¿Recuerdan la novela de Dan Brown que rompió todos los índices de ventas en los últimos años dando lugar incluso a una película taquillera: El código Da Vinci? ¿Saben que todo el lío de las filtraciones vaticanas tiene que ver con dos libros de nueva aparición que revelan irregularidades y corruptelas en la Santa Sede? 

La ficción y la realidad mantienen siempre una conexión mutuamente seductora. Una y otra se retroalimentan con frecuencia.

Les ofrezco una trama similar para novelistas faltos de argumento. También servirá para cuentistas andorranos que deseen generar fabulaciones que tengan un idílico escenario en las montañas de su país. Incluso para algún informador bisoño que desee concurrir a un concurso de reportajes periodísticos andorranos con un premio libre de impuestos y pagadero en el país.

Veamos: Andorra responde una comisión rogatoria al juez José de la Mata de la española Audiencia Nacional en la que aparece un papel, manuscrito por el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol. En ese documento se constata algo que contradice la confesión del propio político catalán que el 25 de julio de 2014 decidió admitir que su familia poseía cuentas corrientes en el Principado por las que nunca había pagado impuestos en España.

La contradicción radica en el hecho de que Pujol sostenía en su confesión que el dinero no era suyo, sino un legado de su padre a su mujer e hijos. El papel, sin embargo, atestigua que es él y no su hijo mayor el verdadero propietario de los fondos depositados en la entonces Banca Reig (hoy Andbank).

Se ha explicado por activa y por pasiva que ese documento lo escribió Pujol cuando su hijo mayor (Jordi Pujol Ferrusola, Júnior, según su alias) se divorciaba de su esposa Mercè Gironés. Para dejar claro ante la cónyuge que él no poseía más dinero para repartir entre ambos, el banco fue avisado de que la cuenta no era de su titular de entonces sino del padre.

Aquel papel no figuraba en la relación de documentos que Andbank preparó en un inicio sobre los movimientos de los Pujol en el país vecino. Ha llegado a última hora. ¿Quién ha podido mover ese papel?, se preguntarán. En nuestra hipotética novela hay dos personajes con capacidad para conocerlo y que podrían parecerse a personas reales: el primer accionista de la entidad, Manel Cerqueda (en nombre de su familia), y el que ha sido consejero delegado del banco, Jordi Comas, desde 2008 hasta el pasado marzo.

Imaginemos que Comas, despedido después de un desprestigiante incidente de violencia doméstica, está negociando la indemnización que le corresponde por ser despojado de sus funciones en Andbank. Supongamos que se habla de millones de euros y que amenaza con desvelar ese documento. Hagamos la cábala última de que, al filo de la entrega del material a la justicia española, los Cerqueda prefieren adelantarse a un hipotético chantaje de su alto empleado y lo libran en la comisión rogatoria. Así se sabe, al fin, que Pujol admitió en algún momento que poseía unas cuentas opacas de las que era beneficiario.

Sí, es obvio que el argumento es de una complejidad novelesca difícil de comprender para los profanos. Pero añadamos que los Pujol, padre e hijo mayor, han suspendido sus relaciones con los Cerqueda, a quienes les unía una larga amistad, por considerarlos sospechosos de filtrar en su día la existencia de las cuentas justo después del momento que se trasladan a la competencia (BPA).

Pónganle por en medio algún personaje del Opus Dei, reúnanlos en una iglesia románica de gruesos muros para evitar las escuchas de los servicios de inteligencia y añadan una pizca de sexo, otra de suspense, cuentas numeradas, teléfonos móviles andorranos y tendrán todo un guión para escribir o llevar a las pantallas.

Cuando TV3 deje de ser un instrumento mediático al servicio de una parte del país podría animar a algún importante cineasta a darle forma al asunto. Su proximidad a la realidad lo haría atractivo para el gran público, como lo fue en su día Nissaga de poder al retratar una parte de la catalanísima guerra del cava.