Alejandro Tercero opina sobre la amnistía del 'procés'
Mensaje de Europa: líala sin miedo que habrá apaciguamiento
"Ahora que a Puigdemont le quedan dos telediarios para volver a España –los mismos que para la rehabilitación completa de Junqueras–, parece que ya están todos listos de nuevo"
Ahora que a Puigdemont le quedan dos telediarios para volver a España –los mismos que para la rehabilitación completa de Junqueras–, parece que ya están todos listos de nuevo.
El Estado ha pedido perdón a los líderes del procés y éstos han reocupado sus espacios de poder (o están a punto de hacerlo) con los estómagos bien henchidos.
Ni siquiera se ha considerado razonable apartarlos de la política después de la que liaron.
A Josep Rull, por ejemplo, uno de los cabecillas del intento de golpe al Estado (y uno de “los jóvenes ‘talibanes’ de CDC”, según decía La Vanguardia en 1998), le cayeron 10 años y medio de prisión e inhabilitación por sedición en 2019. Hoy lleva año y medio como presidente del Parlament. Cobra 140.000 euros al año.
Su compañero de celda en Estremera, Jordi Turull, fue condenado a 12 años de prisión e inhabilitación por sedición y malversación. Lleva tres años como secretario general de Junts per Catalunya. Su sueldo es secreto.
Jordi Sánchez, presidente de la ANC durante el 1-O, fue condenado a nueve años de prisión e inhabilitación por sedición. Hoy lleva dos años como director de derechos sociales de la Sindicatura de Greuges, tras ser recuperado por Esther Giménez-Salinas. Cobra 96.437,74 euros al año.
Pero que nadie se sienta ofendido, por favor. Según el abogado general de la UE, Dean Spielmann, la amnistía se ha aplicado de forma correcta para “superar las divisiones del pasado en pro de un interés superior de apaciguamiento”.
