Retrato de Jaume Collboni con el fondo de Pau Claris / LUIS MIGUEL AÑÓN

Retrato de Jaume Collboni con el fondo de Pau Claris / LUIS MIGUEL AÑÓN

Política

Collboni (PSC): "Trias representa la candidatura más radicalizada, la de Borràs y Puigdemont"

El alcaldable socialista asegura en una entrevista con Crónica Global que es el único candidato que puede garantizar el retorno de las 8.000 empresas que se fueron durante el 'procés'

22 abril, 2023 00:00

Jaume Collboni (Barcelona, 1969) asegura que es el único candidato a la alcaldía de Barcelona que puede garantizar el consenso y la seguridad jurídica que debe permitir a la ciudad despegar económicamente. El cabeza de lista del PSC sale "a ganar" y está abierto a dialogar con todos los partidos excepto con la extrema derecha. En una entrevista con Crónica Global, critica la radicalidad de la formación de Xavier Trias y destaca como prioridad el retorno de las 8.000 empresas que se fueron de Barcelona durante el proceso independentista.

--Pregunta: Hasta ahora las encuestas sobre intención de voto en las elecciones municipales apuntan a un triple empate entre Trias, Colau y usted. ¿Qué puede hacer el PSC para adelantar a sus rivales?

--Respuesta: Los barceloneses y las barcelonesas piden poner en orden la ciudad, endreçarla como se dice en catalán; que la ciudad genere oportunidades para vivir y trabajar en ella, que la actividad económica funcione, que la vivienda sea asequible. Y sobre todo piden recuperar el orgullo de la ciudad. Y creo que nuestra candidatura, y lo que yo represento en estas elecciones, justamente puede ofrecer eso: orden, oportunidades y recuperar el orgullo. Es cierto es que las encuestas dan un final competido, pero con el PSC en cabeza, lo cual es un buen augurio, teniendo en cuenta que tradicionalmente el PSC entra en las campañas con algo menos de lo que acaba teniendo como resultado final. Estoy convencido de que vamos a ganar estas elecciones, que vamos a abrir esta nueva etapa que mucha gente de Barcelona pide, quiere y necesita. Y que lo vamos a hacer con la ilusión de recuperar lo mejor de Barcelona.

--¿Se mantiene el efecto Trias?

--Cuando un candidato irrumpe, lo vimos con Manuel Valls en las últimas elecciones municipales, siempre hay un efecto de sorpresa, pero en la medida en que van pasando los días y las semanas, se va desenmascarando una candidatura que es la de Junts per Catalunya, que en estos momentos es el partido más inestable del mapa político catalán y también el más radicalizado desde el punto de vista del procés. El partido de Borràs y de Puigdemont es el único que defiende la vía unilateral por la independencia y el hecho de que el candidato Trias esconda las siglas denota que algo quiere ocultar. Creo que a la gente, a los electores, no les gusta que los candidatos o las candidaturas escondan cosas y pretendan pasar por ser una cosa que no se es, ignorar que en la candidatura tienes al número dos de Borràs (Josep Rius). Al final, el elector sensato, moderado, que quiere orden en la ciudad, no puede votar o confiar en el partido más desordenado de los que estamos en la carrera electoral.

--Sin embargo, para algunos sectores económicos y sociales, una posible sociovergencia levanta muchas expectativas.

--Yo he puesto tres condiciones en el caso de ser la fuerza más votada y tener la opción de formar gobierno. Compromiso con el crecimiento económico, por ejemplo, sobre el la ampliación del aeropuerto de El Prat. Protección de las políticas sociales: no privatizaciones, no recortes. Y lealtad al Estado y a las instituciones europeas. Ese es el perímetro es en el cual el PSC va a hacer los acuerdos. No va a ser una cuestión de siglas ni de nombres, va a ser una cuestión de programa, de propuestas y de posicionamiento del gobierno municipal. Yo quiero liderar un gobierno que vuelva a solucionar los problemas de la gente. Yo quiero que Barcelona vuelva a tener un alcalde centrado en la ciudad, sumando, creando consensos, dialogando y basando el progreso de la ciudad justamente en ese diálogo que el PSC en estos momentos puede ofrecer. Porque está en el centro del tablero político. Dialogaremos con todos, excepto con la extrema derecha, y con esas tres premisas.

