El presidente de SCC, Josep Ramon Bosch

El presidente de SCC, Josep Ramon Bosch

Política

"El independentismo no tiene futuro"

Josep Ramon Bosch (Santpedor, 1963), presidente de Societat Civil Catalana, defiende que la entidad "ha de cambiar de pantalla" y pasar a "ser un motor de cambio y de regeneración"

23 abril, 2015 02:07

Hace un año que comenzó esta aventura llamada Societat Civil Catalana. ¿Cuál es su balance?

Han sido doce meses muy positivos, hemos conseguido dar voz a los catalanes que no están por la independencia, que entendemos somos la mayoría. Y además, una mayoría muy amplia. También hemos conseguido visibilizar un mensaje distinto al oficial.

¿Qué tipo de mensaje?

Es un mensaje muy transversal, que se desmarca del oficialismo independentista, y que abarca desde los nacionalistas moderados hasta los que no quieren banderas ni patrias pero que no quieren la separación.

Grupos que han combatido ideológicamente el independentismo ha habido muchos, pero ha sido SCC el que ha acabado cuajando...

Societat Civil Catalana le debe mucho a mucha gente que ha estado trabajando durante años y años en la larga travesía del desierto. Nosotros no hemos hecho nada más, ni nada mejor que lo que han hecho en otras etapas otras asociaciones y grupos. Es cierto que hemos estado en el momento correcto en el lugar adecuado, y nuestro mensaje ha cuajado. Pero no es mérito exclusivo nuestro, sino de muchas personas que han trabajado antes.

¿Se considera SCC una entidad transversal?

A los independentistas le gustaría que Societat Civil Catalana fuera un nido de franquistas, pero lo que está claro es que no lo es.

El 'quintacolumnistas' bien lo que han usado...

A pesar de ciertos ataques, lo que somos es una asociación muy transversal que reúne a gente de muchas sensibilidades políticas. Pero quiero dejar muy claro que la mayor parte de las personas que integran la entidad no militan ni forman parte de ningún partido político.

¿Qué les une?

Una cuestión básica, de libertad, de cumplimiento de la legalidad. Estamos por mantener el respeto a la ley, porque si algunos de los que nos gobiernan se saltan las normas no hay ni democracia ni derechos humanos.

¿Considera uno de los méritos de SCC el haber conseguido que a sus actos públicos hayan asistido líderes tan alejados políticamente como Albert Rivera, Alberto Fernández Díaz, Carina Mejías, Ramon de Veciana, Miquel Iceta, Alicia Sánchez-Camacho o Carme Chacón, por citar algunos?

Estamos orgullosos que desde Societat Civil Catalana hayamos contribuido a romper una dinámica viciosa en la que el independentismo era el único que tenía voz y voto, y haber contribuido a conseguir la transversalidad, que a un mismo acto puedan asistir y cohabitar gente de diversas sensibilidades políticas.

¿Ha contribuido SCC a evitar que la calle sea territorio exclusivo de los secesionistas, con sus carpas y con sus actos públicos?

No es fácil, pero intentamos montar todos los fines de semana diversas carpas por toda Cataluña, asistimos a concentraciones y actos, damos información y tenemos presencia pública. Pero todavía no hemos conseguido una normalización porque cuando algunas personas detectan a miembros de Societat Civil Catalana rápidamente son acosadas. Pero poco a poco vamos consiguiendo que se acepte que la calle es de todos, que es de lo que se trata.

La entidad ha estado desde el minuto cero en el punto de mira de los medios pro-proyecto independentista. ¿Han pagado un precio por su oposición a los planes secesionistas?

Sí que hemos pagado un precio. Somos gente que no nos dedicamos a esto, tenemos nuestra vida distinta a la política y somos personas insertadas en la sociedad civil. Y cuando te significas fuera de lo que se considera políticamente correcto dentro del mundo del nacionalismo, en el que hay tanto tonto útil y tanta gente que vive de esto, entonces te señalan por la calle y te acusan casi de todos los crímenes de lesa humanidad.

No hay piedad...

No es fácil, afecta a tu vida personal, familiar y social. Pero hemos de estar por encima de estos ataques, aunque hacen daño.

El pasado fin de semana SCC hizo una campaña en el Camp Nou reivindicando lo que es obvio, que hay muchos barcelonistas que no son independentistas.

La mayoría de seguidores del Barça, en Cataluña, no son independentistas, son catalanistas. Pero no solo hay barcelonistas aquí, los hay en el resto de España y en todo el mundo. Ya dijo un dirigente culé que el Barça era más que un club. Pero pensamos que ha de estar al margen de movimientos identitarios y limitarse a ser un equipo de fútbol que representa a mucha gente, porque la gran mayoría de ellos no son secesionistas.

Entonces esta campaña más que intentar que el Barça se moje por el proyecto común español lo que buscaba era desmitificar el teórico apoyo que el club da a la secesión...

