Aparentar que haces una cosa cuando en realidad estás haciendo otra es una de las grandes especialidades de Pedro Sánchez, como han podido comprobar recientemente nuestros queridos separatistas con los bromazos de la amnistía y del uso del catalán en la Unión Europea.
Por lo que respecta al primer tema, los letrados del Congreso nos acaban de salir con que la cosa es probablemente inconstitucional y que habría que manosear a fondo la Carta Magna para encontrar alguna manera legal de salvarles el pellejo a los amotinados de octubre del 17 (por no hablar de lo que tengan que decir al respecto en la Unión Europea, donde tampoco tienen muy clara la concesión de dicha amnistía, dado el posible despilfarro de dinero público de la comunidad).
En cuanto a lo del catalán en Europa, el tema se ha caído de la agenda en cuanto España dejó de ostentar la presidencia temporal de la Unión. Según Sánchez, no pasa nada, ya que Bélgica se va a encargar del asunto, que se resolverá en un periquete, pero todos tenemos la impresión de que, conseguidos los objetivos que le llevaron a considerar fundamental que se hable catalán (y euskera, y gallego, y bable, y silbo canario y lo que haga falta) en las instituciones europeas, se ha quitado el muerto de encima aprovechando que ya no está al mando de la UE y se lo ha arrojado a los belgas, que para eso tienen refugiado a Puigdemont desde hace seis años.
Aparentemente ajenos a las trapisondas de Sánchez, nuestros lazis siguen haciéndose el chulo y pidiendo la luna: ahora les ha dado por incluir a Laura Borràs en la lista de candidatos a la amnistía, aunque no se la persiga por independentista (¡lawfare, lawfare!), sino por (presunta) mangante. Juraría que el presidente del gobierno está creando escuela entre esos socios que no por ello dejan de ser adversarios, quienes, al igual que él y como demuestra el caso Borràs, aparentan hacer una cosa cuando pretenden otra muy distinta: todo parece indicar que en el próximo congreso de Junts x Catalunya se va a defenestrar a Laura Borràs (que ha caído en desgracia chez Cocomocho) y a sus tres principales secuaces (Dalmases, Cuevillas y Madaula), con los que compone nuestra particular Banda de los Cuatro.
Si piensas ejecutar a la Geganta del Pi, me pregunto, ¿para qué te molestas en incluirla en la lista de agraciados por esa amnistía que das por segura, aunque pueda demorarse eternamente y te encuentres con que:
1/ Ha habido cambio de gobierno y el PP no está por la labor.
2/ Sánchez sigue al mando de la nave, pero ha encontrado otros socios un poco más fiables y pasa de ti como de la mierda?
Pues intuyo que, para ganar tiempo, que es lo que hace Sánchez con cada una de sus generosas concesiones al procesismo, y para que Borrás se haga la ilusión de que se sigue contando con ella y nadie piensa en darle la patada, como parece ser el caso. La Geganta del pi se ha ido convirtiendo en un sujeto molesto para los de Puchi con su independentismo radical y su insistencia en que ella es inocente en el caso de los trapis con el camello de Convergencia. Aunque es un fanático y un energúmeno, Turull, siguiendo instrucciones precisas de Waterloo, se ha disfrazado de nacionalista pragmático y va que chuta con la amnistía para su jefe, por mucho que saque pecho, se ponga farruco (cual Míriam Nogueras), exija cosas imposibles y salga, aparentemente, en defensa de su inmediata superior (cuyo cargo heredará en cuanto se la quite de encima, supongo).
Las leyes sanchistas que rigen en su Planeta Paripé empiezan a regir también en el Planeta Lazi, y en ambos se tiene ya como lema “Di una cosa y haz otra”. ¿Amnistía?: ¡ahora mismo! (y lo que te rondaré, morena). ¿Qué se hable catalán en Europa?: ¡Por supuesto! No me ha dado tiempo a cerrar todos los flecos, pero tranquilos, chavales, que los belgas están en ello (tema eliminado temporalmente de la lista de prioridades inmediatas de la Unión). ¿Qué hay que incluir a Laura Borràs en la amnistía? ¡Evidentemente! (aunque de aquí a unos meses me la saco de encima a ella y a toda su pandilla basura).
Sánchez es un maestro en la práctica del timo de la estampita, pero hay que reconocer que Tururull apunta maneras.