La exconsejera de Educación, Clara Ponsatí (i), y el filósofo Jordi Graupera (d)

La exconsejera de Educación, Clara Ponsatí (i), y el filósofo Jordi Graupera (d) EUROPA PRESS

Política

Alhora, el partido ultra de Ponsatí, propone un modelo de escuela en el que se hable catalán hasta en el recreo

La ultra 'exconsellera' de Educación y cofundadora de Alhora plantea una doble red de colegios: uno, solo en la lengua de Pompeu Fabra y el otro, no

15 abril, 2024 11:22

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Alhora, el partido independentista ultra de Clara Ponsatí y Jordi Graupera, tiene la defensa/imposición del catalán como una de sus puntas de lanza ante las elecciones autonómicas de Cataluña del 12M, en las que ningún sondeo les otorga ningún diputado hasta la fecha. De hecho, su plan lingüístico incluye medidas como la discriminación del castellano en todos los ámbitos e incluso la remuneración por estudiar catalán.

Entre las medidas xenófobas de Alhora está la eliminación de las escuelas de la inmersión lingüística monolingüe en catalán, pues, según Ponsatí, es un modelo fracasado. Por el contrario, la exconsellera de Educación cree que es el momento de implementar una doble red de escuelas discriminatoria en Cataluña: una 100% en catalán (incluidos el recreo y el comedor) y la otra no.

"Basta de entrevistas en español"

Otro de los puntos del plan lingüístico de Alhora consiste en destinar 1.000 millones de euros para clases de lengua y cultura catalanas remuneradas para todos aquellos adultos que no hayan recibido educación en catalán por edad o por origen, así como incorporar hasta 5.000 profesores de estas materias en los próximos años.

Por otra parte, el partido, que se presentará el día de Sant Jordi, pretende exigir el C1 de catalán a profesores, médicos, enfermeras y todos los servidores públicos, así como "velar por el catalán en los medios de comunicación públicos". ¿Cómo? "Basta de entrevistas en español" y "basta de subvencionar productos y medios que no sean 100% en catalán".

Contratación pública

El hipotético Govern de Ponsatí y Graupera también favorecería a las empresas que priorizasen el catalán en todos los ámbitos, y excluiría de la contratación pública a quienes no usan esta lengua de forma habitual y exclusiva.