Cambio de planes. La política española está sujeta a vaivenes constantes. El PSOE quiere ir a por todas el 28 de abril, y el ministro de Exteriores, Josep Borrell, tiene la intención de ser el cabeza de lista de los socialistas por Barcelona, como ha podido saber Crónica Global. Un cambio drástico, aunque Borrell no ha estado interesado en ningún momento en ser el cabeza de cartel del PSOE en las europeas, como se había sugerido en distintos círculos socialistas, y se insiste en ello. Es una labor que ya había realizado, con responsabilidades en el Parlamento Europeo. Lo que hará el 28 de abril es competir con Inés Arrimadas, la nueva cabeza de lista de Ciudadanos por Barcelona, como ella ha acabado anunciando este sábado en Madrid, junto a Albert Rivera.
Las cosas han cambiado. La número uno por Barcelona en las últimas elecciones generales fue Meritxell Batet, ministra de Política Territorial con el Gobierno de Pedro Sánchez que surgió tras la moción de censura contra Mariano Rajoy. Su papel ha sido el de acercar posiciones con el Gobierno catalán de Quim Torra. Pero el final abrupto, la imposibilidad de que el independentismo tome una senda de diálogo, sin intentar romper continuamente las relaciones, con el asunto del derecho a la autodeterminación, han dejado a Batet en una situación delicada, pese a que optará hasta el último momento.
Combatir el independentismo
Pedro Sánchez ya no está en ese momento de diálogo. Quiere ganar las elecciones con cierta holgura, y esperar a ver luego los resultados para saber cómo puede formar un nuevo gobierno. Y en esa tarea Josep Borrell es su mejor pieza, para una buena parte del PSOE. Combativo contra el independentismo, no puede ser el blanco de las iras de Ciudadanos, que lo han considerado un dirigente muy próximo, con el que han colaborado en Societat Civil Catalana (SCC) en los últimos años.
Borrell, que lo ha sido todo en política, protagonizará la campaña electoral. Para el PSC, que debe decidir si lo ratifica en el próximo consejo nacional o mantiene a Batet, la próxima semana, supone un cierto trago agridulce. Por un lado, Borrell tiene una muy buena relación con Miquel Iceta, pero por otro queda la sensación de que los socialistas catalanas apostaron en exceso por un diálogo que no ha sido posible, aunque se achaca a la imposibilidad del independentismo de situarse en un terreno práctico, con el juicio a los dirigentes independentistas presos ya en marcha.
Cambio en la campaña
La irrupción de Borrell, que milita en el PSC, en la agrupación de Sarrià (Barcelona), cambia el tono de la campaña. El PSOE ya no ve a los partidos independentistas como posibles socios. Lo que se pretende es buscar el máximo apoyo posible y constatar, en los debates televisados y en los actos públicos, que se tiene un proyecto para toda España, abierto, en el que se pueden sentir cómodos todos los catalanes.
Para el independentismo es una especie de declaración de guerra. Ninguno de los dirigentes tiene estima por Borrell, desde el presidente Quim Torra al diputado de ERC, Gabriel Rufián.