Este mes de agosto ha tenido lugar la XV cumbre del grupo BRICS (Brasil, Rusia, la India, China, Sudáfrica) en Johannesburgo, bajo el lema Los BRICS y África: asociación para el crecimiento mutuamente acelerado, el desarrollo sostenible y el multilateralismo inclusivo. La reclamación de los BRICS es que el desarrollo es un derecho inalienable de todos los países, no un privilegio de unos pocos, en alusión a Estados Unidos y los países occidentales.
La evolución de los BRICS también ha ido de la mano del crecimiento, en especial de China, seguida de la India; de hecho, los BRICS han pasado en 20 años del 5% al 25% del PIB mundial y estas dos economías es probable que sean la segunda y tercera del mundo antes de 2030. Los máximos representantes de los BRICS se han reunido para hablar de seguridad, comercio, geopolítica, economía, tecnología y la aprobación de la adhesión de nuevos socios.
Los nuevos socios para 2024 aceptados son Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Argentina, Egipto y Etiopía y, con ellos, los BRICS ya representarán al entorno del 40% del PIB mundial y más del 50% de la población mundial además de ser países ricos en materias primas, minerales y petróleo, sin hablar de la potencia militar.
Xi Jinping, presidente de China, dijo que los países emergentes son más relevantes en el ámbito internacional y que la cumbre contribuiría en gran medida a la configuración de un nuevo orden económico y político global en el cual los países BRICS deben ser pares en el camino del desarrollo y oponerse a los actos de desacoplamiento y perturbación de las cadenas industriales y de suministro, en referencia a las sanciones tecnológicas de EEUU contra China. Es decir, los BRICS quieren ser independientes, pero necesitan el mercado y suministros a nivel global para seguir creciendo, en especial en el ámbito tecnológico.
El desacoplamiento también lo están intentando hacer con la desdolarización, primero a través de transacciones con sus propias monedas y más tarde, si es posible, a través de un medio de pago común, una moneda supranacional (veremos si criptomoneda) a la vez que cambiando su dependencia de organizaciones como el FMI, con la creación del Nuevo Banco de Desarrollo (Banco BRICS).
En ese sentido, la economía basada en las nuevas tecnologías es la que más está creciendo y para ello requiere de materias primas y de productos de valor añadido. China, como la mayoría de los países, intenta ser soberana y líder tecnológicamente, aunque, de momento, en esta carrera, la globalización de los mercados y el conocimiento nos hace interdependientes. Los BRICS también hablaron sobre inteligencia artificial (IA), digitalización y tecnologías del espacio, en donde India indicó que ya se ha trabajado en una constelación de satélites de los BRICS.
Todo esto precisamente al mismo tiempo que aterrizó su primera sonda en la Luna. En el mismo sentido, el presidente chino dijo que era necesario trabajar juntos para reducir los riesgos asociados al uso de las tecnologías de IA. Con la inteligencia artificial y la transformación digital de todo, la dependencia de los semiconductores es total. No por casualidad China quiere recuperar el control de Taiwán, en donde la empresa TMSC produce el 50% de los chips más sofisticados del mundo, algunos aplicados a las nuevas aplicaciones de la IA.
La coexistencia del nacionalismo tecnológico con la globalización del mercado empieza a ser difícil. De hecho, la concentración de valor y nuestra dependencia de algunas empresas tecnológicas del mundo (big tech) es más que evidente, muchas americanas, otras chinas y, en menor proporción, del resto.
Yo suscribiría las palabras del líder sudafricano: "El mundo está cambiando. Las nuevas realidades económicas, políticas, sociales y tecnológicas exigen una mayor cooperación entre las naciones", si no fuera porque no sé si los valores de los BRICS van en sintonía con este discurso. Lo que sí que está claro es que, si no empezamos a tener una estrategia innovadora, nuestro futuro estará entre el poder de los BRICS, las potencias innovadoras y las big tech porque nuestra economía depende de ellas.