Hoja de ruta ‘indepe’: sentencia, investidura de Puigdemont y ruptura con ERC
Junts per Catalunya está poniendo a prueba la resistencia de sus socios republicanos, para quienes la pretendida restitución del expresidente es una línea roja que difícilmente traspasarán
28 abril, 2019 00:00Un gobierno paralizado donde Junts per Catalunya pone a prueba la resistencia de ERC. La mala convivencia de los socios del Ejecutivo catalán es un secreto a voces, pero las repetidas deslealtades de los neoconvergentes, unidas a la pretendida restitución de Carles Puigdemont como presidente, están abocando a ambas formaciones al cisma.
¿Crisis de gobierno? Fuentes parlamentarias aseguran que, tras la sentencia del Tribunal Supremo sobre el referéndum del 1-O --que previsiblemente se hará pública después del verano--, Puigdemont volverá a reclamar su investidura, como hizo hace un año. ERC, que ostenta la presidencia del Parlament, paró entonces el golpe. Pero en esta ocasión las pretensiones del fugado en Waterloo podrían provocar la salida del partido de Oriol Junqueras del Govern. Una apuesta arriesgada en la que serán determinantes los resultados de este ciclo electoral.
El músculo de JxCAT y ERC
No parece que las elecciones de hoy domingo vayan a precipitar unos comicios catalanes inmediatos, aunque sí permitirán calibrar el músculo electoral de Junts per Catalunya y ERC. Quim Torra quiere aguantar, pero la última palabra la tiene Puigdemont. Y el expresidente catalán, como ha venido demostrando en los últimos meses, es impredecible.
Carles Puigdemont (i) en Bruselas con el presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC) / EFE
Como se sabe, el de Waterloo se presenta a las elecciones europeas y parece estar dispuesto a hacer mucho ruido con su reclamada inmunidad parlamentaria, pues sostiene que podrá recoger su acta de diputado, algo que el Parlamento europeo cuestiona. El pulso se enmarca en una estrategia de internacionalización del conflicto, pero también podría suponer un ensayo general de la igualmente pretendida investidura como presidente de la Generalitat.
A vueltas con la investidura telemática
Puigdemont nunca ha renunciado a ello, y JxCAT ha presentado varias iniciativas parlamentarias para allanar el terreno de esa restitución. Por ejemplo, en enero se constituyó una comisión en la Cámara catalana para impulsar la reforma del reglamento con la finalidad es investir de forma telemática al expresidente de la Generalitat. Tres meses después, el Tribunal Constitucional (TC) anulaba la ley catalana que permitía la investidura no presencial del fugado.
Sin embargo, la medida más sorprendente y que demuestra hasta qué punto están deterioradas las relaciones entre los independentistas es el recurso de amparo presentado por el de Waterloo ante el Tribunal Constitucional (TC), en el que acusaba al presidente del Parlament, el republicano Roger Torrent, y a la Mesa de la Cámara de vulnerar sus derechos políticos al privarle de la delegación del voto tras ser procesado por el juez Pablo Llarena.
Agitación independentista
Las citadas fuentes políticas dan por hecho que Puigdemont aguantará hasta que el Supremo dicte sentencia sobre el 1-O para aprovechar la agitación independentista que provocará la previsible condena y reivindicarse de nuevo como presidente legítimo. Ello implica abocar de nuevo a Torrent, como ocurrió hace un año, a incumplir la ley. El republicano aguantó la presión, algo que no le han perdonado los neoconvergentes, pero las mismas fuentes advierten de que no habrá una segunda vez.
El presidente Quim Torra (i) y el vicepresidente del Govern, Pere Argonès (d) reunidos tras la crisis entre JxCAT y ERC / CG
El entorno de Torra está poniendo a prueba la resistencia de ERC, tras la fuerte crisis que protagonizaron los socios de gobierno en octubre de 2018, precisamente por la negativa de JxCAT de cumplir el acuerdo de delegación del voto que sí acataron los republicanos. Torra y el vicepresidente Pere Aragonès cerraron la crisis en falso, tras comprometerse a aguantar hasta la sentencia del 1-O.
La deslealtad del entorno de Torra
Las relaciones se han ido deteriorando, y la convivencia en Palau es cada vez más insostenible. El penúltimo episodio de confrontación ha tenido lugar esta semana, cuando Torra anunció el impulso de 200 nuevas leyes de aquí a 2020, a pesar de carecer de mayoría parlamentaria y de presupuesto, ya que las cuentas catalanas se han prorrogado por segunda vez.
De hecho, algunos proyectos fueron presentados sin consultar a ERC. Que miembros del entorno del presidente, como Pere Cardús, Ignasi Genovès o Maria do Carmo Marques-Pinto hayan utilizado las redes sociales para criticar a Junqueras --“Para mí, el proyecto de ERC para Cataluña es tanto como aplicar un 155 por la vía de la demagogia”, escribió la dirigente de La Crida-- da ejemplo de la deslealtad de los neoconvergentes.
Sin embargo, la investidura de Puigdemont y el consiguiente incumplimiento de las resoluciones judiciales que ello implica supone una auténtica línea roja que los republicanos no pueden traspasar. De insistir en esa idea, el expresidente estaría forzando una crisis de gobierno, esto es, la salida de ERC del Ejecutivo catalán. Una decisión difícil, de ahí que los resultados de este ciclo electoral sean importantes.