Los fumadores no tenemos alternativa. Sólo una, dejar de fumar. Así, sin más, porque el Ministerio de Sanidad ha decidido "aconsejar", de buen rollo, que no se fume, of course, pero tampoco que se puedan utilizar alternativas porque la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial desaconseja los cigarrillos electrónicos y también los productos de tabaco sin combustión porque tienen riesgo para la salud.

Soy fumador e intento buscar alternativas porque, cada vez que intento dejar de fumar, fracaso. Por eso, me sorprendió la noticia que ha pasado casi sin pena ni gloria. Leí la nota de prensa de este organismo oficial dependiente del ministerio y en el que están presentes todas las comunidades autónomas. Lo sorprendente es que en la nota de prensa no hay ninguna referencia a estudios científicos, aunque concluyen recomendando "no consumir ninguno de estos productos", desde una posición maximalista, porque son nocivos para la salud. Y esto lo dicen cuando el 70% de los fumadores fracasan en su intento de dejar de fumar. O sea, los condenan a seguir fumando porque les dejan, nos dejan, sin alternativas, y sin tener en cuenta que hay en el mercado nuevos productos que favorecen el abandono del cigarrillo tradicional para muchos fumadores. Son el clavo ardiendo donde agarrarse tras el enésimo fracaso.

El Ministerio de Sanidad nos condena a seguir fumando porque nos deja sin alternativas

Estas alternativas son la única salida que encuentran miles de fumadores habituales porque vapear es una forma de fumar mucho menos nociva, como lo es fumar cigarrillos sin combustión. Nuestras autoridades sanitarias afirman que estos nuevos productos son nocivos, sin mucho más, sin mirar siquiera lo que hacen países de nuestro entorno, que sustentados en estudios médicos y científicos abren la puerta a estas nuevas formas "que han demostrado tener un gran éxito y ayudar a miles de fumadores a sustituir el tabaco por alternativas menos nocivas".

Como fumador que busca una salida he dedicado estos días a leer lo que piensan allende nuestras fronteras. Por ejemplo, el caso británico, donde la línea de trabajo pasa por apostar por el desarrollo de productos con nicotina de menor riesgo porque no es lo mismo calentar tabaco que quemarlo. O sea, para los científicos ingleses estos productos tienen menor riesgo y son una alternativa menos nociva. Aquí en España, la posición es más clara: si eres fumador, fastídiate. La alternativa es talibán, dejar de fumar y punto. No creo que el alarmismo sea la solución. De hecho, se ha demostrado que no lo es, porque entre otras cosas no tiene una base científica, o al menos es discutible. Ya se sabe, aquí somos más del todo o nada. Queremos ganar por 5-0. No hay término medio. Una lástima.