Estas son las lecciones que dejan los resultados de las elecciones andaluzas en Cataluña. Que el votante rechaza el populismo y la confrontación, que la situación de Ciudadanos es irrecuperable y que nuevas formaciones como Centrem o Valents lo tienen difícil. De ahí que el futuro de PSC y PP pase en el territorio por una consolidación en su propios espacios. Esto es, en la vuelta a escenarios de hace 10 o 15 años a la espera de calibrar el factor de distorsión que supone el independentismo.
Fuentes populares, como no podía ser de otra manera, expresan su satisfacción por los resultados obtenidos en Andalucía. A su juicio, “la táctica del miedo a Vox ha reforzado a Moreno para gobernar en solitario. Pero a la izquierda le ha salido el tiro por la culata”.
Según estas fuentes, el estancamiento de la formación de extrema derecha “es letal para ellos, porque los movimientos políticos necesitan arrasar rápido. Y eso ya no va a pasar”. Respecto a Ciudadanos, “ahora ya sí es irrecuperable”, lo que lleva a los populares catalanes, liderados por Alejandro Fernández, a preconizar la vuelta a “los escenarios de hace 10 o 15 años, con PSC y PPC consolidados cada uno en su espacio”. Asimismo, están convencidos de que esa vuelta a la política más clásica “deja en fuera de juego y sin espacio a opciones como Valents --que en apenas cinco meses ha fichado a 25 cargos de PP y Ciudadanos-- y Centrem --formación surgida de la fusión de excargos de PDECat, Lliures, Lliga Democràtica y Convergents--”.
La derrota del populismo
No opinan así estos partidos conservadores que acaban de nacer y que afrontan las elecciones municipales como primer gran reto. Para el partido presidido por Eva Parera, las elecciones en Andalucía han supuesto “la derrota del populismo radical y empobrecedor”, y se ofrece para "reconstruir Cataluña devolviendo la seguridad, el trabajo y la libertad”.
Por su parte, Àngels Chacón analiza los resultados en clave de rechazo a posiciones extremistas, pero también como reacción de los andaluces a las peleas entre el PSOE y sus socios de Podemos. Según Chacón, “Andalucía pide impulsar la economía productiva y no solo políticas sociales. Quiere cambios reales”.
De ser extrapolable a Cataluña esa renuncia al populismo, que estos partidos conservadores atribuyen tanto a Vox como a Podemos, se abonaría la tesis de esa consolidación del espacio de PSC y PPC, aunque las peculiaridades de esta comunidad impiden hablar de un bipartidismo en el ámbito español. Los socialistas catalanes, que ganaron las autonómicas del 14F, pero se vieron desbancados por la mayoría independentista de Junts per Catalunya, ERC y CUP, creen firmemente en un cambio de etapa en la autonomía tras diez años de crispación procesista. Y de ser cierto que la nueva política ha tocado techo, se beneficiarían tanto del declive de los comunes como del hundimiento de Ciudadanos. Los populares también se nutrirían de la debacle de la formación naranja, así como ese freno a la expansión de Vox.
La debacle de Cs
Una debacle, la de Cs, que se une a las registradas en el último ciclo electoral --Andalucía, Castilla y León, Cataluña, Comunidad de Madrid--, y que ha vuelto a poner en pie de guerra al sector crítico de Renovadores. Frente al silencio de la cúpula catalana, el exdiputado Antonio Espinosa acusa a los dirigentes de Cs de haber llevado al partido “a la nada” en los últimos dos años. Reclama dignidad y dimisiones: “Hacerlo peor que vosotros es imposible”. Por su parte, la también crítica y exdiputada del Parlament Carmen de Rivera rompió ayer el carnet del partido.
Para muchos analistas, Juan Manuel Moreno ofrece un perfil moderado que nada tiene que ver con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ni con el exlíder del PP Pablo Casado, pero sí con el sucesor de éste, Alberto Núñez Feijóo, quien en las últimas jornadas del Círculo de Economía se metió a los empresarios catalanes en el bolsillo al hablar de estabilidad, unidad y moderación.
El tiempo dirá si hay cambio de ciclo y si en las futuras elecciones generales --uno de los motivos de Pedro Sánchez para no adelantarlas sería aprovechar la proyección que le dará la presidencia española del Consejo Europeo en 2023--, el PP se convierte en la fuerza ganadora. Pero lo cierto es que soberanismo catalán siempre ha recordado el cambio de talante de José María Aznar con Cataluña cuando obtuvo la mayoría absoluta. De ahí que, tras asegurar que, para la causa secesionista, PSOE y PP son igualmente dañinos, la gran incógnita es si Feijóo endurecería sus posiciones tanto si gobierna en solitario como con Vox. Un escenario del “cuanto peor, mejor” que se ha convertido en el deseo inconfesable del separatismo radical.
El independentismo, como es obvio, supone un destacado factor de distorsión en los análisis preelectorales, pero también en ese espacio se ha asistido a una evolución hacia posiciones más pragmáticas, empezando por ERC, que sigue defendiendo su estrategia de diálogo con el Gobierno español, seguida de Junts per Catalunya, donde dirigentes favorables a dar carpetazo a la etapa Puigdemont y abrirse a otros pactos –la sociovergencia que defienden los turullistas— piden paso.