--Lo comentaba porque, al hablar de sociovergencia, es posible que el voto de la izquierda que se fue a los comunes, el voto del trabajador, no vuelva. Puede que echen en falta un poco de cariño por parte del PSC.

--Creo que mi candidatura expresa claramente lo que queremos representar. En mi candidatura, una de las grandes incorporaciones es la de Luis Rabell, una persona que formó parte del proceso de fundación de los comunes en su día, que fue expulsado de facto de los comunes por su firmeza y su coherencia ante el independentismo, y que procede de los movimientos sociales de la ciudad y de la izquierda alternativa. Eso es un símbolo y una garantía de que el PSC es un partido progresista, que desarrollará políticas progresistas, independientemente de cómo se configuren al final las coaliciones o los pactos. El PSC, en estos momentos, representa varias cosas. En primer lugar, nuestro expediente, nuestra carta de presentación, lo que el PSC ha hecho en la etapa contemporánea de la ciudad de Barcelona. Todo el mundo nos conoce, todo el mundo sabe cómo hemos gobernado Barcelona y todo el mundo es consciente de dónde pusimos a la ciudad.

--No habrá sorpresas.

--No hay sorpresas, ni habrá sorpresas si yo soy alcalde. Estos convencido de que el PSC va a ganar estas elecciones, justamente por la capacidad de atraer votos de diversos ámbitos. La propia composición de la candidatura, donde, como te decía, se ha sumado Rabell, pero también Maria Eugènia Gay, expresa la transversalidad de nuestra propuesta y de nuestro equipo. El crecimiento que está teniendo el PSC viene de antiguos votantes de Ciudadanos que ven que es un proyecto ya superado por el tiempo, votantes de los comunes que consideran que el tiempo de Colau se acabó y que no le van a dar una tercera oportunidad, y después un voto central, de orden, de quienes quieren que la ciudad sencillamente funcione bien y que saben que los socialistas, cuando hemos gobernado, cuando hemos tenido la alcaldía, la ciudad ha funcionado bien.

Jaume Collboni, se expresa durante la entrevista con Crónica Global / LUIS MIGUEL AÑÓN

Jaume Collboni, se expresa durante la entrevista con Crónica Global / LUIS MIGUEL AÑÓN

--Debe ser complicado haber gobernado con Ada Colau, criticar su gestión y no caer en contradicciones. ¿Se arrepiente de no haber sido más beligerante en algunos asuntos?

--Todo el mundo que está informado de la política local recuerda perfectamente por qué surgió esta coalición. Y fue para evitar tener un alcalde independentista. Y lo hicimos además con el apoyo de Manuel Valls. Sin Manuel Valls, esta coalición no hubiera sido posible. En segundo lugar, no hay que olvidar que este mandato ha estado marcado por la pandemia. Hemos estado dos años y medio salvando vidas y puestos de trabajo. Y evidentemente hay formas diferentes de abordarlo, pero en el momento extraordinario en el que estuvimos, en el ayuntamiento hubo consensos amplios. Hubo acuerdos de presupuestos donde estuvieron Junts, Esquerra, pero también el PP y también el grupo de Valls. Hemos vivido un mandato muy excepcional que requería máxima estabilidad institucional. Cuando salimos de la pandemia es cuando se empiezan a ver las diferencias que tenemos los comunes y los socialistas.

--¿Cuáles han sido las más destacadas?

