En la cultura contemporánea norteamericana, woke significa estar alerta y au courant de los problemas e injusticias sociales. Es un dado cargado, que inflama las pasiones en ambos lados del espectro político actual.

El wokeísmo tiene en su mirilla principal los temas de la discriminación racial y esta siendo expresado hoy en día en peligrosos avances culturales y educativos. Estando ya en desacuerdo con la igualdad racial, un fin bueno y loable, el wokeísmo ahora apunta por la Teoría Critica Racial, donde se le enseña a los niños y jóvenes de tez blanca a odiarse a sí mismos y sentirse culpables por hechos históricos que no tienen nada que ver con ellos.

Ejemplos del wokeísmo en las escuelas e universidades norteamericanas sería un profesor que recrimina duramente a un joven por no saber en un examen que comprar ropa de segunda mano es un ejemplo de privilegio blanco, o white privilege, y por lo tanto una conducta racista.

Otro ejemplo del wokeísmo está perfectamente ejemplificado en el secretario de Transporte Pete Buttigieg, quien, después de regresar de su baja de dos meses por paternidad en plena pandemia, ha anunciado que se investigara y destruirá toda carretera o vía racista y se construirán nuevas carreteras y calles no racistas. Realmente, la explicación de esta lógica no es posible, ya que el análisis cuerdo de semejante joya del pensamiento eludiría al mismo Platón.

Otra vertiente política de sumo interés para el wokeísmo es la identificación del género. En la actualidad, el Estado de Nueva York admite que sus empleados públicos escojan entre 31 posibilidades para identificarse, incluyendo ser “pangénero”, “genero fluido” o “persona de experiencia transgénero”. Facebook, la plataforma que bien pudiera hacer alarde del mas bajo coeficiente intelectual común, ha admitido 71 identidades de genero, aunque el número es “fluido”.

Increíblemente, el FBI se ha unido ahora al movimiento woke y a hecho hincapié en la vigilancia de elementos radicales del terrorismo interno, léase padres de niños en escuelas que cuestionan y se oponen a que sus hijos aprendan la Teoría Critica Racial y las teorías pangéneras. Así es, la caza de los padres que quieren proteger a sus hijos de daño psicológico es una prioridad para los agentes del famoso Bureau Federal de Inteligencia.

No quedándose atrás, tenemos los anuncios de reclutamiento de la CIA en su canal de Youtube, donde una agente latina se identifica como cisgénero milenial, capaz de cambiar pañales con una sola mano. La propaganda le ha hecho ganar a la Agencia Central de Inteligencia duras criticas tanto de parte de los republicanos como de los demócratas progresistas, por querer adueñarse de su terminología preferida. Según Donald Trump Jr., los chinos y los rusos deben de estar muriéndose de la risa.

Si lo que leen parece el guion de una comedia, es entendible. Cuando lo absurdo es lo cuerdo y lo cuerdo es castigado, es hora de decir “Houston, tenemos un problema”. Aunque los astronautas del Apollo XXIII pudieron regresar y tocar tierra firme. Si el país sigue por el sendero woke, no habrá marcha atrás. Esperemos que reine la cordura.