Suerte tienen los políticos de que ni el desastre al que nos guían borra el sentido del humor de la gente. El último mensaje del Govern es que una de las excepciones para eludir el confinamiento municipal sería la asistencia a mítines electorales, porque lo contrario choca con el derecho fundamental a la participación política. Luego se han desdicho (a medias), pero el apunte ya ha calado, ha confundido y ha indignado a trabajadores y empresarios que tienen prohibido levantar la persiana por la pandemia. A los representantes del pueblo les encanta nombrar en vano la democracia y los derechos fundamentales.
Lógicamente, todos los sectores que sufren las restricciones del Govern se están revolviendo contra la Generalitat por la permisividad con los mítines electorales --esos apasionantes actos que todos deseamos presenciar o ver en diferido--, mientras esta pone palos en las ruedas del ocio, la restauración, la cultura y hasta el comercio. “¡No somos gilipollas!”, gritaba el actor Bruno Oro ante las incongruencias del Ejecutivo catalán. Su propuesta pasa por dejar sin micrófonos a los políticos, para que se queden afónicos.
Algunos seguidores del Sabadell, por su parte, sugieren de modo simpático que se celebre un mitin electoral en la Nova Creu Alta este lunes, en el descanso del partido ante el Logroñés. Los arlequinados, que acaban de regresar a la élite, empiezan la jornada fuera del descenso, pero necesitan sumar en casa y los aficionados podrían darles un empujón muy necesario. Sin embargo, aún no está permitida la presencia de público en los estadios de fútbol, pero si resulta que los fans pasaban por allí para escuchar a algún político…
Aparte de esta anécdota, llama la atención el aumento de partidos políticos que han aparecido en las últimas horas. Todos ellos organizan mítines este mismo fin de semana, y los están dando a conocer por medio de WhatsApp. Son ejemplos de ello el PAP (Partit Arrossaire de Pals), el PVC (Partit de Valls per la Calçotada), el PTC (Partit de Trinxat de la Cerdanya) y el PGRP (Partit de Gambes Revolucionàries de Palamós). Quien se quede en casa es porque quiere. Lástima que no lleguen a tiempo para presentarse al 14F. Seguro que nos darían grandes momentos.
Sea como fuere, ya ha comenzado la campaña más atípica. Los partidos ya han empezado una carrera de 14 días para decirles a los suyos lo que quieren escuchar. Esta vez, de forma mayoritaria, lo harán a través de internet, aunque se permiten los mítines; cada formación se hará responsable de la gente que acuda. Del mismo modo, se despejan algunas incógnitas del día de las votaciones. Parece que todavía queda algo de sentido común y los responsables de las mesas tendrán EPI y un test de antígenos a su disposición. Lo que no cuadra son las franjas de votación. ¿Por qué será que el Govern insiste en que los contagiados vayan a última hora del día en lugar de promover el voto por correo para ellos (y para todos)? Muchos ya lo han solicitado.
El riesgo de contagio, en cualquier caso, es mínimo si se respetan todas las medidas --como ya apuntamos en otros artículos--, por lo que no hay razón para suspender los comicios (a falta de que la justicia se pronuncie y nos deje con la campaña a medias, que todo puede pasar). Cierto es que, en el mejor de los escenarios, si Cataluña hubiera tenido unos buenos gestores centrados en lo que de verdad importa, si todo fuese relativamente bien incluso con la pandemia, no habría inconveniente en aplazar las elecciones unos meses. Pero como llevamos muchos años de todo lo contrario, urge la formación de un Govern que se ponga a trabajar, saque adelante unos presupuestos, invierta con cabeza los fondos europeos y busque ya la manera de darle la vuelta al calcetín. Así que… ¡a votar!
La parte más triste de las elecciones es que perderemos a Meritxell Budó como portavoz. Sustituyó a Elsa Artadi en 2019 y comenzó por todo lo alto: en una conferencia de prensa, se negó a responder en castellano las preguntas que antes no se hubieran realizado en catalán. Se disculpó por ello. Pero su penúltimo mensaje --sin detallar otros que nos ha dejado en estos casi dos años-- ha vuelto a agitar el avispero, al anunciar que se levantaría el confinamiento municipal para garantizar “el derecho de participación política” (acudir a los mítines). Esta vez han sido sus compañeros de filas los que han reculado por ella; los mismos que querían suspender las elecciones por la pandemia y, poco después, llamaron a votar en masa el 14F. Ver para creer.