La incapacidad de Interior para frenar la inseguridad en Cataluña
Los sindicatos policiales se plantean si el actual modelo ha quedado obsoleto ante el nuevo paradigma delincuencial que enfrenta la comunidad
7 julio, 2024 00:00Noticias relacionadas
En menos de una semana, tres centros hospitalarios de Cataluña fueron el escenario de graves altercados. En el caso del Hospital de Terrassa, incluso, los familiares de una paciente destrozaron el paritorio y agredieron a los médicos mientras otras mujeres daban a luz. Días antes, Guillermo C.H. irrumpió en una discusión entre clanes rivales en el barrio la Font de la Pólvora de Girona y, ataviado con una kalashnikov --un fusil de asalto--, disparó contra sus enemigos: matando a dos personas e hiriendo a otras dos. Desde entonces, este barrio de la capital gerundense, como su propio nombre indica, se ha convertido en un polvorín.
Mientras, los Mossos d'Esquadra siguen protagonizando macro operativos en contra de las organizaciones criminales --nacionales e internacionales-- que se suman al filón del narcotráfico. Especialmente, del cultivo y el tráfico de marihuana, la que se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los Mossos y de la población catalana. Es precisamente en este contexto de crimen organizado, drogas, vendettas y violencia desmedida, que se ha reavivado el debate sobre la eficacia del modelo policial del cuerpo autonómico.
Nuevo paradigma delincuencial
Los primeros en cuestionar el sistema han sido los sindicatos policiales, que se plantean si el actual modelo ha quedado obsoleto ante el nuevo paradigma delincuencial que enfrenta Cataluña. El sindicato SAP-FEPOL, el más representativo en la policía catalana, ha expresado abiertamente sus dudas respecto al modelo policial vigente.
Es más, ya han exigido tanto al conseller de Interior en funciones, Joan Ignasi Elena, como al director general de los Mossos, Pere Ferrer, que den explicaciones públicas sobre las actuaciones policiales que se están llevando a cabo para atajar la guerra abierta entre clanes de etnia gitana en Girona y Figueres, tras el violento tiroteo protagonizado por Guillermo C.H., la noche de San Juan.
En un comunicado, desde SAP-FEPOL lamentaban que "como policía, el sistema ha fracasado". La declaración del sindicato subrayaba la gravedad de la situación: "Le estamos enviando un mensaje delicado y peligroso a la ciudadanía. La ley es una y se tiene que hacer cumplir. No podemos permitir que los mossos entren en las lógicas de la venganza", advertían. Unas declaraciones que ya reflejaban la profunda inquietud sobre el rumbo y la eficacia de las estrategias policiales actuales, sugiriendo la necesidad de una revisión y posible reestructuración del modelo para enfrentar los desafíos delincuenciales del presente.
Cataluña, la "huerta de la marihuana"
Mientras, la seguridad ciudadana continúa siendo una de las principales preocupaciones de los catalanes, de acuerdo con el último Barómetro de la Opinión Pública. Fuentes policiales señalan que esta inquietud está estrechamente vinculada a la percepción de que Cataluña se ha convertido en la "huerta de la marihuana" y el "puerto del hachís" de Europa.
Este fenómeno, junto con el aumento de operativos policiales y las informaciones sobre la violencia relacionada con el narcotráfico, como tiroteos y la elevada incidencia de agresiones con armas blancas, ha acentuado la sensación de inseguridad entre la población. Una sensación que empieza a calar en el status quo de la sociedad catalana.
Un 'conseller' incapaz
El conseller en funciones no solo ha sido incapaz de revertir esta preocupación, sino que ha estado en el foco de las críticas. Ocurrió hace unos días, a raíz de la publicación de un vídeo en Tik Tok en el que bromeaba en plena oleada de asesinatos en Cataluña. Las imágenes indignaron a los usuarios, pero también a los agentes policiales que llevan tiempo soportando la "pasividad" del Govern y el ser utilizados como moneda de cambio para la investidura del president, que dependía de los antisistema.
Cabe recordar que la consejería de Interior es la que más ha destacado en el cumplimiento de los acuerdos con la CUP en 2021, antes de la elección de Pere Aragonès.
La batalla de ERC
Pero no es la única crisis a la que debe hacer frente Elena. Y es que su figura no es ajena a la batalla que atraviesa Esquerra Republicana para hacerse con el poder tras el batacazo de las elecciones del 12 de mayo, cuando fueron apeados de la hegemonía independentista y hundidos a los 20 escaños. El consejero no atraviesa su mejor momento al formar parte del sector afín al líder moral de la formación, Oriol Junqueras.
El exalcalde se enfrenta al sector próximo a Marta Rovira. De hecho, es de los pocos consellers que no se ha sumado al manifiesto que, como la secretaria general, reclama la renovación de la cúpula de ERC.
De PSC a ERC... dependiendo de la CUP
Su pasado político tampoco ayuda a generar confianza, expresan las mismas voces consultadas. En alguna ocasión, Elena ha explicado que se alejó del PSC cuando este partido "renunció" a la defensa del "derecho a decidir" y a defender un proyecto, a su juicio, de izquierdas y catalanista.
Después de tres décadas (de 1983 a 2014), renegó de los socialistas, partido con el que ocupó destacados cargos políticos. Fue alcalde de Vilanova i la Geltrú (2005 a 2011), concejal de este municipio desde 1999 a 2015 y diputado en el Parlament de 1992 a 1995 y de 2012 a 2014.
Un cambio de rumbo
En 2011 llegó a formar parte de la nueva ejecutiva del PSC. Sin embargo, con la irrupción del procés, optó por dejar el partido. Es más, llegó a romper la disciplina de voto para pedir en el Congreso la potestad de Cataluña de hacer una consulta sobre la separación del resto de España.
Con todo, los sindicatos policiales esperan que el próximo Govern se ponga las pilas para afrontar este problema. Habrá que ver si será la socialista Núria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, quien deberá liderar una nueva etapa al frente de esta Conselleria y cambiar la dinámica que se ha seguido en Cataluña en los últimos años. "Lo importante no es el color del gobierno, sino las personas", expresan algunas voces que, si en algo coinciden, es en que están cansados de que la última palabra la tenga la CUP.