat, Manel Gasch, y el presidente del Govern, Salvador Illa, en Roma
Presente y futuro
Con motivo del milenario, el president ha llamado a centrarse en el "presente" y guiarse por "la espiritualidad y la fe" para "no dejarse arrastrar por el ritmo del mundo", sin "dejar de estar conectado".
Precisamente el comisario de la conmemoración, el padre Bernat Juliol, ha invitado a celebrar "no el final del primer milenio, sino el inicio del segundo, con la idea de compaginar tradición con modernidad". El desembarco de la exposición en Roma es "un sueño", según se ha referido el organizador de la primera procesión de la virgen de la Moreneta en este siglo, el pasado mes de abril.
Salvador Illa, presidente del Govern, en la exposición inmersiva por el milenario de Montserrat en Roma
Inmersión
Tras desembarcar en Bruselas y París, la exposición Montserrat: un millennio, una contribuzione benedettina nella costruzione dell’Europa ofrece ahora a los romanos un recorrido por la historia de la comunidad benedictina catalana a través de cuatro salas.
La primera ofrece una conversación sobre su pasado, presente y futuro; la segunda introduce 12 testimonios y sus vínculos con el paisaje, la cultura y la espiritualidad de Montserrat, como Antoni Gaudí y el Papa Juan Pablo II; mientras que la tercera profundiza en la vida diaria de la vocación monástica.
El último espacio es el plato fuerte de la experiencia, ya que permite adentrarse en la abadía y transitar por espacios inaccesibles de la abadía mediante unas gafas de realidad virtual, con espectaculares imágenes aéreas; también de la archiconocida talla dorada y negra, que venera a la patrona de Cataluña.
