Prohens quiere acabar con el turismo de borrachera en Baleares
El Ejecutivo insular trabaja para reformar el decreto de viajes de excesos en vigor por resultar ineficiente para acabar con algunos problemas de incivismo en las islas
28 febrero, 2024 12:09El Govern balear trabaja para modificar el Decreto Ley 1/2020, de 17 de enero contra el turismo de excesos aprobado por el anterior Ejecutivo de Francina Armengol, una normativa que se ha mostrado ineficiente para paliar determinados problemas derivados del abuso turístico.
Una modificación que la presidenta de Baleares, Marga Prohens, quiere que quede aprobada y esté lista antes de la temporada turística de verano. Para ello, la Comisión para el Fomento del Civismo tiene previsto reunirse con patronales, sindicatos, cuerpos de seguridad y asociaciones vecinales con el objetivo de valorar todas las inquietudes del sector en esta materia y determinar qué modificaciones deben introducirse en el decreto.
Turismo responsable
El nuevo decreto ley que aprobará el Govern de Marga Prohens también cambiará su nombre de “turismo de borrachera y excesos”, a “decreto de turismo responsable”, para no perjudicar la imagen de las islas.
La oferta de sol y playa de Baleares, junto a su extraordinario patrimonio cultural y natural, hace del archipiélago un lugar perfecto para visitar en cualquier época del año, pero el futuro de las islas y su disfrute debe ser sostenible. El Govern quiere medidas audaces para que Baleares se convierta en una potencia líder en turismo de calidad, alejándose del “turismo de borrachera” y de los excesos que afectan negativamente al medio ambiente y la imagen de las islas.
Entre los cambios que se contemplan en la normativa figuran la eliminación de la zonificación de áreas conflictivas que quedaron reflejadas en el decreto anterior y el endurecimiento de las sanciones de conductas como el balconing o las agresiones sexuales.
Comportamientos incívicos
En los diarios, televisiones y otros medios de difusión --locales, nacionales e internacionales--, año tras año aparecen noticias relacionadas con comportamientos inadecuados de turistas que causan una profunda inquietud en el resto de los ciudadanos, en el sector hotelero y en las Administraciones. Informaciones relacionadas con destrozos en el mobiliario urbano, peleas en la calle, abusos sexuales e incluso fallecimientos debidos a la práctica del balconing. Para eliminar estos comportamientos se hace necesaria una actuación conjunta de todas las Administraciones implicadas con competencias en la materia.
La especial incidencia del turismo incívico en algunas zonas del archipiélago balear quedó reflejada en el decreto ley de 2020, lo que generó las protestas de los municipios señalados. Esta circunstancia soliviantó también a los hoteleros afectados, que vieron como establecimientos contiguos a los suyos se escapaban de su aplicación.
Ahora, el próximo decreto eliminará la zonificación de las áreas señaladas, como ya ha transmitido el conseller de Turismo, Cultura y Deportes, Jaume Bauzà, que ha remarcado que se buscarán otras fórmulas jurídicas para no estigmatizar estas zonas. A partir de ahora, las sanciones recaerán también sobre los infractores, sean turistas o residentes y se incluirán penas más duras. En el caso del balconing, sus autores se expondrán a sanciones económicas y a la expulsión del hotel.
Un gran destino turístico que hay que preservar
Baleares es un modelo turístico de éxito que hay que preservar. En 2023, el archipiélago recibió casi 18 millones de visitantes y el número de turistas extranjeros superó los 14 millones. El turismo masificado y “de borrachera” en las islas ha generado problemas --sobre todo en áreas como Magaluf, Playa de Palma y zonas de Ibiza-- en forma de altercados, molestias y tensiones con los vecinos y también de impacto ambiental con una mayor cantidad de residuos, contaminación y deterioro del entorno natural. Hechos que pueden hacer que Baleares se perciba como un destino de fiesta descontrolada, con las consecuencias negativas que esto conlleva.
El Govern quiere borrar esta imagen y apostar por un modelo turístico más responsable y sostenible. En la pasada edición de Fitur, el Consell de Mallorca dio un gran paso en esta dirección, reforzando su compromiso iniciado en la pasada World Travel Market de Londres. Un compromiso que implica una nueva perspectiva en la estrategia turística de la isla, involucrando tanto a la comunidad local como a los turistas.
Un cambio en el modelo de promoción, comunicación y gestión de marca, que se centrará especialmente en el branding y el contenido promocional reconociendo la importancia de la sostenibilidad y el turismo responsable, y con el que proyectar una imagen de calidad en un mercado global y competitivo. Para fortalecer este compromiso, 14 municipios del Pla de Mallorca se han sumado a este plan estratégico, respaldado con tres millones de euros de fondos europeos.
Disfrutar de la naturaleza de las islas con respeto
Los contenidos de este compromiso abarcan ocho ámbitos de acción que se adhieren a diferentes Objetivos de Desarrollo Sostenible. Mensajes para recordar que el entorno merece el comportamiento cívico de sus visitantes y que animan a disfrutar de la naturaleza de las islas con respeto y a minimizar el impacto ecológico de forma individual.
Se trata de hacer un buen uso de los recursos naturales, apoyar la economía y el consumo de productos locales, respetar y disfrutar del fondo marino y vivir de forma más sostenible, reciclando y siendo conscientes de los elementos que contaminan. Todo, con el fin de incitar a huéspedes y residentes a preservar la belleza de Mallorca en un esfuerzo común y lograr una convivencia social y medioambiental en un marco de desarrollo turístico sostenible.
El Consell también sopesa llevar a cabo una labor informativa con campañas dirigidas a jóvenes en los países de origen en redes sociales para que conozcan las consecuencias de conductas erráticas durante sus vacaciones y tratar de disuadir las conductas incívicas. Mallorca busca proteger y regenerar sus cualidades que la hacen maravillosa tanto para vivir como para visitar, todo dentro de límites medioambientales y sociales adecuados y protegiendo tanto a los visitantes como a los que viven en el archipiélago.