Tiene fama de buen gestor. Es más seguro hablando de negocios que de política, momento en que la voz le tiembla algo más pese a su dilatada experiencia como consultor y alto ejecutivo. A pesar, incluso, de que sumaba 11 años al frente de la institución más política de la ciudad, allí donde coinciden la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona para manejar ingentes recursos vinculados al desarrollo económico de la ciudad. 

Cordón ha pasado más de una década al frente de la dirección de Fira de Barcelona. Salido de la factoría de Luis Conde (que seguro factura por su marcha a Zeta, por su sustitución ahora y ya lo hizo por su llegada), el hombre que ha decidido dejar a Josep Lluís Bonet la patata caliente de volver a organizar la institución ferial ha obtenido una altísima reputación gracias a la gestión desarrollada estos años. Su papel en la obtención, renovación y ejecución del congreso mundial de los móviles es innegable a estas alturas.

Más reputación, incluso, que la tiene su próximo destino profesional, la dirección ejecutiva de Grupo Zeta y la empresa que los Asensio, los Lara y un pagano mexicano han decidido sacar adelante con El Periódico de Catalunya como producto insignia. Justo eso es lo que más ha sorprendido de su abandono: no tanto que lo deje, como el destino profesional que ha decidido ocupar.

Las razones para salir son obvias: Cordón tiene a Bonet al final de su mandato. Al presidente de Freixenet y de Cámara de España le quedan meses al frente de Fira de Barcelona y se notan los aleteos de los buitres sobrevolando alrededor. Ningún presidente que ocupe ese cargo le dará tanta delegación y confianza como la que le otorgó Bonet. Tampoco debe tener ganas de pelear con los coletas del Ayuntamiento de Barcelona. El equipo de Colau puede tener la intención de interferir en la institución económica y quizá Cordón lo haya sospechado. 

Seguro que Pedro Fontana —hombre del consejo de Fira; cuñado del fallecido Juan Llopart, que ocupaba en Zeta el cargo que ahora desempeñará Cordón— ha tenido mucho que ver con el fichaje. Dicen que ante una buena oferta no hay que dudar demasiado, y que Grupo Zeta necesitaba a alguien con cierto tronío para despertar de su letargo y mala fortuna continuada.

Es muy probable que Cordón se haya marchado harto, sin más. Mientras esperaba una oferta irrenunciable de Telefónica, de La Caixa o de El Corte Inglés, llegó la de Grupo Zeta y le ha parecido suficiente ejercer de consejero delegado del grupo de comunicación. Quizá por perder de vista la politiquería de la Fira y, sobre todo, la que se avecina; quizá por agotamiento profesional en un proyecto. Lo cierto es que la vida produce extrañas paradojas: el director general de Fira de Barcelona más parco en comunicación, más temeroso ante la prensa y más inflexible ante la información referida a su persona acabará mandando sobre un grupo que se gana la vida con ese negocio.

En cualquier caso, buena suerte y bienvenido al circo de la comunicación.