Sancionado por negarse a enseñar a sus alumnos que los catalanes "son una raza superior". Francisco Oya es el primer profesor expedientado en Cataluña por combatir el adoctrinamiento escolar en las aulas de la región. El docente, que está de baja, está apartado como docente de Historia por la Generalitat desde el pasado 18 de abril.
Según ha informado ABC, el Gobierno catalán le abrió un expediente sancionador, el primero incoado por un asunto de esta índole, por la manera en la que impartía sus clases de Historia en el instituto Joan Boscà de Barcelona a alumnos de Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Ahora, el profesional se encuentra de baja médica por prescripción facultativa.
"Acoso muy duro"
Oya ha admitido que en los últimos meses el acoso contra su persona "ha sido muy duro". Esos episodios de amenazas han hecho mella en su salud. "Tengo un problema de salud de base y me han aconsejado que salga de la primera línea de fuego", reconoce. Defiende que las autoridades educativas le apartaron por "ir a contracorriente" y "mostrarse crítico con las tesis independentistas" en clase.
El profesor llevaba tiempo en la diana del Departamento de Enseñanza, pero el detonante del conflicto que mantiene con la Consejería que ahora dirige Josep Bargalló (ERC) fue la entrega de material docente complementario a sus alumnos. Aportó información alternativa a sus alumnos de segundo curso para combatir el "sesgo" de los libros oficiales, que ofrecían una versión "idílica" de Cataluña, explica.
Prohibición: "No los puedes dar"
Tras ese episodio, los estudiantes fueron a quejarse al director del centro con el material que Oya habia repartido. "Éste no tardó en llamarme al despacho y prohibirme que se los diera a los alumnos. Después vino la inspección", aclara. El docente se negó a cumplir la orden apelando a la libertad de cátedra. "No podía consentir que mis alumnos llegaran a la selectividad con una información sesgada sobre el catalanismo y sus líderes. Pensé que para tener una visión más equilibrada y menos positiva debían conocer también su cara B. Saber quién fue Prat de la Riba en realidad, conocer su cara racista", indica.
Según él, "los alumnos han de conocer la historia, no la propaganda o la visión canónica de un determinado movimiento". Pese a sus argumentos, Enseñanza lo expedientó y lo apartó de la clase de Historia. Ahora no imparte la asignatura de forma "provisional".
Catalanes, "una raza superior"
Los materiales de la discordia, que le costaron perder temporalmente su puesto de docente, no son polémicos, simplemente cuestionan la versión oficial de la Historia que se imparte en el centro. "En España, la población puede dividirse en dos razas. La aria (celta, grecolatina, goda) o sea del Ebro al Pirineo; y la que ocupa del Ebro al Estrecho, que, en su mayor parte, no es aria sino semita, presemita y aun mongólica [gitana] (…) Nosotros, que somos indogermánicos, de origen y de corazón, no podemos sufrir la preponderancia de tales elementos de razas inferiores", reza el inicio del dosier que repartió. La cita es del escrito Pompeu Gener, una de las figuras del nacionalismo catalán del siglo XIX.
También repartió Oya citas de Enric Prat de la Riba, considerado uno de los padres del catalanismo. Una de ellas, recogida en La Veu de Catalunya, reza: "Cataluña tiene la fuerza de la prosperidad económica, con su acompañamiento natural de energías intelectuales, morales y artísticas; la tiene menos intensa, es verdad, que las naciones extranjeras bien gobernadas; pero es, con contadas si bien honrosas excepciones, prácticamente la única dentro de España, la principal representante de la civilización europea en ese fajo mal atado de kabilas africanos que el Estado español encarna".
"Supremacismo hasta ahora"
El profesor Francisco Oya descarta que todo el nacionalismo catalán sea todo él supremacista. "No en su totalidad, pero sí que es un componente importante y tiene una continuidad histórica hasta nuestros días. Esto me parece evidente", defiende.
Su forma de impartir la asignatura, según la jurisprudencia del Tribunal Constitucional (TC), es válida. La corte de fiscaliza el cumplimiento de la Carta Magna reconoce que los profesores tienen más libertad para exponer de forma razonada sus ideas y creencias a partir de bachillerato. Esto es, a los alumnos de entre 16 y 18 años.