Si nos remitimos a la historia, es curioso observar como el Real Madrid o el Espanyol fueron fundados por catalanes, y el cambio el Barça fue fundado por gente que no lo era, aunque luego se hicieron catalanes.

Pero la Cataluña del 2015 no es la de 1900.

Así es, la realidad es la que manda, y pesa mucho, y ahora estamos en una época en la que la manipulación de los sentimientos es muy intensa, y el Barça ha sido un factor de primer grado manipulado por el movimiento independentista. No hemos de olvidar que el pujolismo, desde siempre, ha tenido el palco del Barça como gran objetivo, para intentar coparlo al máximo. Y ha llegado el momento de decir basta, hay que convencer a los culés que más allá de la política hay otras cosas.

¿Cuáles son los proyectos de SCC para los próximos doce meses?

Hoy [día 23] celebramos el primer aniversario en el Teatro Principal, a las siete de la tarde. Durante el acto presentaremos las líneas maestras que desarrollaremos en los próximos meses. Y hemos cambiado de pantalla.

¿Cambiar de pantalla?

Hasta ahora Societat Civil nació como reacción ante la falta de respuesta por parte del Estado, incluso de la propia sociedad, ante un reto rupturista y secesionista como el que se vivía en Cataluña. Tras el 9N ha quedado claro que el separatismo es francamente minoritario, y esperamos que al final sea residual, aunque siempre existirán independentistas en Cataluña.

Ante el fracaso independentista, buscan nuevos retos.

Exacto, el 'hemos cambiado de pantalla' significa que de la independencia ya no queremos hablar, más allá de que sería un perjuicio, haciendo una ucronía, tanto para Cataluña como para el resto de España. La nueva pantalla es la de 'juntos y mejor', porque entendemos que hay un proyecto común, que es el proyecto español, en el que decimos alto y claro que esta España no nos gusta y que la queremos cambiar desde la sociedad civil.

¿Cataluña como motor de cambio de una España mejor?

Es el nuevo reto, y Societat Civil Catalana quiere formar parte de ese impulso, de esa necesidad de cambio, de esa regeneración que todos buscamos, en todos los ámbitos, en la política, la sociedad, la cultura, la historia, los medios de comunicación... Y a ello vamos a ayudar, desde Cataluña.

¿Qué más?

También queremos ayudar a dar una respuesta sentimental a los catalanes, en aquellos puntos que pensamos que nos podemos sentir agraviados. Con lealtad al proyecto común, pero intentado buscar soluciones a las disfuncionalidades de nuestra democracia. Y no solo en los ámbitos económicos, en el sistema de financiación o en la inversión del Estado en Cataluña...

¿En cuáles?

Hay dos piezas básicas a tratar: uno es el tema de la lengua y por eso apoyamos la existencia de una futura Ley de Lenguas en la que se reclame el catalán como una lengua española, pero que también reivindique el castellano en Cataluña. Y luego elaborar un relato nuevo de la Historia de España y buscar esos símbolos y nexos comunes que desgraciadamente ahora no existen. Y estas son las tareas que nos vamos a marcar para los próximos meses.

Quim Coll, vicepresidente de la entidad, definió en el libro 'Me gusta Catalunya, me gusta España' a la presencia de la bandera estrellada en la vía pública "como una bandera de coacción y chantaje, porque se intenta dar a entender que la historia ya está escrita, que ya está todo decidido". ¿Cree que la campaña de exhibición de este símbolo está reculando?

Queda un trabajo muy arduo por hacer, sobre todo dependiendo de la zona de Cataluña en la que uno habite. No es lo mismo el sentimiento secesionista que existe en Berga que en Santa Coloma de Gramenet. Hay dos Cataluñas nacionalmente opuestas.

Casos como el del Ayuntamiento de Calldetenes, al que la justicia ha condenado por no cumplir la ley, en este caso la Ley de Banderas, ¿creen que se podrán normalizar algún día para que no vuelvan a pasar?

Hay que ser realista y va a ser muy difícil, sobre todo en unas zonas muy concretas de Cataluña, que se aplique la ley de símbolos para que esté la bandera española en ciertos ayuntamientos. En SCC hemos empezado con algo tan entendible como es la retirada en los espacios públicos en período electoral de una bandera partidista que además no representa a todos los catalanes, como es la estelada.

Trescientas en espacios públicos...

Así es. Y actuamos en función de un auto que procedió de un juzgado de Sant Cugat del Vallés en el que se consideraba que la estelada era la bandera de un partido y que en procesos electorales no debía estar presente en el espacio público, por eso hemos pedido su retirada en un dossier que hemos presentado ante la Junta Electoral Central en el hemos fotografiado cada una de las esteladas existentes en cada uno de los municipios en lugares públicos. Más allá de esto espero y confío en la ley, pero no va a ser fácil conseguir la normalización porque hay que entender que hay unas sensibilidades muy fuertes y potentes en ciertos lugares de Cataluña. Y se han de superar con diálogo y con tiempo.

