Illa invita a “reflexionar” y dejarse de “celebraciones” en el quinto aniversario del 1-O

Volvió la Fiesta de la rosa. Ha vuelto la fiesta de los socialistas catalanes tras los años de pandemia, pero lo ha hecho sin el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, curiosamente contagiado de coronavirus. En cualquier caso, el pinar de Gavà se ha llenado para recibir y escuchar a los principales líderes del partido, entre los que no han faltado los ministros Miquel Iceta y Raquel Sánchez ni el líder del PSC, Salvador Illa, quien se ha referido a la cercanía del quinto aniversario del 1-O como un momento para la “reflexión”.

Illa ha sido el último en tomar la palabra y, también, el más aclamado del acto. Ha iniciado su parlamento con referencias a la pandemia, a la guerra, a las inundaciones de Tarragona, al temporal que también ha azotado Canarias y a los alborotos de anoche en Barcelona, que registraron un muerto. Tampoco ha olvidado la batalla por la fiscalidad autonómica, y ha deslizado que percibe “mala fe” en quienes bajan los impuestos a los ricos, en referencia en esta ocasión a Juan Moreno Bonilla (PP), presidente andaluz. “¿Qué patriotismo es el que enfrenta a territorios del mismo país?, ¿qué patriotismo es el de bajar impuestos a los que más tienen y olvidar a los que más necesitan políticas públicas?”, ha defendido.

"Aragonès, abramos el diálogo"

Pero Illa ha dedicado buena parte de su discurso, la mitad de él, a la situación política y social en Cataluña, una tierra que todavía se recupera del mazazo del procés, “que no ha traído nada bueno”, y del que en unos días se cumplen cinco años del “momento más álgido de confrontación”, el 1 de octubre, fecha del referéndum ilegal de independencia. “Hay poco que celebrar y mucho que reflexionar para no repetir errores, para avanzar y para reencontrarnos”, ha pedido. En el horizonte, los festejos que el independentismo ha anunciado con motivo del 1-O.

En este sentido, ha mostrado “orgullo” por la “apuesta por el reencuentro” del Gobierno de España, por la “política del respeto y la apuesta decidida por el diálogo para negociar y llegar a acuerdos”. Pero no solo entre el Ejecutivo y la Generalitat, sino también dentro de Cataluña. “Señor [Pere] Aragonès, abramos el diálogo, el mismo que practica usted en Madrid practíquelo en Cataluña con el primer partido, que es el PSC”, ha dicho Illa. Asimismo, se ha referido a las constantes discrepancias entre los independentistas como un “conflicto crónico y paralizante” que se ha extendido al Parlament, algo que no hay que permitir. “Hay un camino amplio en el que cabemos todos”, ha concluido.

El castellano, una lengua "querida"

Antes que él han hablado la alcaldesa de Gavà, Gemma Badia; el alcaldable del PSC por Barcelona, Jaume Collboni, quien ha acusado al Govern de “generar problemas” frente a las “soluciones” que ofrece la formación que él representa; la alcaldesa de Sant Boi, Lluïsa Moret, que ha dicho que “Aragonès no puede gobernar porque hace sufrir a los catalanes”, y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Todos ellos han intervenido mezclando el catalán y el castellano, dotando de normalidad el bilingüismo en Cataluña, aunque los socialistas se hayan puesto de perfil en el pulso que el independentismo mantiene contra quienes reclaman una enseñanza en las dos lenguas oficiales de la comunidad, incluidas las artimañas para desoír las resoluciones judiciales.

Así, no sorprende la afirmación lingüística de Illa, quien se ha referido al castellano como “una lengua querida en Cataluña y hablada por muchos”, sin mención a su oficialidad ni a que es mayoritaria entre los ciudadanos, ni tampoco a los pisoteos a los que la somete el Govern. “Para nosotros, defender el catalán no es atacar el castellano”, ha sentenciado.