--Para empezar, nosotros no compartimos el modelo del decrecimiento económico, esta fijación en no querer ampliar el aeropuerto de El Prat. Nosotros estamos a favor de la colaboración público-privada también en el ámbito cultural y nos desmarcamos completamente de este boicot a un proyecto privado cultural como era el Hermitage. Nosotros tenemos una forma de gobernar que es muy diferente. Creemos que los grandes avances que tiene que hacer la ciudad en materia de lucha contra las desigualdades y contra el cambio climático hay que hacerlos paso a paso, con consenso, sumando mayorías, no aplicando dogmas, que es lo que han hecho los comunes. Ahí es donde se han producido las discrepancias. ¿Qué ha aportado el PSC? El PSC ha aportado estabilidad. Solo hace falta mirar qué ha pasado en la acera de enfrente, en la plaza Sant Jaume, para ver lo que hubiera podido pasar si hubiera gobernado el independentismo en Barcelona. Nosotros hemos aportado estabilidad, cuatro presupuestos consecutivos, un crecimiento de casi mil millones en el presupuesto municipal para la ciudad o los 300 millones que hemos conseguido de fondos europeos. Hemos generado confianza en muchos sectores de la economía, ha habido interlocución y ha habido éxitos. Que el Mobile World Congress continúe hasta el 2030, es mérito del PSC. O que haya acontecimientos como la Copa América o en el futuro el Tour de Francia, que son grandes acontecimientos internacionales que reposicionan la ciudad, es gracias a la gestión del PSC. Por lo tanto, creo que hemos hecho una aportación importante para la gobernabilidad de la ciudad, en un contexto, quiero recordar, donde el principal partido de la oposición era ERC, que en muchos aspectos tenía posiciones más radicalizadas incluso que los comunes. Ha sido muy difícil hacer políticas sensatas, moderadas, de sentido común, cuando el principal partido de la oposición, que es el que te puede dar apoyo para algunas materias, todavía tenía posiciones más radicalizadas.

--¿Comparte la idea de que Barcelona es un infierno fiscal y Madrid, un paraíso?

--No es verdad. Tenemos menos presión fiscal por habitante en Barcelona que en Madrid y tenemos más inversión por habitante que en Madrid. ¿Por qué? Porque Madrid está muy endeudada y nosotros no. También ha sido gestión del PSC preservar la salud financiera del ayuntamiento, sin subir impuestos. Y es verdad que la Comunidad de Madrid ha hecho dumping fiscal, lo cual es un error y una barbaridad. Yo, que soy federalista, creo que el Estado no debería permitirse que las comunidades hicieran competiciones a la baja, porque eso al final degrada los servicios públicos. Solo hace falta ver las movilizaciones en favor de la sanidad pública que ha habido contra Ayuso para darse cuenta de que cuando uno baja impuestos por encima de sus posibilidades, eso lo pagan los servicios públicos.

--Lo preguntaba porque los motivos que frenan la captación de talento, según algunos expertos, son la fiscalidad, la burocracia y el procés.

--Soy el candidato que más garantías y más seguridad jurídica puede ofrecer para el futuro de la ciudad. Eso no lo va a ofrecer un candidato independentista, eso no lo va a ofrecer el señor Trias o el señor Maragall. Yo soy el candidato que puede poner en marcha, como he propuesto, un plan de retorno de las 8.000 empresas que se fueron durante el procés, algunas muy importantes para la ciudad desde el punto de vista simbólico. Barcelona tiene que cerrar el ciclo del procés con el retorno de empresas grandes, pequeñas y medianas, pero sobre todo las que nos dieron la fortaleza y el poder económico. Yo creo que es fundamental para generar ese espacio de confianza y de garantía de seguridad jurídica para que las inversiones vengan a Barcelona y para que la actividad económica en Barcelona transcurra con normalidad. La ciudad de Barcelona tiene potencialidades extraordinarias, situación geográfica, conexiones, capacidad de atraer talento y retenerlo, pero lo que necesita es un marco de seguridad y estabilidad que evidentemente el señor Trias y Junts no van a ofrecer.

--¿Cómo se va a conseguir que vuelvan esas 8.000 empresas?

--Primero es necesario que alguien lo pida. Que una figura de la relevancia del alcalde de Barcelona levante la mano y diga "quiero que vuelvan las empresas que se fueron durante el procés y quiero recuperar poder económico para mi ciudad y para mi país". Nadie lo ha dicho hasta ahora. Los independentistas niegan la mayor, niegan que eso sea un problema, porque en parte son los causantes de ese problema, y evidentemente la señora Colau, todo lo que hace referencia a inversiones y empresas sencillamente ni lo contempla. Y a partir de ahí hay que abrir un proceso de diálogo fundamentalmente con el Estado para crear un entorno institucional propicio para que eso se inicie. La concreción, y dado el poco margen competencial que tiene el ayuntamiento, lo tiene que dar fundamentalmente la Generalitat. Pero no se ha producido todavía esa petición formal. Ningún responsable de primer nivel político, o porque eran independentistas o porque eran de los comunes, ha reconocido que parte de la recuperación de la normalidad en Barcelona depende de crear un marco de confianza, de estabilidad y de enviar un mensaje muy claro a toda España y a todo el mundo, de que vamos cerrando el ciclo del procés.

