Uno de los temas que más preocupan a los españoles –y que los políticos nos recuerdan constantemente– es la vivienda. El acceso a la vivienda es cada vez más complicado para los jóvenes, familias con pocos recursos y, en general, para todos porque, hoy, no es fácil encontrar un alquiler, incluso aunque se disponga de medios económicos suficientes para poder afrontar la renta mensual.

Es una cuestión que de inicio parece compleja, pero ¿por qué es tan difícil encontrar una solución? Y la cuestión, ¿los políticos realmente buscan una solución? Sinceramente, creo que no.

Este verano hemos estado con unos buenos amigos de viaje y un tema recurrente en nuestras sobremesas era precisamente el tema de la vivienda. ¿Por qué no se buscan soluciones efectivas? ¿Realmente es tan difícil solucionarlo? Llegamos a la conclusión de que no es tan así, que hay medios y formas de solucionarlo, pero para ello hay que querer hacerlo y, sobre todo, los que tienen que poner medios y ganas son los poderes públicos. Concluimos que esos medios no tienen que ser económicos: el mercado de oferta se podría ampliar contando con locales de negocio que se puedan transformar en vivienda.

El año pasado, precisamente cuando también estábamos de viaje con estos amigos, les intentaron okupar un local que habían comprado hacía poco. Por suerte pudieron evitarlo, pero sigue vacío porque no han podido alquilarlo como negocio ni tampoco lo han podido transformar en vivienda. Está situado en una zona básicamente residencial, en la que los negocios se abren y cierran rápidamente porque no salen rentables.

Se trata de un local que es fácilmente convertible en vivienda, se parece a los locales del Eixample de Barcelona, en los que se tenía la vivienda en la trastienda y el comerciante tenía su negocio en la parte que daba a la calle y detrás vivía con su familia. Pero el ayuntamiento se lo tiene bloqueado porque ni se alquila como local ni se puede transformar en vivienda, pese a estar en un barrio en el que los anuncios de alquileres no duran ni una hora. Eso sí, un local muy parecido y a pocos metros se encuentra okupado y al consistorio no parece importarle. ¿Esa vivienda sí es correcta?

En todos los pueblos y ciudades nos encontramos con que hay infinidad de locales vacíos, sobre todo en las zonas residenciales, y no se pueden transformar en viviendas porque, normalmente, las ordenanzas municipales limitan el número de viviendas por entender que existe una gran densidad de población. La situación me parece un contrasentido, ya que por un lado tenemos escasez de viviendas, pero, por el otro, como hay mucha población viviendo en esa zona no se pueden transformar los locales en casas.

Esta dualidad de local y vivienda que se permitió durante muchos años actualmente es prácticamente imposible y lo mismo sucede con la transformación de un local en vivienda, pese a cumplir todos los requisitos técnicos y legales que se requieren para obtener una cédula de habitabilidad.

Es evidente que tenemos un problema con el parque inmobiliario, hay más demanda que oferta y los pisos que se pueden alquilar no están al alcance de todos los bolsillos. Unido a este problema nos encontramos el de la inquiokupación. Gracias a la nueva Ley por el Derecho a la Vivienda los procedimientos judiciales se eternizan. De hecho, para iniciarlos, como seas gran tenedor puedes tardar la vida y, cuando ya por fin entras en la rueda del juzgado, declaran al inquilino vulnerable y ya tienes el procedimiento suspendido y le tienes que facilitar la vivienda y no el Estado. Por eso los propietarios prefieren tenerlos cerrados que alquilados.

Una de las causas de esta paralización de los procedimientos judiciales es que los poderes públicos no encuentran viviendas para ofrecer a estas familias y ello me lleva a la primera cuestión, ¿y si ampliamos el parque inmobiliario de viviendas con los locales?

La situación es que muchos locales se podrían transformar en vivienda porque cumplen todas las condiciones para tener cédula de habitabilidad, pero la normativa es muy restrictiva y lleva a que sea casi imposible, sobre todo por el tema demográfico.

Creo que los poderes públicos y todos los políticos deberían hacer una reflexión sobre esta cuestión y, precisamente, si existe un exceso de población y no hay vivienda para todos se deben tomar medidas efectivas y no populistas. Un ejemplo en esta cuestión lo encontramos en el Gobierno balear, que hace pocos meses aprobó poder adaptar locales como viviendas, siempre que cumplan una serie de condiciones. Una medida que aplaudo y que seguro que podría llevarse a cabo en muchas más poblaciones y que haría mejorar el mercado.

Por tanto, señores políticos, busquemos soluciones y no problemas.