La decisión del juez de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, de archivar la causa de Tsunami Democràtic ha provocado un nuevo giro en la política catalana, con la secretaria general de ERC, Marta Rovira, anunciando su intención de volver el sábado a Cataluña con motivo de una asamblea de mujeres que celebra su partido. Un regreso que se produciría, precisamente, en el momento en el que las negociaciones entre los republicanos y el PSC “avanzan a buen ritmo”, lo cual allana el camino a la investidura del socialista Salvador Illa.
Paradójicamente, ha sido el juez quien ha dado una buena noticia a los republicanos después de varias semanas complicadas. La resaca de los malos resultados electorales el 12 de mayo --con ERC siendo apeada por Junts como partido hegemónico del independentismo--, y la guerra interna entre el sector afín a Marta Rovira y los partidarios de Oriol Junqueras, han provocado que la formación sufra el periodo más difícil de su historia reciente. Más aún tras haber atesorado grandes cuotas de poder al administrar la Generalitat en solitario.
El batacazo electoral y la crisis de los carteles
La guerra sucia de los carteles del Alzheimer contra los hermanos Maragall --que provocó la dimisión del ya exviceconsejero de Estrategia y Comunicación Sergi Sabrià, uno de los hombres fuertes del partido y del rovirismo en particular-- ha dado alas a Junqueras en su pugna por hacerse con las riendas de ERC en el congreso del 30 de noviembre. Marta Rovira, que había reivindicado nuevos liderazgos enseñando la puerta de salida a Junqueras, dio un paso al lado tras los comicios sin dejar de pilotar la nave republicana durante el importante periodo de negociaciones para la Mesa del Parlament y la investidura de un nuevo presidente.
Así, la secretaria general anunció que abandonaría sus responsabilidades, pero ha seguido ejerciendo altas cuotas de poder orgánico y velando porque el sector Palau --integrado por altos cargos de la Generalitat, entre los que destacan Laura Vilagrà, Marta Vilalta, Roger Torrent y el propio presidente en funciones, Pere Aragonès-- esté mejor posicionado que el sector junquerista para el próximo congreso.
Cuatro carpetas en la negociación
Rovira ha sido crítica con la posibilidad de facilitar una investidura de Illa y ha protagonizado acercamientos a Carles Puigdemont y al secretario general de Junts, Jordi Turull, hasta el punto de facilitar que la presidencia de la Cámara autonómica fuera a parar a manos de Josep Rull o de plantearse una lista unitaria con los neoconvergentes en caso de repetición electoral que, según fuentes republicanas, “no desean” los militantes.
No obstante, el entendimiento entre PSC y ERC en torno a las cuatro carpetas que en estos momentos hay sobre la mesa –resolución del llamado conflicto político, financiación singular, lengua catalana y "políticas republicanas" para pymes, educación, sanidad y vivienda-- han ablandado al equipo capitaneado por Rovira ante el “suicidio” que supondría volver a votar el 13 de octubre.
Las conversaciones avanzan bien
En este sentido, Rovira --más crítica con la posibilidad de sellar un acuerdo con los socialistas que Junqueras-- se ha mostrado optimista sobre una investidura en una entrevista en El Món a Rac1, en la que ha asegurado que no han encontrado ningún obstáculo y que se han “ido escuchando las dos partes”. También ha deslizado que esta semana es “clave” para que el PSC se comprometa con los acuerdos.
Ahora, en caso de que la secretaria general de ERC pueda regresar, su presencia en Cataluña puede “mejorar y acelerar” el entendimiento con el PSC e incluso con Junqueras, según voces republicanas. De momento, en las redes sociales, él ha tendido puentes afirmando que “será un gran placer poder reencontrarte”, mientras que ella ha apuntado que Junqueras es uno de los “mejores candidatos posibles”.
Rovira, más “débil” tras la crisis de los carteles
Finalmente, fuentes de ambos sectores coinciden en que Rovira está “más débil” en la pugna interna tras el escándalo de los carteles contra los Maragall, y no descartan que acabe articulándose un pacto entre Rovira y Junqueras para que “no llegue la sangre al río” en el próximo congreso.
Respecto a la investidura de Illa, las mismas voces no son tan optimistas. Advierten de que “todo puede pasar” y que votar a favor del socialista con Rovira en Cataluña mientras Puigdemont sigue fugado y sin poder regresar puede suponer “un desgaste letal”. “Susto o muerte”, sentencian ante la evidencia de que una repetición electoral el 13 de octubre tampoco puede ser opción en estos momentos.