--El PSC ha tenido la competencia municipal en materia de seguridad. Se ha dicho que el Raval se ha convertido en un gueto, que los índices de delincuencia han subido.

--La seguridad es un tema que hay que tomarse muy en serio. Y nosotros como partido nos lo tomamos muy en serio. Adquirimos un compromiso electoral de aumentar en mil agentes la plantilla de la Guardia Urbana para llegar a 3.500 miembros, máximo histórico de la ciudad por lo que se refiere al número de la Guardia Urbana. Cada año hemos puesto en la calle 250 guardias urbanos más. Eso va a mejorar a medio plazo la atención de proximidad y la prevención. La Guardia Urbana tiene como misión hacer cumplir las ordenanzas municipales en el espacio público. La lucha contra la delincuencia compete a la policía autonómica. A la vez que poníamos a mil urbanos más en la calle exigimos a la Generalitat un despliegue de 600 mossos más en la ciudad. No se nos ha reconocido, se nos ha negado hasta ahora. En el pacto de presupuestos de la Generalitat entre PSC y ERC, una de las cláusulas es el despliegue de esos 600 mossos. Es decir, se reconoce que faltaban mossos d’esquadra en Barcelona. Eso por un lado. Y por otro, nosotros somos los responsables de haber quitado el top manta cronificado que había hace solo tres años en Barcelona. Somos los responsables de haber eliminado el fenómeno de los bicitaxis. Justo antes del verano había mil bicitaxis alegales dando vueltas por la ciudad. Ya no los hay. Nosotros somos los responsables de haber impulsado a nivel del Estado el aumento de las penas contra la multirreincidencia con una modificación de la Ley de Judiciamiento Criminal que se aprobó en agosto en el Senado. Es decir, hemos ido dando pasos de carácter policial y de carácter legislativo para ser más duros desde el punto de vista penal para combatir la delincuencia en Barcelona. Porque es verdad que aunque ha disminuido sustancialmente el número de delitos, sobre todo desde antes de la pandemia, persiste esa sensación de que el futuro alcalde se tiene que tomar muy en serio esto y que tiene que continuar siéndolo, como lo ha sido para mí durante este periodo.

--Hay otros partidos que quieren poner ese tema como eje de campaña, como Valents o Vox. ¿Evitará dejarse arrastrar por esos discursos?

--No, no, arrastrar no. Yo he dicho que eso es un tema que nos hemos tomado muy en serio y que nadie ha hecho tanto por la seguridad en un contexto tan difícil. Voy a poner un par de ejemplos. ¿Quién condenaba la quema de contenedores en la ciudad de Barcelona o la rotura de escaparates? No condenaba Junts, el partido de Trias; no condenaba Esquerra, que tenía la responsabilidad de la seguridad pública; no condenaban los comunes. Más bien se instalaba un discurso justificativo. Eso es una barbaridad. Cuando hay hechos violentos contra las personas o contra las cosas en el espacio público, un gobernante tiene la obligación de condenar los hechos y de dar apoyo a los cuerpos policiales y eso en Cataluña hace años que no pasa. Y eso degrada la autoridad democrática en la ciudad. Desgraciadamente, Barcelona está en los primeros puestos del ranking de España en pequeños delitos o en ocupaciones ilegales. Yo lo afronto con realismo, pero con hechos y con soluciones.

Retrato de Jaume Collboni en las instalaciones de Crónica Global / LUIS MIGUEL AÑÓN

Retrato de Jaume Collboni en las instalaciones de Crónica Global / LUIS MIGUEL AÑÓN

--¿Por ejemplo?

--La única gran nueva comisaría que se ha abierto en Barcelona es en el Raval Sur, uno de los puntos más complicados que tenemos. Sin cerrar la de las Ramblas y con un despliegue de 400 policías más en Ciutat Vella. A mí me preocupa la situación en Ciutat Vella, va a ser una de las prioridades de mi gobierno. Vamos a enviar a nuestros mejores hombres y nuestras mejores mujeres al frente de la parte técnica y política para, primero, poner orden en ese distrito y luego volver a la etapa de inversiones. Tenemos la gran excusa o el gran argumento de la reforma de las Ramblas para reactivar el corazón de la ciudad, para hacer planes comerciales, para hacer planes urbanísticos, recuperando el pacto que hubo en su día, en los años 80, de Pasqual Maragall, recuperando un instrumento de transformación y gestión como era Procivesa, que era una agencia público-privada que se encargaba de coordinar todas las políticas de forma transversal en Ciutat Vella. Es el corazón de la ciudad, a mí también me preocupa mucho la situación en la que estamos. Es solucionable, no hay misterio, es dedicarle sentido común, tiempo, recursos y nuestros mejores hombres y nuestras mejores mujeres.

