La Diada para exigir la independencia se revuelve contra la Generalitat de Aragonès

La manifestación independentista del 11 de septiembre del 2023, organizada por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), pretendía revivir un movimiento secesionista divido y en horas bajas, así como ser un nuevo altavoz para exigir a los partidos soberanistas que pongan en marcha la independencia de Cataluña. Todo ello se revolvió contra la Generalitat de Pere Aragonès (ERC), que no solo sufrió abucheos y gritos de dimisión, sino que cinco encapuchados llegaron a quemar una fotografía del president.

ERC acudió con recelo y muchas precauciones a la manifestación de este lunes. En la anterior edición, se ausentó al entender el partido y sus representantes que no eran bienvenidos. En aquel momento, los republicanos ya habían apostado por el diálogo con el Gobierno para superar el procés, frente a la radicalidad que exigían tanto la ANC como Junts, por lo que Aragonès y compañía optaron por quedarse en casa. Seguro que recordaban la Diada del 2021, en la que fueron abucheados ya en ese escenario de división del independentismo.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, junto con la diputada de ERC en el Congreso Teresa Jordà durante la manifestación del 11 de septiembre 2023 GALA ESPÍN CRÓNICA GLOBAL

Pitos y abucheos durante todo el día

Con las aguas más calmadas, y en un momento en el que Junts también toma el camino del diálogo y la negociación con el Gobierno, ERC decidió que era el momento de volver a la calle el 11 de septiembre, pero la Diada, organizada alrededor de la exigencia de la independencia, se revolvió contra el Ejecutivo catalán, que gobiernan los republicanos con una minoría de solo 33 diputados tras la salida de los posconvergentes del Govern, en octubre del 2022. Aragonès y compañía sufrieron menos animadversión que en citas anteriores, pero no se libraron de los pitos y abucheos. Eso sí, el presidente de Esquerra, Oriol Junqueras, lo vio desde casa con Covid-19.

Las voces contrarias a ERC comenzaron en la víspera de la Diada. En la noche del domingo, en el Fossar de les Moreres de Barcelona, en el acto de homenaje a los últimos defensores de Barcelona frente a las tropas borbónicas en 1714, la delegación republicana ya sufrió abucheos, interrupciones y gritos de botiflers (traidores), contrarrestados con aplausos de sus fieles. Pero la escena se repitió ya el lunes a primera hora de la mañana, durante la ofrenda floral de este partido al monumento de Rafael Casanova. Esta vez con Aragonès al frente de la comitiva, los representantes de Esquerra escucharon varios pitos y gritos de "traidores", "fuera". No fue mucho rato, pues el tiempo destinado a cada ofrenda es de unos pocos minutos y, además, el president y los suyos enseguida entonaron Els segadors y corearon "in, inde, independencia".

"Dimisión"

Tras ello, Aragonès trató de endurecer algo su discurso en el acto de ERC organizado con motivo de la Diada. Allí, el president amenazó al Rey y al presidente en funciones, Pedro Sánchez, con que habría amnistía y referéndum de autodeterminación. Pero ni siquiera estas palabras evitaron que, horas después, algunos manifestantes pidieran su dimisión.

Hay que mencionar que Aragonès y el resto de la delegación de ERC se unieron a la manifestación independentista en la parte final del recorrido, para reducir posibles reprimendas. Aun así, el presidente tuvo que escuchar algún grito de "traidor" en su breve recorrido. Nada comparable con lo que le esperaba en la plaza de Espanya, donde terminó la marcha y se escucharon los discursos de los participantes. Allí, durante el parlamento de la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, se proclamaron gritos de "Govern dimissió", en respuesta a las palabras de la líder de la entidad separatista: "Si no se atreven y no saben cómo hacerlo, que convoquen elecciones", espetó en referencia a los actuales moradores de la Generalitat.

Imagen quemada

Para terminar las reacciones contrarias a la gestión de ERC, cinco encapuchados de la manifestación paralela organizada por la Esquerra Independentista quemaron una gran imagen boca abajo de Aragonès y del alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, en las calles de la ciudad. Se trata de un acto simbólico que demuestra que quienes se movilizan para pedir la independencia no quieren que este camino lo guíe un president que apuesta por la negociación que aleja la secesión.