Una de las líneas de actuación de Societat Civil Catalana ha sido emprender acciones judiciales para exigir, en distintos ámbitos, que se cumpla la ley. Por lo que ha contado sobre la campaña de las esteladas en la vía pública se deduce que van a seguir este camino...

Siempre hemos dicho que no queremos judicializar la política catalana. Es triste tener que emprender acciones legales o pedir que el CAC nos ampare en algunos ataques que hemos recibido por parte de las televisiones públicas, o solicitar que un juzgado aplique la ley.

Pero no se rinden...

Claro que no, si lo tenemos que hacer, seguiremos en ello, no vamos a dudar, tenemos un equipo de juristas muy grande y muy potente, formado por decenas y decenas de abogados en distintos ámbitos y estaremos muy atentos para que se cumpla la legalidad vigente. Pero no es la principal labor de Societat Civil Catalana. Lo que buscamos ante todo es tender puentes, tal y como dijo el poeta, entre los distintos pueblos de España y, evidentemente, entre los propios catalanes. Porque la gran fractura que se está creando con todo el 'procés' es romper estos lazos entre los catalanes.

¿Cómo va la implantación territorial de SCC?

Estamos en plena fase de expansión, el 25 de abril celebraremos en Manresa la presentación en la Cataluña interior, con mucha gente de Berga, Igualada, Vic... Tenemos delegaciones en prácticamente todas las comarcas y en muchos pueblos. Y también contamos con presencia en Madrid, en Aragón, en Navarra y en otros puntos de España. Y en Bruselas, y próximamente vamos a establecer antenas también en Estados Unidos y en otras capitales europeas porque entendemos que la expansión internacional es fundamental para explicar desde otra óptica que el proceso independentista no ha sido bueno y sobre todo que los catalanes no queremos romper con España y lo que queremos es buscar los puentes de unión con el resto de pueblos españoles.

Además de la persecución mediática, SCC ha sufrido también el acoso institucional de algunos partidos políticos, tanto en la Cámara autonómica como en Bruselas, intentando criminalizarla. ¿Es de recibo que en una democracia pasen estas cosas?

Estamos en una tierra que vive una gran anomalía política. Cuando no se está a favor de lo que el teórico mainstream catalán decide, te persiguen. Y nosotros hemos sido perseguidos por grupos independentistas, y en este caso concreto con la colaboración entusiasta de una parte de ICV, que es lo más triste y lamentable. Pero tampoco queremos hacer más 'casus belli' de un tema que tiene corto recorrido.

¿Cuándo el Parlamento Europeo premió a SCC que sintió?

Una gran satisfacción y una responsabilidad importante, lo recibimos como un premio concedido a una asociación española, porque tenemos ese carácter, somos catalanes y nos sentimos españoles, y representábamos a muchísimos españoles que quieren seguir viviendo en la misma casa común.

¿Hubiera sido posible un premio en 2010 para una entidad que defendiera el proyecto común en Cataluña?

Era inimaginable hace cinco años, pero hace dos también. Las cosas han cambiado bastante y puedo asegurar que van a hacerlo mucho más en los próximos meses. Vamos a extender nuestra voz para que sea cada vez más potente en Cataluña.

¿El suflé independentista se acabó?

En absoluto, sube y baja, pero es cierto que el independentismo no tiene futuro. No puede ganar, pero no porque lo diga yo, sino porque lo han manifestado todos y cada uno de los líderes europeos y todas las personas con la que hemos hablado a nivel internacional. Lo tienen muy claro, es inviable. Incluso los mismos independentistas saben que no es posible. Pero hay que tener en cuenta que hay un número importante de catalanes que siguen creyendo que la secesión es buena y nuestra tarea es convencerles de que esa pantalla ha pasado y de que hemos de buscar que puentes de unión hay con el resto de España.

SCC se ha reunido con personalidades de diversas sensibilidades. ¿Hay alguien que no haya querido recibirles?

Esquerra Republicana. Nos hemos reunido con todos los partidos políticos e instituciones que hemos querido, la primera institución que nos recibió fue la Generalidad, y pudimos hablar con su presidente, Artur Mas, que estuvo muy amable y nos explicó su proyecto. Hemos departido con CiU, los sindicatos e incluso con las CUP. Y con Iniciativa, con todas las asociaciones empresariales de Cataluña y del resto de España. Pero ERC nunca ha atendido nuestra petición, y creo que es una falta de respeto hacia los catalanes que no nos sentimos independentistas.

¿Qué ha sido lo mejor de este año?

Ver la cara de satisfacción de miles y miles de catalanes que te dicen "ya era hora".

¿Y lo peor?

Los ataques a mi familia y a mi hija, que hemos sufrido por parte de independentistas.

¿Se ganará la batalla?

Sin duda.