Reunión Pedro Sánchez y Pere Aragonès Barcelona
Sánchez da oxígeno al Aragonès más débil con un ‘refrito’ de la mesa de diálogo
- El republicano aspira a volver a convertirse en el socio catalán favorito de los socialistas frente a Junts con el acuerdo alcanzado en la visita oficial del presidente del Gobierno
- Los neoconvergentes han ganado protagonismo en el tablero político nacional en los últimos meses al ser imprescindibles sus siete votos para la investidura
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Pere Aragonès y Pedro Sánchez se reunieron ayer en el Palau de la Generalitat para escenificar, de nuevo, el deshielo de las relaciones entre el Govern y el Gobierno. Del encuentro salieron cinco compromisos, entre ellos el de reactivar la mesa de diálogo durante el primer trimestre de 2024. Un acuerdo con el que el president aspira a volver a convertirse en el socio catalán favorito de los socialistas frente a un Junts que, en los últimos meses, ha ganado protagonismo en el tablero político al ser imprescindibles sus siete votos para la investidura.
Reunión Pedro Sánchez y Pere Aragonès Barcelona
Hace más de cinco años, ERC unió su destino al del proyecto de Pedro Sánchez apoyando la moción de censura contra Mariano Rajoy, así como los posteriores gobiernos progresistas del líder del PSOE.
Inicialmente, este apoyo le supuso un gran trauma, pero no les quedaba otra tras el callejón sin salida del procés. Y, además, el secesionismo podía conseguir prebendas como los indultos, la derogación del delito de la sedición y la rebaja del de malversación en el Código Penal o el traspaso de Rodalies.
La crisis de la sequía y el informe PISA
En su día, a Aragonès le salió cara la mesa de diálogo con el PSOE, hasta el punto de que sus socios de Junts abandonaron el Governal considerar que estaban siendo demasiado "flojos" con el Gobierno de España. Además, en las sucesivas convocatorias electorales han venido perdiendo apoyos, y sus pactos con los socialistas no han generado los réditos electorales esperados.
No obstante, y pese a estar en un punto decisivo de la legislatura catalana, ahora han pactado retomar ese espacio de negociación y lo han vendido a bombo y platillo. No es un secreto que este regreso a la mesa de diálogo enorgullece profundamente al president.
El objetivo se resume en lo siguiente: recuperar el protagonismo que le ha quitado Carles Puigdemont en las últimas semanas y alejar el fantasma de las últimas crisis a las que ha tenido que enfrentarse la Generalitat. Principalmente, una sequía sin precedentes y unos resultados PISA desastrosos que sitúan al sistema educativo de Cataluña en la cola del resto de España y de Europa.
El expresidente de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont
Liderazgo frente a Junqueras
Pero no lo tendrá fácil. Aragonès tendrá que luchar contra viento y marea para arrebatar el foco mediático a un prófugo que, hoy por hoy, también es clave en la gobernabilidad de España.
Por eso, se agarrará a estos encuentros oficiales con el presidente Sánchez para jactarse ante sus adversarios de que ERC fue el primero en sumarse a la estrategia del diálogo mientras Junts perdía el tiempo sin ser útil para los catalanes. Es decir, que ERC tiene superioridad política y moral sobre los neoconvergentes, que después de muchas críticas, han acabado por dar su brazo a torcer e ir a remolque.
Además, existen beneficios que tienen que ver con la dimensión orgánica del partido. El regreso de la mesa de diálogo no sólo persigue situar a ERC como referentes de la política de pactos; también puede ser una oportunidad para que cuaje el liderazgo de Aragonès, que sufre diariamente una bicefalia de poder por las constantes interferencias de Oriol Junqueras. Un referente moral para los republicanos tras su estancia en la prisión por el procés.
El líder de ERC, Oriol Junqueras
Pugna interna de ERC
De ahí su obsesión por reunirse y hacerse cuantas más fotos con Sánchez, mejor. Es una de las escasas armas a su alcance para hacerse valer frente a la sombra de Junqueras, que podría regresar como candidato de ERC si los plazos de la amnistía lo permiten antes de las elecciones autonómicas.
Pase lo que pase, el refrito de la mesa de diálogo da un respiro a Aragonès frente a aquellos que decían que esta herramienta había fracasado y no tendría continuidad si Sánchez se mantenía en el poder.
Ahora bien, el rédito electoral de la misma ha sido muy limitado, y no tiene expectativas de mejorar en un contexto en el que se crean mesas de diálogo por doquier, como vienen admitiendo los principales dirigentes de los partidos catalanes en público y en privado.
