Carles Puigdemont se escondió en varios pisos particulares en Barcelona antes de huir, de nuevo, a Bélgica. Así lo ha asegurado Jordi Turull -secretario general de Junts y fiel escudero del expresidente durante su fugaz incursión en España-, que ha explicado que el doblemente fugado no abandonó la capital catalana hasta las 20.00 horas, una vez los Mossos d'Esquadra anunciaron el levantamiento de la Operación Jaula: el dispositivo con el que se bloqueó la red viaria para intentar interceptar al prófugo.
Turull ha manifestado ante los micrófonos de Rac1 que Puigdemont nunca contempló la posibilidad de ser detenido. De este modo, ha dado a entender que el plan de fuga estaba planeado con anterioridad. Es más, el grueso de las caras visibles del partido, entre ellos Josep Rull --actual presidente del Parlament-- ya se autoinculparon por haber "acompañado" al prófugo el pasado 8 de agosto.
Un plan bien atado
Según el secretario general de Junts, Puigdemont tomó la decisión de huir de nuevo al constatar que no podría intervenir ante el pleno de investidura del Parlament. Y ha recriminado al entonces consejero de Interior, Joan Ignasi Elena, que "el mismo día votara a un president del 155" y montara un dispositivo policial para detener a Puigdemont digno de la "detención de un terrorista".
Asimismo, la mano derecha de Puigdemont ha ratificado lo que ya explicó horas después de la huida del expresidente: y es que el prófugo ya cenó en la capital catalana el martes 6 de agosto, 48 horas antes de volver a huir. En esta ocasión, además, el escudero ha asegurado que Puigdemont durmió en Barcelona la noche del 7 de agosto, en un piso cercano al Arc de Triomf: el emplazamiento escogido para la breve aparición del expresidente.
Tras un discurso de apenas cuatro minutos, Puigdemont cruzó la pared blanca del escenario y desapareció ante los ojos atónitos de miles de seguidores. Una excelente maniobra de distracción le permitió subirse a un vehículo y huir del lugar, sin que los pocos agentes de los Mossos d'Esquadra que se encontraban en las inmediaciones pudieran hacer nada para impedirlo.
De piso en piso
Según el discurso de Turull, desde Arc de Triomf se dirigieron a un piso de la capital catalana. Refugio donde se escondieron durante varias horas y desde donde siguieron los acontecimientos por televisión. Sobre la una del mediodía decidieron trasladarse a un segundo inmueble, también en la capital catalana, ahí se percataron que sería imposible acceder al Parlament sin ser interceptados por los agentes de la policía catalana.
A continuación, se trasladaron a un tercero, todavía en Barcelona, pero alejado del centro. Turull ha revelado que Puigdemont se desplazó en los asientos traseros, oculto tras varios parasoles. Durante todas esas horas, los dos dirigentes de Junts se comunicaron con su entorno con un teléfono sin conexión a internet, para evitar ser detectados, ha reconocido el secretario general de los neoconvergentes.
Sobre las 20.00 horas y tras constatar que los Mossos habían decidido levantar la controvertida Operación Jaula, el dispositivo que bloqueó la ciudad y buena parte del territorio catalán durante todo el día, Puigdemont y Turull emprendieron el viaje de vuelta a Waterloo.
Los Mossos reconocen varios errores
Cabe recordar que un día después de la huida del prófugo Carles Puigdemont en las narices de los Mossos d'Esquadra, quien era el conseller de Interior en funciones, Joan Ignasi Elena, excusó al cuerpo, pues nadie "preveía un comportamiento tan impropio de quien fue el máximo dirigente de Cataluña", aseguró en rueda de prensa. Arropado por toda la cúpula policial, Elena atacó a Puigdemont, a quien acusó de engañar a la ciudadanía.
No obstante, el cuerpo reconoció varios errores ante el juez Pablo Llarena, quien mantiene vigente la orden de detención sobre Carles Puigdemont. En la minuta remitida al magistrado del alto tribunal, que reclamó saber los detalles del operativo de detención del expresident, los Mossos reconocen que su Unidad de Drones no monitorizó el coche blanco en el que se subió el huido, antes de fugarse a toda velocidad.
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