El dato que evidencia la imprevisión en Cataluña: Valencia tiene el triple de desaladoras y le cederá agua
- La autonomía catalana cuenta con sólo dos plantas, que producen entre ambas un total de 80 hectómetros anuales, mientras que la valenciana tiene seis y una capacidad de generar más del doble: hasta 200 hm3 al año
- El Govern catalán, que no ha construido ninguna desalinizadora desde hace 15 años, debe decidir ahora si acepta recibir barcos con agua potable procedentes de Sagunto
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La emergencia por sequía decretada el pasado jueves en Cataluña ha dejado al descubierto las carencias en la planificación de las infraestructuras hídricas en la autonomía. La falta de previsión y de inversiones en los últimos años, coincidiendo con el auge del procés secesionista, ha sumido a Barcelona, su área metropolitana y diversas regiones de Girona en una grave situación de falta de agua, con la consiguiente imposición de restricciones a su consumo y la búsqueda a última hora de medidas alternativas para intentar paliar un problema que se veía venir desde hace tiempo. Máxime tras tres años de déficit de precipitaciones, y cuando los pantanos de las cuencas internas se encuentran ya por debajo del 15% de su capacidad.
Uno de esos recursos de emergencia que ahora se plantean es el envío de agua a Cataluña procedente Valencia. Concretamente, desde la planta desalinizadora de Sagunto. Algo que resulta llamativo, habida cuenta que ambas autonomías cuentan con un clima muy similar.
La Comunidad Valenciana cuenta en la actualidad con el triple de plantas desaladoras (un total de seis) que la vecina Cataluña (tan sólo dos). Y, por tanto, con una capacidad mucho mayor de obtener agua por esta vía. Así, mientras las dos de Cataluña sólo pueden llegar a generar un total de 80 hectómetros cúbicos al año, la capacidad de producción valenciana es de más del doble: hasta unos 200 hectómetros cúbicos anuales.
15 años sin construirse ninguna
A todo ello, cabe agregar que, de las dos desaladoras existentes en Cataluña, la última de ellas se acabó de construir en 2009, cuando gobernaba el Tripartit. Es decir, hace ya 15 años, a pesar de que el problema ha persistido de forma cíclica desde entonces. Se trata de la planta del Llobregat, en Barcelona, capaz de producir hasta 60 hectómetros cúbicos al año y abastecer a 4,5 millones de personas.
La Generalitat de Cataluña -cuya Agència Catalana de l'Aigua (ACA) se encarga de la planificación y la gestión del ciclo del agua en la región-, presume en su página web de que esta planta es "la más grande de Europa para el abastecimiento urbano" y "ha permitido incrementar la garantía y la disponibilidad de agua" en Barcelona, su área metropolitana y comarca, así como también las del Penedès, Baix Llobregat, Anoia, Garraf, Maresme y Vallès.
La segunda desalinizadora de Cataluña -y la primera en construirse, estrenada en 2002- fue la de La Tordera. Ubicada en el municipio gerundense de Blanes, su objetivo, según el Govern, es "satisfacer la demanda de la zona" y preservar el acuífero que allí se encuentra.
Valencia, dipuesta a ceder agua
A diferencia de Cataluña, Valencia cuenta con una infraestructura de desaladoras mucho mayor. Tan sólo en la primera década del siglo XXI, en la región se invirtieron 550 millones de euros para su creación, algo que en determinados ámbitos políticos llegó a ser criticado hasta fechas recientes al considerarse que algunas de ellas operan por debajo de su capacidad, y por el elevado coste que representa la producción de agua por este sistema.
Ahora, la de Sagunto podría enviar barcos con agua potable a Cataluña si el Govern catalán lo estima oportuno. El Gobierno español ha puesto la propuesta sobre la mesa -este lunes está prevista una reunión entre el Ministerio de Transición Ecológica y la Generalitat para tratar la sequía-, mientras que el valenciano ha expresado su solidaridad, poniéndose a disposición de ambos.
Torrevieja produce tanta agua como las dos desaladoras de Cataluña
En concreto, esa desaladora de Sagunto es capaz de producir hasta 25,6 hectómetros cúbicos de agua al año y abastecer a 65.000 personas, según datos de la Fundación Aquae.
La mayor planta de la región, no obstante, es la de Torrevieja, en Alicante, que por sí sola es capaz de producir tanta agua como las dos desaladoras de Cataluña en total: 80 hectómetros cúbicos al año. Está considerada la mayor de España, y contribuye a abastecer a 140.000 habitantes y un área de 8.000 hectáreas.
Resto de plantas valencianas
Las cuatro desalinizadoras valencianas restantes son las de Oropesa (Castellón), con una producción de hasta 15 hm3 de agua al año para 300.000 habitantes; Marina Baja (Alicante), con 18 hm3 anuales y agua para hasta 200.000 personas; Moncofa (Castellón), con capacidad de generar 19,8 hm3 al año y abastecimiento para 120.000 personas; y L'Eliana, en Valencia, que podría llegar a cubrir a 30.000 habitantes. Algunas de ellas, no obstante, han estado paradas en algunas etapas por falta de demanda.
Proyectos olvidados durante el 'procés'
En Cataluña, ahora la Generalitat plantea la necesidad de retomar viejos proyectos que, a lo largo de la última década, dejó aparcados. Así, está previsto licitar dos desaladoras pendientes de construcción: las de Tordera II y Cubelles (Foix). Su construcción, sin embargo, llega tarde, pues tardarán años en acabarse y ya no llegarán a tiempo para paliar la actual sequía.
En el caso de Tordera, la ley preveía sacar a concurso público en 2023 las obras de esta instalación, pero a fecha de hoy todavía no se han adjudicado.
La de Cubelles, por su parte, se proyectó en 2006. En aquel momento -con el Tripartit en el Govern-, se consideró una actuación prioritaria, y hubo un primer proyecto en 2008, pero el proyecto se quedó parado. La planta diseñada ahora tiene una capacidad para producir 20 hm3 al año (60.000 m3 al día) en una primera fase, y llegar a los 30 hm3 (90.000 m3/día) en una segunda. Su coste será de 187 millones de euros.
Paralelamente, los sucesivos gobiernos nacionalistas catalanes también han demorado otros proyectos y obras como la ampliación de la estación de tratamiento de agua potable del Besòs y las nuevas captaciones subterráneas y superficiales, entre otras.
La Generalitat, contra el trasvase de agua del Ebro
A todo ello se suma el rechazo del Govern de ERC a trasvasar agua procedente de las reservas de las cuencas del Ebro -a pesar de estar a un 80% de su capacidad. Una interconexión aprobada en el pasado, pero que nunca se hizo.
Otro problema en la autonomía catalana son, por ejemplo, las fugas de agua, que en 2022 fueron un 24% del agua potable que se distribuyó por la red. Una cantidad que sería equivalente a llenar el pantano de Sau, ahora al 4% de su capacidad.