--El tema de movilidad no era competencia del PSC, pero tengo entendido que lo reclamó. El RACC ha denunciado esta semana la inseguridad que sufren los peatones en la ciudad.

--La prioridad, para mí, sigue siendo el peatón, porque es el principal medio de transporte de los barceloneses y además porque tenemos la gran suerte de tener una ciudad caminable y por lo tanto esa encuesta del RACC está acertada. El problema coyuntural que tenemos ahora en la ciudad es la acumulación de obras. Tenemos la Diagonal, la vía Laietana, Consell de Cent y algunas otras obras menores en varios distritos que se han acumulado al final del mandato. ¿Por qué? Pues porque hemos estado dos años parados y toda la planificación que había de reformas se ha llevado al final del mandato. Creo que erróneamente, yo ya dije en su día que había que replanificar para no concentrar tanta obra porque eso produce ahora colapsos. En segundo lugar se ha hecho un esfuerzo de inversión en el transporte público, pero hay que hacer más. La solución a la movilidad metropolitana y de la ciudad para mí es el metro. Más metro. Las ciudades metropolitanas del mundo se articulan en torno a los ferrocarriles metropolitanos, es decir, el metro. En el acuerdo de presupuestos del mes de febrero ya se fija el compromiso de una inversión de 50 millones en mejoras de las estaciones, aumentar en doce las estaciones alargando algunas líneas de metro. Es lo que tiene que estructurar el área metropolitana. Hacer políticas urbanísticas que no tengan en cuenta la triple dimensión de la ciudad, la de los 15 minutos, la de los 30 minutos y la de los 60 minutos, está condenado al fracaso.

--¿Qué opina de las superillas?

--Las superillas que plantean los comunes en el Eixample son inviables, es inviable. Pacificar calles siempre se ha hecho en Barcelona. ¿Qué es sino Enric Granados, la avenida Gaudí, el propio paseo de Sant Joan? Las cosas, si se hacen bien y de forma no dogmática, pueden pacificar calles concretas. Lo que no se puede hacer, y desde luego nosotros no haremos ni abonaremos, es multiplicar por 22 el Consell de Cent, que es lo que quieren hacer o lo que dicen que quieren hacer los comunes, aunque tampoco hay dinero para hacerlo. Porque ahí se nos iría la inversión del ayuntamiento en dos mandatos solo para hacer esa obra, olvidando el resto de los nueve distritos. ¿Cómo pensamos nosotros recuperar verde urbano en el centro de la ciudad? ¿Qué es la contribución que tenemos que hacer contra el cambio climático? ¿Qué es la forma de compensar emisiones de CO2 teniendo en cuenta que el coche eléctrico sea una realidad en 2030 y 2050? Pues recuperando los interiores de manzana del Eixample que ahora estoy viendo desde aquí [se refiere al gran patio interior al que se asoma la redacción de Crónica Global]. Esta es la solución. Este interior de illa, como otros 42, se recuperaron en la etapa socialista. Nosotros nos proponemos en los próximos ocho años recuperar 30 nuevos interiores de isla que equivalen a nueve campos de fútbol de verde dentro de la ciudad sin afectar los viales, sin afectar la movilidad y además sin generar, por cierto, uno de los efectos que tiene también pacificar calles, que es la gentrificación verde. Cerdà era un socialista utópico, creó una ciudad igualitaria. Yo creo que tenemos que hacer esfuerzos para mantenerlo.

Jaume Collboni, señala al interior de una superilla del Eixample / LUIS MIGUEL AÑÓN

Jaume Collboni, señala al interior de una superilla del Eixample / LUIS MIGUEL AÑÓN

--Hablando de gentrificación. ¿La nueva ley de vivienda aporta soluciones?

