Se nota que es verano, y no solo por las altas temperaturas. Como es habitual en estas fechas, la actualidad informativa decae, y los grandes temas vuelven a ser las altas temperaturas, los incendios y los líos en los aeropuertos, aliñados este año con la soporífera (pero importante) formación del nuevo Gobierno, el caso Daniel Sancho y las muertes de famosos: en las últimas horas han fallecido, entre otros, el ciclista Federico Martín Bahamontes; el novio de Sandra Bullock, Bryan Randall, y el director William Friedkin (El exorcista y The French Connection, entre otras). Aun así, la sensación es que nos han dejado muchos más, y es que, a falta de noticias, algunos optan por inventarlas y otros, peor aún (me refiero a medios de comunicación), les dan veracidad a los bulos y los difunden. 

El lunes, algunos medios mataron al filósofo Fernando Savater y al cantautor José Luis Perales. Noticias falsas de este tipo son habituales en Twitter, donde no hay filtro y cualquiera puede alcanzar una gran repercusión con un bulo que se va haciendo más y más grande. Y no son nuevas. Todavía recuerdo la supuesta muerte de Orlando Bloom antes del nacimiento de las redes sociales. Lo que no es tan habitual es que los medios les den veracidad; como mucho, y siempre en busca del clic, se escriben desmentidos: “Twitter mata a…”. Lo del lunes fue tremendo. Y se da la paradoja de que de la no noticia se crean, al menos, dos titulares: el fallecimiento y la resurrección. “Estoy más vivo que nunca”, tuvo que aclarar en un vídeo el creador de Un velero llamado Libertad. Para colmo, la sociedad consume estos hechos.

Es verdad que estas cuestiones son más entretenidas que la política, donde todo sigue igual: ni Feijóo ni Sánchez tienen los apoyos para gobernar (¿no sería más fácil y razonable que ambos se pusieran de acuerdo?). Por cierto, el líder del PSOE ya ha comenzado con las concesiones a sus socios, y la primera damnificada es Meritxell Batet, que ha renunciado a postularse siquiera como candidata para presidir el Congreso en la nueva legislatura. A ver hasta dónde cede Sánchez en esta ocasión para seguir en la Moncloa, pues no olvidemos que cambia a menudo de opinión y que en estos cuatro años ha indultado a los líderes del procés, ha eliminado la sedición y ha reformado la malversación. De todos modos, a quién le importa la política o el instituto que llama comodones a los castellanohablantes mientras haya bulos y memes con los que pasar el rato. Así está el patio.