La mesa de diálogo se ha celebrado. Por fin. Porque lo tuvo crudo, difícil, le faltó un ‘tris’ para no celebrarse. Pero ERC pasa por todo para que se celebre, para que haya diálogo, para que haya Presupuestos --antes de verano--, y para que se celebren elecciones en Cataluña cuanto antes. Pero todo tiene un orden. Y el orden empieza por la mesa de diálogo. Y a punto estuvo de no celebrarse. Porque lo acordado era ‘diálogo de Gobierno a gobierno’, no de representantes sacados de las bodegas del fugado Puigdemont. Ahí el Gobierno central se rebeló y a punto estuvo de suspenderse. Pero el interés gubernamental del Gobierno primó sobre el cabreo y, al fin, hubo diálogo en la mesa de negociación. Hemos empezado. Vamos a continuar. Lo importante es el Gobierno y los escalones que, poco a poco, se van escalando para afianzar el Gobierno de Pedro y Pablo.

En la Moncloa sentó fatal la elección de los representantes del Govern catalán que acompañarán al President Quim Torra. Fatal. Redondo se subía por las paredes. Pateaba las mesas. En vez de palabras, por la boca le salía espuma. Menos mal que no se entendía lo que decía. Mejor. No quedó nadie en pie del quinto cielo para abajo. Llegó la calma. Se impuso la sensatez. Torra, por mandato del Puchi, parece que es un simple montículo, sólo quiere follón. Que arda todo.

Pero Esquerra (ERC), con Junqueras y Rufián, no entran al trapo ardiendo que cada día les muestra Puigdemont. Impera la sensatez. Quieren diálogo. Después elecciones y Presupuestos. O Presupuestos antes, que se aprueben con su abstención y así quedan implicados en los mismos y los ataques que recibir por los representantes del JxCAT serán los mínimos. Esto se apoya en lo debatido en el Congreso el martes y lo que se aprueba en el mismo --el techo de gasto-- este jueves. Todo está muy controlado. Incluso la mesa de negociación que ayer inauguraron. Pero Borrás advierte en el Congreso que “no hay solución al problema al margen de las urnas”. Queda dicho. Todo pasa por un referéndum.

Está bastante claro lo que quieren los enviados de Cataluña. Lo ha dicho la portavoz del Govern, Meritxell Budó, al afirmar que la comitiva que encabeza el President planteará en la mesa el “derecho de autodeterminación”, “amnistía para los encausados por el Procès” y “fin de la represión”. Todo muy claro y entendible.

Vamos a negociar. A seguir negociando. Mientras tanto se aprueban los presupuestos. Después dedicamos el tiempo a la campaña de las elecciones autonómicas catalanas. Seguimos negociando en la mesa. ¿Quién ha ganado en Cataluña? ¿Quién forma Govern? ¿Quién es el President? Seguimos negociando en la mesa. No pasa nada. Imposible la autodeterminación. Seguimos negociando. Imposible la amnistía. Buscar otra manta con lo que envolver la semilibertad de los presos. Seguimos negociando. Llevamos un año en el Gobierno. Ya podemos ir por libre. A seguir. Aunque haya que prorrogar los Presupuestos. Los prorrogamos. Ya estamos en 2022. Casi en el año 2023. Empieza la campaña de Elecciones Generales. Y todos embobados mirando la mesa de negociación. Y Pedro y Pablo gobernando a su capricho. Nueva etapa.

Porque todos los asuntos de negociación son inasumibles para el Gobierno central. Éste pretende poner sobre la mesa el documento de 44 puntos que el presidente, Pedro Sánchez, le llevó a Quim Torra hace veinte días en el encuentro que ambos mantuvieron en el Palau. El documento se titula Agenda para el Reencuentro e incorpora medidas en diversos ámbitos, como evitar la “judicialización de la política”, garantizar el diálogo institucional, una reforma de la financiación autonómica, el impulso a las infraestructuras o una financiación suficiente de diversas políticas sociales y servicios de la Generalitat.

Todo esto, claro, con la seguridad de que el Ejecutivo va a aprobar sus Presupuestos Generales para este año. Con el apoyo de ERC, ya que sólo así podrá haber recursos suficientes para atender todos esos compromisos.

Ya lo advirtió la vicepresidenta Calvo el pasado martes al sugerir que estaría bien aparcar las posiciones no compartidas, las más radicales, para permitir avances en otras cuestiones, como las contempladas en los 44 puntos propuestos por el Gobierno. Pero hay miedo por los representantes catalanes que no representan al Govern, sino a Puigdemont como Elsa Artadi y Josep Rius, del círculo íntimo de Puigdemont. Los ha metido para montar el follón y buscar la retirada del Gobierno Central, que a punto estuvieron de conseguir. Pero Gabriel Rufián y Adriana Lastra impusieron sensatez en Moncloa para empezar el diálogo en la mesa. Ellos se han quedado en la orilla de la negociación. Prudencia.

“Sólo se puede avanzar empezando” ha asegurado la vicepresidenta Calvo. Es hora de hablar. Aunque no parece que en esta primera reunión haya habido acuerdos. Por lo menos se dialoga. Si hay calendario habrá reuniones y diálogo Y los acuerdos ya llegarán. Se supone. Puede que los ‘amigos’ de Puigdemont lo que busquen sea la bronca y el incendio. Entonces… elecciones, señor Torra. Sin incendios deja de existir Puigdemont y eso no quiere que suceda. Le va la supervivencia. Torra pedirá permiso a Puigdemont para todo. También para convocar las elecciones. Llegarán, a pesar del Puchi.