--Mi objetivo es, al amparo de esta ley y de las inversiones públicas y privadas que se tendrán que hacer, construir un parque de vivienda protegida de alquiler de 25.000 pisos, porque es posible hacerlo. Hay que hacerlo bien, hay que gestionar bien, hay que hacerlo sin dogmatismos, colaborando también con el sector privado, pero se puede hacer. La ley, junto a los recursos que ha anunciado de forma extraordinaria el presidente Pedro Sánchez, puede hacer posible que ese plan sea viable perfectamente en la ciudad de Barcelona. En el problema de la vivienda, hay una parte evidente que es la escalada de precios desorbitada que hemos tenido en los últimos años y que la ley puede parar, porque topa los precios, pero el problema de fondo sigue siendo la oferta. Y por lo tanto desde el sector público tenemos que generar oferta y facilitar y ayudar a que el sector privado también genere la suya propia. Sobre todo para los jóvenes menores de 35 años. Porque el problema que tenemos más importante ahora en la ciudad, yo lo vengo diciendo desde hace meses, es el acceso de los jóvenes a la vivienda en su ciudad, jóvenes de clase media trabajadora, que tienen sueldos bajos, pero razonables, con los que con alquileres a 500 euros podrían acceder perfectamente a un piso en Barcelona. Pero, claro, cuando tiene que destinar el cien por ciento de un sueldo o el 80 por ciento, pues se acaba yendo de la ciudad. En estos momentos tenemos un problema de emigración de población joven de la ciudad, y eso es un problema también demográfico para el futuro de Barcelona.

--¿La gran Barcelona puede ser un intento de tapar los problemas de la ciudad e invitar a los barceloneses a marcharse a otros municipios?

--Tenemos que fijarnos como objetivo la vivienda asequible en Barcelona, explorar y explotar al máximo las posibilidades de construcción de nueva vivienda, de rehabilitación de vivienda existente, de la política de los bajos comerciales que no se llenan en algunos barrios para que puedan ser pisos, de aumentar la edificabilidad en algunas zonas para que podamos crecer a lo alto. Pero la ciudad de Barcelona está entre dos ríos, la montaña y el mar. Somos una ciudad encajonada en cien kilómetros cuadrados y, por lo tanto, nuestra realidad, ya es realidad metropolitana. No sólo desde el punto de vista de la vivienda, lo es económicamente. Cuando decimos que uno de cada cuatro barceloneses trabaja fuera de Barcelona es que trabaja en el área metropolitana. Cuando decimos que tenemos 400.000 viajes privados, sólo privados, en Barcelona es que hay gente, mucha gente del área metropolitana que viene a trabajar a Barcelona. Con lo cual, es la Barcelona que yo te decía antes de los 15, los 30, los 60 minutos. Pero para recoser bien esa realidad, sobre todo necesitamos metro y transporte público, porque al final la decisión de vivir en un sitio, en una ciudad, aunque sea en el entorno de la ciudad de Barcelona, tiene que ver con el tiempo de transporte. Y nosotros lo que tenemos que dar es facilidades para que se pueda decidir. Que si tú quieres decidir vivir en tu ciudad, que es lo que normalmente la gente pretende, haya oferta, pero que si por lo que sea, si porque te gusta vivir en una casa pareada te tienes que ir fuera de la ciudad de Barcelona, tengas una opción de transporte público rápido, eficiente y barato para hacerlo posible. Así se construyen las metrópolis. Ya somos una realidad de continuo urbano. Cruzas una calle, estás en L’Hospitalet, cruzas otra calle, estás en Esplugues y cruzas otra y estás en Cornellà.

--Hay quien vaticina que Barcelona acabará como Londres, en cuyo centro no vive nadie.

--Bueno, claro, ese es el riesgo si no hay políticas de intervención pública que, por ejemplo, combinen muy bien la actividad económica en el centro de la ciudad. Nosotros en vía Laietana ya estamos fomentando, empezando por el edificio de Correos y pasando por el PIER 07, para que se instalen empresas y centros de investigación. Nosotros mismos, como ayuntamiento, vamos a llevar dependencias municipales a un edificio de vía Laietana. Si promovemos que se vuelvan a activar todos los edificios, muchos de los cuales están vacíos, conseguiremos atraer actividad económica al centro de Barcelona, no solo turística, porque Barcelona tiene un reto que es el de la diversificación de su economía. Que la gente de Barcelona vuelva al centro para empezar a trabajar y a pasear por las Ramblas cuando las tengamos reformadas, con un comercio más equilibrado y una mejor oferta cultural en el centro de Barcelona. Estamos poniendo las bases para que eso sea posible en los próximos cinco o diez años.

--¿Diversificar la economía de Barcelona, pero respetando el turismo?

--Por supuesto, es conocida mi posición de la defensa de la industria turística, sobre todo por lo que se refiere a la calidad y en contra de la masificación. De hecho, los últimos datos de turismo son muy buenos, pues habiendo bajado el número de turistas, estos han pernoctado más y han consumido más. Ese es el camino, menos pero mejor. Nadie quiere un turismo de masas, nadie quiere ver las calles del centro colapsadas, todo el mundo quiere ver un turismo inteligente, respetuoso con el destino, que consume cultura, que va a los restaurantes de una forma ordenada, de una forma esponjada en toda la ciudad. Eso es lo que da riqueza y lo que genera menos contradicciones o menos contraindicaciones. Eso es posible hacerlo, pero hay que intervenir. El riesgo, si no, puede ser como le pasa a muchas ciudades. Usted ha citado Londres y puede haber otras ciudades que les pase. Yo ahora vengo de una convención en Valencia y lo hablábamos con otros alcaldes, el riesgo de que el centro de las ciudades sea solo para turistas o para ricos, por el precio de la vivienda. Y hay fórmulas para que la clase media pueda vivir en el centro de la ciudad, que haya actividad económica diversificada en el centro de la ciudad y que el turismo esté ordenado. Y que tengamos la capacidad de promocionar la mejor Barcelona exteriormente, ofreciendo lo mejor de la ciudad, que no es la playa ni la sangría, sino que es su cultura, su patrimonio, su arquitectura, su vida cultural.

--Hubo un tiempo en que se aseguró que usted no era el candidato favorito de Pedro Sánchez. ¿Se siente ahora totalmente respaldado?

--Siempre me he sentido muy respaldado por el partido, por el PSC y por el PSOE. Siempre me he sentido muy respaldado por Salvador Illa y por Pedro Sánchez, a los cuales conozco y he compartido años bastante más difíciles de los que tenemos ahora y eso fragua complicidades y amistad, independientemente de los debates que se puedan suscitar, que eso pasa en política y pasa en la vida. Yo siempre he tenido muy claro que íbamos a ganar estas elecciones y que las iba a ganar yo.

Retrato de Jaume Collboni candidato del PSC a la alcaldía de Barcelonal / LUIS MIGUEL AÑÓN

Retrato de Jaume Collboni candidato del PSC a la alcaldía de Barcelonal / LUIS MIGUEL AÑÓN

--¿El PSOE estará muy presente en su campaña?

--Supongo que esa determinación también tiene que ver con la situación en la que estamos ahora donde tenemos a un PSOE volcado en la campaña de Barcelona. El PSOE puede recuperar la ciudad de Barcelona, pero sobre todo acabar con la hegemonía que vino del 15M y del proceso independentista en Cataluña pasa porque en Barcelona gane el candidato del PSC y eso lo ve todo el mundo. Quiero comparar la situación de estos días en Sant Jordi, en los que van a venir cinco ministros y cuál es la que teníamos cuando gobernaba el Partido Popular. Que aquí no venían ni a saludar a la familia. De cuál ha sido el cambio cualitativo en las inversiones en Cercanías, en reconocer la cocapitalidad cultural y científica de Barcelona en España. La normalización de la vida institucional y la presencia, por lo tanto, del Estado en la ciudad ha entrado en un proceso que para mí es el que nunca tendría que haber dejado de ser. Cuando yo entré en Cultura tuve que afrontar un plan que tenían los independentistas del partido del señor Trias de expulsar al Estado de las instituciones culturales de la ciudad. Había un plan de sacar al Estado del Liceu, del MNAC y del MACBA. Y hoy, no solo no ha salido el Estado de estas instituciones, sino que aporta 20 millones. Ese es el cambio, no menor y no en poco tiempo, que se ha producido gracias al Partido Socialista, gracias al presidente Sánchez, gracias a Miquel Iceta en este caso. Y es lo que yo vengo a aportar si soy alcalde. Normalizar la situación, que las cosas funcionen bien, estabilidad, ordenar, dar oportunidades y que nos volvamos a sentir orgullosos de esta ciudad.